domingo, 15 de junio de 2025

SIN DÓLARES NO HAY PARAÍSO

 


SIN DÓLARES NO HAY PARAÍSO
Diego Dequino, 12/06/2025

Argentina pudo esquivar el infierno de la hiperinflación, pero desde ese momento se asentó en el purgatorio y parece aún no salir de él. 

Ya sabemos, son demasiados los pecados económicos cometidos por los argentinos, como para asegurarnos una larga estadía en el purgatorio.

Por eso, mientras el peso argentino se hace fuerte, fruto de la baja en la inflación, las medidas de austeridad en materia de gasto público, el manejo profesional de la política monetaria que ha llevado a no emitir en demasía moneda por encima de la demanda, mientras eso ocurre, los argentinos, sin embargo, seguimos obsesionados con el dólar.

El foco, entonces, sigue estando sobre el precio del dólar, sus causas y sus consecuencias.

En el blanqueo de capitales para que las personas y empresas llevaran a los bancos sus dólares atesorados o los trajeran del exterior.

En las medidas para que la gente saque los dólares del colchón y los gaste.

En la sangría de dólares gastados debido a la expansión exagerada de los viajes al exterior de los argentinos. 

En la búsqueda de financiamiento que lleva adelante el Tesoro con el crédito plus del FMI  o con bonos de nueva deuda.

También con el Banco Central haciendo REPO -préstamos transitorios- con bancos del exterior o emitiendo deuda para las empresas que quieren girar dividendos al exterior.

Entonces el gobierno, aunque reniega, siempre vuelve sobre el punto: conseguir de manera creativa los dólares que  no quieren comprar en el mercado, para no convalidar un valor más alto en el precio de la divisa.

Muchos de los votantes del presidente Milei siguen aguardando, de forma velada, la medida más radicalizada que había propuesto previo y durante su campaña electoral e incluso luego de asumir: la dolarización de la economía.

Es muy probable que la falta de respuesta ante esta propuesta que había hecho el presidente pueda conducir progresivamente a una mayor aversión al riesgo por parte de los inversores y a una conducta más beligerante por parte de los consumidores, que si bien, perciben una baja en la intensidad de la suba de los precios, no logran apropiarse aún de los beneficios en sus bolsillos.

La escalera que conduce desde el purgatorio al paraíso tiene algunos escalones obligatorios, en general vinculados a terminar de estabilizar un conjunto de precios relativos críticos de la economía.

En particular, nos referimos -por supuesto - al precio de la divisa extranjera, que tiene un retraso del orden del 25% al 30% en términos de la inflación de los últimos ocho años.

El segundo son los impuestos distorsivos que recaen sobre un sector clave de la economía como es el complejo agroindustrial, corazón productivo y culturalmente identitario de nuestro país. 

La carga extraordinaria y exagerada de las retenciones, son una mochila de piedra fiscal difícil de cargar por el motor principal de nuestra producción.

El tercero está vinculado a las tarifas de los servicios públicos, que aún contienen 30% de retraso respecto de sus costos, tema que el gobierno en algún momento deberá afrontar a un costo político y social difícil de adivinar.

El cuarto precio relativo, es el escalón dorado para alcanzar el paraíso: los salarios reales o el poder adquisitivo de la gente, de todos y cada uno de los argentinos.

No es un tema de culpables, pero allí hay un claro retraso respecto a los últimos ocho años que oscila entre el 15% y el 35%, dependiendo de cuán formal o informal sea el trabajador. 

Este último escalón dorado, si se completa, sería la coronación para una recuperación decidida y consistente.

Pero de manera realista es difícil imaginar que ocurra de forma rápida.

Quizás deberemos encontrar el bypass que implique que una generación laboral de la Argentina resigne poder adquisitivo presente, para que la generación siguiente sea más próspera. No muy diferente a la Argentina entre 1880 y 1930.

Si estos cuatro precios relativos terminan de alinearse y estabilizarse, el proceso de inversión en la Argentina será decidido y potente, llevándonos a ese lugar que todos ansiamos: una Argentina próspera que tenga lo suficiente para dar cabida a todos y cada uno de nosotros.

Pero seamos claros: sin dólares no habrá paraíso.


lunes, 9 de junio de 2025

 Argentina “baratísima” para invertir: con cuáles fundamentos

21/05/2025
DIEGO DEQUINO

El presidente Javier Milei cerró el martes por la noche su discurso en AmCham Summit ante un nutrido grupo de empresarios con una frase propia de su estilo: “es una excelente oportunidad de compra porque Argentina está baratísima y Argentina va a subir …(mucho)”.


Para analizar si Argentina está barata o cara para invertir, creo que hay que ser un poco más meticulosos, saliendo de lugares comunes.


Primero, si estamos caros o baratos en términos generales. Obviamente que con un atraso en el precio del dólar respecto de la inflación del orden del 25-30%, que simplemente se advertir al comparar el día de la creación de la unidad de valor adquisitivo (UVA) cuyo valor el 31 de marzo de 2016 fue 14,05 pesos; mientras el dólar libre y único ese día tenía un valor similar. Hoy la UVA alcanza $1.474 y el dólar $1.166. Ello produce, en términos generales, que la Argentina respecto de sus valores históricos propios parezca cara en dólares en términos de los salarios y, como mucha gente lo interpreta, de vivir (alimentación, vestimenta). También la comparación arroja resultados similares respecto de otros países.


Ahora bien, para entender el mensaje que el Presidente envía a los inversores en cuanto a que la Argentina está barata para invertir, creo si es correcto si ese mensaje se recorta y circunscribe a sectores de actividad específicos.


Fundamentalmente porque el razonamiento para saber si se está barata o cara, en materia de inversión para producir, tiene que ver con la rentabilidad y la competitividad de cada negocio.


Baratos


Entonces ¿dónde está barata Argentina? para invertir. En el agro, en el campo, la tierra, la producción agropecuaria, cuando se compara con el mundo, es decir con quienes competimos. ¿Y por qué está barata? Porque es un sector que tiene deprimidos los precios de sus activos principales, por ejemplo la tierra, porque es un sector que es competitivo, que tiene capacidad para competir, pero que está castigado en la determinación de su margen de utilidad. Si las retenciones no existieran, o el valor del dólar se acoplara más a la inflación (precios internos), el precio de las propiedades agrícolas aumentaría de forma significativa. Pasaría a ser un negocio con mucho mayor margen de utilidades, lo cual impactaría positivamente en el valor de los activos que componen el capital del sector.


Otro sector donde somos baratos en términos relativos, es el vinculado a la energía y minerales. Por caso, en especial en este momento el gas, el litio, el cobre, tienen abundancia relativa y por lo tanto oportunidades de inversión convenientes. Adicionalmente, cuando hay costos vinculados a una matriz de producción donde la energía, gas, petróleo o electricidad, si existe contratos de oferta asegurada también hay una ventaja -menor- de precios relativos.


También la pesca, porque tenemos una plataforma submarina enorme que combinado con las regulaciones presentes que dificultan la actividad, los activos de dicho sector también están deprimidos en términos relativos. Para un inversor de largo plazo, que tenga ventanas de regulación que le permitan controlar costos extraordinarios locales también hay oportunidades. 


En paralelo, otro sector donde también todavía tiene margen, tiene que ver con las empresas de servicios de valor agregado tecnológico, donde no somos competitivos en términos globales, pero sí en términos regionales. Los servicios digitales en Argentina tienen aún ciertas ventajas competitivas de alcance regional que permiten imaginar condiciones favorables para inversores externos, en especial cuando esas ventajas provienen del capital humano cuya curva de formación y acumulación requiere al menos tres décadas.


En síntesis, las alternativas de que la Argentina está barata para inversores extranjeros, aún con un dólar 25%-30% retrasado respecto de los precios internos en pesos, está ligada a tres vertientes: actividades muy competitivas que son castigadas en sus márgenes de utilidades por impuestos (retenciones) y distorsiones en la formación de su precio de venta (dólar barato), que degradan el valor de sus activos (la tierra); actividades ligadas a recursos naturales abundantes que tiene la Argentina; actividades competitivas de alcance regional cuyo corazón del handicap proviene de los recursos humanos, que por definición requieren procesos de formación de al menos tres décadas.


Caros


¿Dónde estamos caros? Para no decir simplemente en el resto de la economía, o que somos caros en todos aquellos sectores donde no somos competitivos respecto a otros países. 


Y aquí sí el retraso en el precio del dólar en términos históricos de nuestros propios precios internos en pesos, nos impone un costo argentino extra y alto. Este valor es aquello que se emparenta con el costo de vivir o con una mirada que combina con la percepción del lado del consumo.


Resumiendo, debemos entender o hagamos votos para que así sea, que el Presidente le habló a los inversores y que pensaba en determinados sectores de la economía donde efectivamente hay oportunidades para invertir. Pero que a su vez, en algunos casos, esas oportunidades están retroalimentadas por marcos jurídicos especiales como el RIGI que otorgan “bonus extras” de utilidades aseguradas en el mediano y largo plazo.