LITIGIO CON LOS FONDOS
BUITRES:
ESPECULAR O
VOLVER A CRECER
17 de Octubre de 2014
Diego Dequino
Economista
La pregunta que corroe a la mayoría de los argentinos
por estos días gira en torno a saber la manera en que se resolverá el conflicto
con los fondos buitres, ya que se da por descontado en todo el arco político y
de opinión que no es opción repudiar la negativa de la Corte de USA a la
apelación Argentina por dicho caso. Por extensión tampoco es opción repudiar el
fallo del juez Griesa. Ello a menos que el propio Estado Americano decida
torcer esa decisión, algo improbable.
De todas maneras debemos colocar las cosas en su justa
perspectiva. Una nueva década de crecimiento esa es la búsqueda de nuestro país
y nadie debe prohibirnos su conquista. Argentina con 10 años de crecimiento a
tasas promedio del 5% o 6% será un país con un PBI per cápita equivalente a
Corea del Sur hoy. Ello implica que ingresaríamos de forma definitiva al
concierto de las primeras 20 naciones del planeta.
Para crecer es indispensable invertir, para invertir
se requiere ahorro macroeconómico que lo financie. Si Argentina desea volver a
crecer sostenidamente, sin subterfugios ni mentiras, debe restablecer su tasa
de inversión a valores que deben ubicarse entre el 25% y 30% del Producto Bruto
Interno, desde el magro 20% de los últimos años o menos en algunos años previos.
Para alcanzar esos valores de Inversión es necesario aumentar el Ahorro macroeconómico,
el no-consumo, de forma equivalente. Para ello no existen demasiadas opciones,
en el contexto actual la única manera consiste en restablecer la cuenta capital
del Balance de Pagos, pero con la función adecuada para la cual debe utilizarse:
financiar inversión de calidad y de amplio alcance nacional.
No debemos confundir a los ciudadanos en cuanto a que crean
que el ahorro financiero, en términos sencillos los depósitos en moneda local,
puede traducirse en ahorro macroeconómico que permita financiar un restablecimiento
de la tasa de inversión. El ahorro financiero es una reserva de valor que hacen
los individuos para consumir en el futuro cuando no posean ingresos. El ahorro
macroeconómico es aquello que la sociedad produce y decide no consumir porque
al acumularlo aumenta su productividad y confort en el futuro. El ahorro financiero
puede estar sometido a procesos especulativos toda vez que existen terceros que
los capturan y administran: bancos, emisores de deuda, etc. El ahorro
macroeconómico puede realizarlo la propia sociedad o pedirlo prestado a otros
países cuando no se tiene la suficiente capacidad para financiar el
crecimiento. Este es el caso de la Argentina hoy, una sociedad no dispuesta a
renunciar al consumo, un Estado no dispuesto a reducir su gasto corriente
(déficit) y un sistema de inversión pública que adolece de rémora e ineficacia
recurrente en su implementación.
El conflicto con los fondos buitres afecta a ambos
ahorros, al financiero y al macroeconómico y por ende dificulta el
restablecimiento de la Inversión. El gobierno nacional a pesar de haber
iniciado el año 2014 con un enfoque sobre los mercados voluntarios de crédito
asociado a restablecer la inversión, por lo cual regularizó la situación de los
juicios en el tribunal internacional CIADI; acordó con Repsol-YPF por la estatización
de la petrolera; acordó en tiempo récord con el Club de París y por si fuera
poco puso en marcha un reclamado índice de precios con la anuencia del FMI. Ello
implicó contratos y acuerdos por un monto consolidado que puede estimarse entre
u$s 15- u$s 20 mil millones. Pero desde el 16 de junio de este año decidió
abordar el problema como un asunto estrictamente vinculado al ahorro financiero
y los colaterales asociados. Con ello, los problemas de expectativas y falta de
acuerdos entre las partes, se comenzaron a traducir en una progresiva confusión
sobre sus implicancias en el entramado económico.
El gobierno nacional está aún a tiempo de volver a
seccionar el problema y reencauzar la solución de la discusión de la deuda
financiera soberana para darnos a todos los argentinos la posibilidad de ser
parte de un país próspero y con perspectivas sólidas de crecimiento. Renunciar
a aplicar herramientas clásicas de soporte del desarrollo tal como recuperar la
cuenta capital de la Balanza de Pagos para financiar inversión genuina dada la
oferta global óptima en plazos y tasas, aparece más como una perspectiva necia,
cercana al capricho o la especulación, que a una decisión meditada y reflexiva.
Y debemos recordar que la economía es implacable con los necios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Si Ud. desea acceder a la fuente de información puede enviarnos un correo solicitando los archivos.