domingo, 29 de diciembre de 2024

Balance 2024 y perspectivas 2025

Depresión, sprint y endurance: tres locos años en lo económico

Diego Dequino, 26 de diciembre 2024

(También en La Voz del Interior)


La gestión económica del gobierno del presidente Milei durante 2024 merece ser aprobada, aunque con matices. 

El gobierno recibió una situación compleja y, pese a ello, logró encauzar su programa hacia un objetivo claro. 

La estrategia de poner foco en el gasto público y reducir la emisión monetaria descontrolada fue fundamental para sortear varios obstáculos. 

Sin embargo, este año ha sido uno de "brocha gorda", centrándose en medidas generales y ajustes amplios. 

El desafío para 2025 y 2026 será pasar a un enfoque de "pinceles finos", implementando soluciones más detalladas y precisas.

Un ejemplo de ello fue la reciente eliminación del último tramo del impuesto PAIS, con un costo fiscal de aproximadamente cinco mil millones de dólares para 2025, podría haberse balanceado mejor reduciendo también las retenciones a las exportaciones.

Este tipo de decisiones deberán ajustarse en el futuro para encontrar el punto justo entre equilibrar las finanzas públicas y fortalecer a la economía del país.

Cambios en la dinámica económica

El año 2024 estuvo marcado por un ritmo de "sprint": la bolsa subió, los bonos también, el dólar quedó a raya y la inflación disminuyó. 

Sin embargo, la economía no puede mantenerse en este estado de aceleración constante. 

A partir del primer trimestre de 2025 será necesario migrar hacia un modo “endurance” o de resistencia, para lograr afianzar un proceso sostenido en ciertas variables críticas, pero que a su vez permita retomar la senda del crecimiento económico.

La sobreexaltación de logros que no debería ameritar tanto entusiasmo, como la recuperación del poder adquisitivo entre los sectores asalariados, serán aspectos que en la carrera económica de la resistencia dejarán de lucir.

Los salarios y jubilaciones siguen significativamente retrasados, con una pérdida de poder adquisitivo que oscila entre el 25 % y el 50 % comparado con 2017. 

Este escenario requerirá una estrategia de recomposición que tomará tiempo, al menos varios años.

Sectores ganadores y perdedores

En el año 2024 comenzó un remapeo de los sectores ganadores y perdedores de la economía, algo que por cierto reclamaba el entramado económico luego de una larga década de estancamiento.

El complejo agroindustrial, nuestro sector más competitivo y con un entramado social consolidado durante 150 años, mientras sigan vigentes las retenciones y el cepo cambiario, deberá continuar defendiéndose solito como históricamente lo hizo, para beneficio de toda la Argentina.

Otros sectores han sido beneficiados en este remapeo: energía, petróleo, minería y servicios públicos de gestión privada, son claros ejemplos. 

Sin embargo, ello se ha dado a costa de privilegios fiscales y cambiarios de largo plazo, así como aumentos tarifarios que, aunque necesarios para la autosustentabilidad de los servicios, impactaron negativamente entre los consumidores.

En contraste, sectores como el comercio, la industria y la construcción podrían seguir fluctuando según las condiciones del mercado, la evolución del poder adquisitivo y la disponibilidad de crédito. 

Además, persiste la incertidumbre sobre la sostenibilidad respecto del tipo de cambio actual, un tema que podría generar tensiones en el futuro.

La herencia recibida y los avances logrados

El gobierno ha subrayado la pesada herencia recibida: alta inflación, deuda significativa, déficit fiscal y emisión monetaria descontrolada.

Esta situación combinada nos llevó como país al borde de un estallido hiperinflacionario y una recesión severa en la actividad económica. 

Desde mayo de 2024, parece haberse detenido la caída de la actividad económica, aunque con un comportamiento serpenteante, dependiendo del sector.

Medidas como el blanqueo de capitales ayudaron a dinamizar la economía, pero esta recuperación se basa en un stock de recursos y no en un flujo constante, lo que limita su sostenibilidad. 

El ajuste en las tarifas públicas pendientes, en el orden del 30% junto con la eliminación progresiva del cepo cambiario, continúan siendo desafíos cruciales.

Desafíos a futuro

Proyectos como Vaca Muerta y otras inversiones energéticas ofrecen esperanza, pero su impacto no será inmediato. 

La recuperación económica dependerá de la capacidad de implementar políticas sostenibles y fomentar la confianza.

Aunque se proyecta un crecimiento de cuatro o cinco puntos en 2025, esto apenas compensará lo perdido en 2023 y 2024.

Pero quizá, el mayor obstáculo estructural de la economía argentina radica en la baja participación laboral, derivado de una larga década de estancamiento económico y planes sociales desvinculados del mercado de trabajo.

Menos de la mitad de la población trabaja o busca trabajo, en comparación con países como Uruguay y Estados Unidos, donde dos de cada tres personas están activas en el mercado laboral.

Eso implica para nuestro país más de tres millones de desocupados potenciales e invisibles.

Este problema exige una solución firme y definida tanto en lo económico para evitar que el crecimiento sea efímero, como en la dimensión social para impedir que la convivencia sea envilecida.

La percepción internacional y el futuro

En el ámbito internacional, Milei ha captado atención por su enfoque de ajuste estructural. 

Su capacidad para implementar medidas significativas sin provocar protestas masivas es vista con admiración.

No obstante, un cambio profundo en la economía y la cultura política del país requerirá tiempo y consistencia.

El balance de este año muestra avances importantes, pero también deja en claro los desafíos que persisten. 

El gobierno deberá mantener el enfoque, ajustar estrategias según las circunstancias y preparar a la sociedad para los retos a largo plazo.

Si el año 2023 se caracterizó en lo económico por lo depresivo, el año 2024 se destacó por el sprint financiero y el entusiasmo.

Pero el próximo 2025 será el año de inicio de una carrera del tipo endurance, de resistencia o de aguante.

En el 2025 comienza el verdadero desafío para la economía argentina cuando sea puesta a prueba en sostener los nuevos estándares de crecimiento, los nuevos acuerdos colectivos sobre la distribución de la riqueza y las nuevas expectativas sociales sobre el bienestar.


Balance 2024 en Anuario Comercio y Justicia

Desde la depresión a la euforia. Desde el sprint financiero al endurance económico.

Diego Dequino, 16/12/2024

(también en Diario Comercio y Justicia-Anuario)

Los precios de los bonos y los valores de los activos tuvieron un sprint durante el año 2024 difícil de comparar, por la fuerza y lo breve del plazo en que se ejecutó.

La euforia de los mercados financieros con la Argentina era previsible que acelerará a partir de la victoria de D.Trump en las elecciones de EEUU el 6 de noviembre último. 

Esta euforia, quizá desmedida pero comprensible luego del depresivo año 2023 en materia financiera, se extenderá probablemente 90 días posteriores a la asunción de D.Trump. 

Deberemos esperar mediados del segundo trimestre de 2025 para comenzar a visualizar con mayor nitidez cuánto de este entusiasmo financiero, tiene bases para sostener el nuevo nivel en donde quedan situados los precios de los activos argentinos. 


Sostener los nuevos estándares de valores para nuestros activos y títulos de deuda, estará íntimamente ligado a las chances reales de que asistamos a una recuperación sostenida de la economía.


No será suficiente con un rebote en la actividad que compense la caída de los años 2023 y 2024, será necesario que los nuevos negocios ganadores de la economía (energía, minería, pesca, servicios públicos de gestión privada, servicios financieros, entre otros) puedan desarrollarse en un contexto de certezas institucionales y paz social.


El sprint de expectativas y negocios rápidos al cuál asistimos este año, deberá dar paso a una carrera del tipo endurance, que se regirá por la resistencia y perseverancia para lograr que la producción aumente e incluya cada vez a más personas.


El mayor obstáculo que deberá comenzar a sortear el programa económico es la gente que no trabaja y que no busca trabajo.


Este es el mayor problema estructural de la Argentina, que luego de una década larga de estancamiento económico con millones de personas viviendo de subsidios, se produjo un disparate estructural muy costoso de revertir.


La Argentina tiene sin mostrar más de cuatro millones de personas que deben sumarse progresivamente al mercado laboral desde el próximo año 2025.


Existen dos indicadores que son elocuentes al respecto. 


  1. La tasa de participación laboral representa aquellas personas que quieren trabajar como porcentaje respecto de la población total.


En la Argentina esa masa de personas son el 48,5% del total de la población. En Uruguay 64,3% de su población, en EEUU 62,5% de su población. 


Es decir, en Argentina menos de la mitad de la población trabaja o quiere trabajar, mientras que en Uruguay y en EEUU dos de cada tres personas trabajan o quieren trabajar.


  1. La tasa de empleo representa aquellas personas que trabajan como porcentaje respecto de la población total.


En Argentina los ocupados representan el 45% del total de la población. En Uruguay 59% de su población, en EEUU 60% de su población. 


Es decir, en Argentina menos de la mitad de la población tiene algún trabajo, mientras que en Uruguay y en EEUU el 60% de su población trabaja.


Si la economía se tratara de fútbol, Argentina está jugando el partido con un jugador menos en su equipo. 



Tengamos presente que los cuatro millones de personas que no están en el mercado laboral y deberían, son más del triple que la suma de todas las personas que buscan trabajo pero no consiguen (desocupados). 


Pero esto no siempre fue así, en Argentina hubo buenos momentos de nuestra historia donde tuvimos esas tasas similares o aún mejores.


Este es el problema principal a abordar progresivamente desde el año próximo, siempre que la búsqueda sea una economía que crezca robusta y consistente. 


Si no, el riesgo es que todo devenga en un nuevo amago de volver a crecer, pero que al fracasar nos devolverá al punto de inicio o a uno peor.

Si el año 2024 sorprendió por la resiliencia de nuestra economía, entonces el año 2025 será el primero, en muchos, que nuestra economía sea desafiada para dar respuestas.



lunes, 9 de diciembre de 2024

Dolarización 2025 el cisne blanco para argentina. breve hilo.

#Dolarizacion 2025 el Cisne Blanco para la economía Argentina que muchos no quieren ver.

De seguir el manejo fiscal y monetario presente, el 2025 será probablemente año de inicio formal de la dolarización prometida por el Presidente .

Esta acción conduciría al cierre del BCRA en cuanto emisor de moneda y regulador de la tasa de interés y la cantidad de dinero. Motivos para imaginar este escenario son varios. Repasemos los principales comparados con el fallido intento de dolarización de 1998-2001.

La falta de interés por parte de la FED de aquella vez hoy estaría revertida. Argentina con es un incentivo estratégico para USA-Trump, xq ofrecemos beneficios significativos a su economía junto con beneficios reputacionales, similar a la UE cuando amplía zona del Euro.

Los riesgos fiscales y políticos de la Argentina que entorpecieron aquella vez, de ganar elecciones de medio término desaparecen. Argentina estaría logrando estabilidad económica necesaria y respaldo sólido para sus políticas fiscales y estructurales de desregulación.

A su vez, el debate sobre la pérdida de soberanía monetaria que implicaría dolarizar está agotado, por el momento, debido a la espiral inflacionaria 2021-2023. La fragilidad fiscal, histórico talón de Aquiles de estos procesos, se transformó en fortaleza.

La falta de apoyo internacional sobre final mandato de Menem y período Alianza-De La Rúa, hoy está reversado por participación Argentina en el G20 + el protagonismo internacional del Presidente que acompaña el giro hacia la derecha liberal en los países centrales.

Decisiones de esta envergadura, ocurren por necesidad política y estratégica sostenida en la afinidad de las conducciones de los países. Lo primero estaría dado, en particular para meter un cuña en la relación de China-Brasil en el continente. Lo segundo también, por la relación Trump-Milei.

El parangón es por supuesto el exitoso proceso de la zona del EURO (no así su comercio). Y el fast track aquí razonado hay que emparejarlo al inicio del Euro (fue así de veloz), no cómo es ahora con la burocracia europea incorporando países a la zona del Euro (lento). Los beneficios inmediatos de una dolarización para la Argentina vendrán de la mano de acceder a inversiones y créditos de calidad similar a USA y en un escala sin límites. Si Argentina dolariza, los principales riesgos vendrán de la mano que se terminará la pasión de los argentinos por el dólar (explicar esto es para otro hilo/texto).