Moneda y Finanzas en la
Argentina 2020.
- Cruzado el Rubicón, la
suerte está echada -
29/08/2019
Diego Dequino
(Especial para La Voz del Interior)
La cantidad de novedades financieras,
monetarias y cambiarias desde las elecciones PASO abruman, incluso a los
observadores más expertos. Los hechos desatados en el mercado financiero en los
últimos 15 días tuvieron una intensidad tal, que dificulta al extremo las
discusiones tanto acerca de aquello que está pasando en nuestro país en materia
económica, así como de las alternativas próximas que se nos presentan en el
futuro. Trataremos de distinguir en estas circunstancias el desarrollo de los
dos frentes económicos más críticos para los próximos meses. El futuro del peso
como moneda y el tipo de cambio. El frente financiero y la deuda pública.
El peso argentino, reservas e inflación
El valor del peso argentino depende en el corto plazo de tres
factores: la inflación, la confianza de los argentinos y el nivel de reservas
en dólares del país. La inflación persistente y creciente de los últimos años
presiona al deterioro sistemático del valor de nuestra moneda. La quita
progresiva de confianza de los argentinos hacia la política económica acelera
la pérdida de valor del peso argentino. Y el nivel de reservas del país, última
ancla para que el valor del tipo de cambio no se escape, está sometida a una
presión extraordinaria en los últimos meses.
En una economía bimonetaria como la Argentina, donde el dólar
funciona como reserva de valor y unidad de cuenta en un conjunto significativo
de transacciones económicas, lograr estabilizar el tipo de cambio es una tarea
más compleja que solamente defender la posición de reservas del país.
Las decisiones recientes del Banco Central (BCRA) tendientes
a administrar las reservas son medidas que requieren correspondencia con un
esquema amplio de control y reducción de la inflación, a la vez de implementar
medidas que faciliten el aumento la demanda de dinero en pesos por parte de
consumidores y productores.
La política cambiaria solamente logrará consistencia cuando
sus acciones sean acompañadas por un paquete de medidas de estabilización y
reducción de la inflación, para lo cual es indispensable la coordinación del
BCRA con los ministerios nacionales que inciden sobre producción y empleo.
El BCRA será capaz de defender el valor de nuestra moneda
sostenidamente, cuando se implementen medidas que reorienten la liquidez
excedente en los bancos hacia fortalecer consumo y producción. Las Leliq,
principal herramienta hoy para regular la cantidad de pesos, le quitan al
sistema productivo en su conjunto el equivalente a u$s 23.000 millones para el
giro de las transacciones económicas. Dichas Leliq deberán dar lugar a un
esquema de encajes administrados que, sin afectar la solvencia del sistema
bancario, permitan gotear de manera focalizada y progresiva la liquidez
excedente hacia la economía real.
El valor del dólar
El valor del dólar en los próximos meses dependerá de
factores varios en una coyuntura con múltiples novedades, aunque lo cierto es
que el mercado en general tiene un ojo puesto en el corto y otro en el largo
plazo.
En términos de meses, habrá que prestarle al tipo de cambio de
conversión que hace equivalentes el total de pesos respecto del total de
dólares, ajustado por regulaciones y expectativas. Este valor en los últimos
días oscilo en el rango $48-$80, su valor exacto depende de cada analista, pero
la mediana estadística arroja $64.
Razonando a tres años vista, $60 actual se
asemeja a los valores alcanzados en los años 2005 y 2006, momentos del país
creciendo a tasas altas y con fuerte superávit de comercio exterior. No
obstante, ese valor es inferior que en los años 2002 y 2003 donde la economía
aún intentaba hacer pie.
El frente financiero
El Tesoro Nacional y el BCRA deberán enfocarse durante los
próximos doce meses en remover tres obstáculos principales. Desarmar el amplio
muestrario de Letras circulantes que representan en conjunto u$s 38.000
millones. Repactar la estructura y plazos de devolución del crédito stand by
con el FMI de u$s 57.000 millones con el grueso de vencimientos operando entre
2021 y 2023. Disponer un mecanismo diferencial para la emisión de deuda
soberana a futuro, que distinga la aplicación y resguardo de los fondos
obtenidos.
El programa de las Leliq alcanza $1,25 billones (u$s 23.000
millones) monto mayor que la cantidad total de billetes que tenemos los
argentinos circulando. Las Leliq son billetes emitidos pero “retenidos” por 7
días por el BCRA a un costo del 75% anual. El BCRA deberá encontrar la manera
de desarmar este programa hiper cortoplacista de esterilización monetaria, por
un programa de corto y mediano plazo que haga crecer la demanda de pesos por
parte del público para producir y consumir, con una consecuente baja paulatina
de la tasa de interés.
El programa de Letras del Tesoro en pesos y dólares (Letes,
Lecap, Lecer, Lelink, Dual) alcanza los u$s15.000 y vencen en 150 días máximo.
El monto vigente es al menos tres veces superior al máximo recomendado. Un
instrumento idóneo para que los Estados estabilicen la proyección financiera de
caja se desvirtuó al alejarse de las buenas prácticas.
La estructura de repago del crédito stand by otorgado por el
FMI preveía implícitamente que la Argentina volvería al mercado voluntario de
crédito en 2019/2020 para refinanciar dicha asistencia en plazos más largos.
Dicha previsión al incumplirse obliga a renegociar los plazos originales de la
devolución.
El crecimiento del país no puede estar reñido con su curva de
endeudamiento. Los créditos tomados por el país durante 2016, 2017 y enero de
2018, sobreestimaron la capacidad de crecimiento del país y supuso un flujo
permanente de capitales que ingresaran sin previsión de reversión. Para lograr
crecer en plazos correctos a fin de crear excedente macroeconómico, Argentina
deberá lograr separar sus créditos en función de su aplicación. Los créditos de
corto plazo no sirven para crecer. Los créditos de largo plazo no sirven para
los gastos corrientes.
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