miércoles, 10 de septiembre de 2025

Economía post elecciones en Buenos Aires

 Un diagnóstico incómodo: errores autoinfligidos

Diego Dequino, 9/9/2025

(También en Comercio y justicia.info)

No hubo un tsunami global, ni crisis subprime, ni cierre de los mercados internacionales como en otras ocasiones. Esta vez, el problema es de factura propia. Se trata de errores autoinfligidos que terminaron dejando a la economía con pocas herramientas, en un momento donde el gobierno debería haber guardado municiones.

El primer daño autoinfligido fue no acumular dólares cuando el mercado ofrecía condiciones para hacerlo. En tiempos de vacas gordas, cualquier familia ahorra para el período de vacas flacas. Pero se eligió dejar pasar esa oportunidad, confiando en que el tipo de cambio bajaría más, como si fuera razonable pensar en un dólar a 1.000 pesos o menos. Luce hoy absurdo. El resultado es que cuando las condiciones se endurecen, no hay suficiente colchón de reservas.

El segundo daño autoinfligido fue desarmar de golpe las LEFI (ex LELIQ) desconectando el crédito justo cuando más falta hacía. Los bancos argentinos no son la panacea, pero venían prestando a buen ritmo en el último año, otorgando cierto oxígeno a una clase media cada vez más estrangulada en ingresos. Cortar ese flujo fue quitarles la tabla de flotación en medio del río. Se hizo con la excusa de que “exterminaría” la inflación, pero el efecto al momento fue dejar a las familias sin financiamiento, agravando la gestión del consumo en amplios sectores de la población.

La economía no se quiebra por la micro. Es cierto que la micro lastima el bolsillo diario, la panadería que no llega a pagar la luz o la familia que no puede cubrir las cuotas. Pero lo que dinamita económicamente a los países no es la microeconomía, sino la macro. Se derrumban por pérdida de reservas, por un default de deuda, por emisión descontrolada de dinero, por un atraso cambiario insoportable o por el colapso productivo de algún sector crítico de la economía. Esto es lo que se volvió a poner en juego.

Podríamos realizar una analogía simple, imaginando un gobierno que se preparó para correr un sprint en 2024 con el fin sortear la hiperinflación, y lo logró. Apagó riesgos inmediatos con motosierra, frenó obra pública, contuvo déficits, ordenó la política monetaria.

Imaginó que esa carrera terminaba en aquel momento, y que luego venía otro sprint. Pero lo que seguía en 2025 era el inicio de una maratón. En una maratón se necesita resistencia, administración de fuerzas, planificación y capacidad de adaptación. No se corre igual 100 metros que 42 kilómetros. Sin ese cambio de mentalidad, el agotamiento está garantizado.

Luego, desde el domingo último, se sumó el tema político. El gobierno enfrenta un dilema: ¿puede gestionar la economía sin sostén político amplio? La experiencia argentina demuestra que no. Y aquí surge la paradoja: en un contexto externo incluso favorable, sin shocks internacionales, con aliados de lujo (Trump y FMI), logró complicarse solo.

El futuro será tan complicado como sincero sea este diagnóstico. Porque negar lo evidente no arregla los problemas: solo los agrava. Aceptar los problemas, tampoco los resuelve, pero facilita administrar soluciones.

No obstante, mientras se siga creyendo que con fórmulas de corto plazo se resuelven problemas de largo aliento, seguiremos en un círculo vicioso desgastando a nuestra economía y erosionando la confianza social.

 

miércoles, 3 de septiembre de 2025

Dólar y tasa de interés

Dólar y tasa de interés, esperemos no tropezar con la misma piedra.

Diego Dequino, 02/09/2025

(también en Comercio y Justicia Diario)

Las medidas tomadas por el gobierno en materia de política monetaria y financiera en los últimos 60 días, luego del desarme de las letras fiscales (LEFI, anteriormente las LELIQ), produjo en primer orden sorpresa en el mercado para progresivamente transformarse en consternación.

El gobierno al desarmar de pronto las letras fiscales, que era la manera última que tenía el Banco Central y el Tesoro Nacional de remunerar los excedentes de depósitos que tienen los bancos, excedentes acumulados porque los bancos prestan muy poco con relación a los depósitos que tienen, produjo un desbarajuste en el sistema de negocio que manejan las entidades financieras.

Este desbarajuste consistió en quitarles de pronto la fuente de rentabilidad que tenían los bancos y también la herramienta que les facilitaba administrar el dinero en caja o liquidez al cual están obligados a disponer.

Desde ese momento en adelante, el sistema financiero empezó a corcovear y arrojar señales en un sentido con el precio del dólar y en el otro sentido con la tasa de interés.

Lo cierto es que el gobierno se encuentra en una encrucijada, donde ellos mismos decidieron ingresar, jugando todas sus fichas a las elecciones de medio término, empezando por las del próximo domingo en la provincia de Buenos Aires, para proseguir en las elecciones nacionales de octubre.

Esta encrucijada está poniendo a la economía en una situación de conflicto productivo, porque con las tasas extraordinarias de interés que existen hoy, nadie puede en su sano juicio endeudarse para consumir o para producir.

Por otro lado, esta incertidumbre, en Argentina ya lo sabemos, produce un aumento inmediato en el deseo por poseer y atesorar dólares, sean personas, sean empresas.

¿Cómo continuará esta coyuntura en materia del precio del dólar y de la tasa de interés?

Lo más probable es que el gobierno siga jugando todas las herramientas que tiene, inclusive algunas más, para mantener a raya al dólar, al menos hasta este viernes.

A partir del lunes 8 de septiembre próximo, si el gobierno obtuvo una buena elección en la provincia de Buenos Aires, entonces profundizará las medidas actuales, corrigiendo y aumentando con nueva reglamentación y nuevas restricciones al sistema financiero.

Ahora bien, si el gobierno no hace una buena elección, va a tener que sentarse a negociar con el sistema financiero que tiene alrededor del equivalente a 14 o 15 mil millones de dólares en el aire. De manera de volver a aterrizar ese dinero, para quitarle presiones sobre al dólar y la tasa de interés. Eso significaría que muy probablemente tengan que restablecer una herramienta similar a lo que fueron las LELIQ en su momento o las letras fiscales (LEFI) últimamente.

Y si el gobierno hace una mala elección en el domingo próximo en la provincia de Buenos Aires, lo más probable es que se siente, pero de forma debilitada, para llevar a cabo esta negociación con el sistema financiero, agregando incertidumbre extraordinaria en materia económica y financiera de cara a las elecciones de octubre.

Pero lo cierto es que, con este sistema de precios relativos, donde el dólar no encuentra un lugar de valor que deje a la mayoría de los argentinos seguros de que quedará allí estacionado, o que el precio del dinero -que es la tasa de interés- tenga valores razonables. O que los salarios tengan una capacidad adquisitiva acorde a un proyecto de vida que puedan llevar a cabo las familias, e inclusive algunos otros precios como las tarifas de servicios públicos, o algunos impuestos muy distorsivos como las retenciones. Si todos estos precios relativos no terminan de estabilizarse, será muy difícil que luego de octubre prenda un crecimiento robusto y sostenido de la economía argentina.