TIPO
DE CAMBIO, INFLACIÓN, DÉFICIT FISCAL POBREZA/MARGINALIDAD: UNA MIRADA
ESTRUCTURALISTA SOBRE INDICADORES TÍPICAMENTE NEOLIBERALES
VS.
PRODUCTIVIDAD,
RELACIÓN CAPITAL/TRABAJO, CRECIMIENTO Y DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO NACIONAL: UNA
MIRADA NEOLIBERAL SOBRE INDICADORES TÍPICAMENTE ESTRUCTURALISTAS
-
ENSAYO -
I - LA ACTUALIDAD EN LA DISCUSIÓN (Parte I)
II - EL FUTURO Y SUS ESCENARIOS (Parte II)
III - LA POLÍTICA COMO DISCIPLINA ECONÓMICA (Parte III)
26 de Septiembre de 2014
Diego Dequino
Economista
PARTE
I: LA ACTUALIDAD EN LA DISCUSIÓN
La dinámica que adoptaron los
acontecimientos en materia económica en la Argentina desde el 16 de Junio de
2014, día en que la Corte
de Estados Unidos negó la apelación argentina en el caso de los fondos buitres,
parece destinado a transformarse en caso práctico contemporáneo del Manual de
Zonceras Económicas Argentinas.
Las circunstancias que
rodearon a cada una de las etapas alcanzadas en cada tramo de esta encrucijada
en materia de política económica en que está enredado el Gobierno Argentino son
de público conocimiento y no merecen análisis, más sí opiniones personales de
cada argentina/no por cierto.
Lo importante entonces, para
aportar en la desvencijada cultura de la planificación, consiste en apelar a
los rasgos centrales de las medidas no tomadas y a las características
principales de los acontecimientos impuestos por la realidad.
En Economía, como en todas las
disciplinas que aspiran a disponer de modelos de pronóstico equivalentes a los
disponibles en las Ciencias Duras, las variables que se elijan para configurar
el modelo son convencionales en función del marco teórico - con su referencia
ideológica - que se elija. Ello nos ayudará a comprender, tal como hemos visto
en las últimas semanas, los desencuentros dialécticos irreconciliables entre los
colegas economistas de la más diversa estirpe y formación.
En este campo de
desencuentros, comienzan a avizorarse los conceptos centrales dentro de una
visión de Estado de la política económica donde observamos una reedición
criolla de debates que considerábamos prescriptos muchos de los que estamos
interesados en la Economía
como campo de investigación y trabajo, en particular reaparece un debate propio
de fines de los años ochenta que en general se titula: Mercado versus Estado. Pero
lo vamos a reetiquetar como Neoliberalismo Económico (Periférico) versus Neomarxismo (Económico)
Periférico. La utilización de los paréntesis no es casual, ya que en general
los primeros reniegan y renegaron siempre de su condición “periférica”
entendiéndose a sí mismos como exponentes lúcidos del Neoliberalismo Económico
mundial, léase central. En cuanto a los segundos siempre renegaron, inclusive
desde la propia génesis del autor fundante K. Marx, de la “economía” como
argumento analítico útil para guiar el análisis de los fenómenos, prestándole
mayor atención a la morfología de los fenómenos, la totalización comprensiva de
las relaciones materiales como expresión de las relaciones sociales y la
conclusión predictiva positivista de los mismos.
Identificamos a estos fines
dos bandos, ambos integrados por colegas lúcidos por cierto. De una parte, se
enrola el bando crítico extremo en materia de medidas no tomadas por el gobierno nacional. De otra, los colegas se
caracterizan por desplegar críticas a medidas ya tomadas en el pasado reciente y anterior al gobierno nacional como
defensa principal de las medidas no tomadas
en la actualidad. Es decir la discusión tiene un definido esquema de discusión soportado
sobe la negación como concepto lógico y en tal sentido un especie de exasperación
irreflexiva.
En el primer sector, el
crítico, encontramos a exponentes que intentan poner foco en lo que podríamos
llamar el manejo profesional de la economía como línea de trabajo argumental
central para resolver los problemas y obstáculos que enfrenta hoy en la
coyuntura la economía Argentina en materia de: Inflación; Tipo de Cambio;
Performance Fiscal y podríamos agregar Pobreza/Marginalidad. Para de esa manera
mejorar la perspectiva estructural de la propia economía nacional:
productividad; relación Capital/Trabajo; crecimiento y distribución del Ingreso
Nacional.
En el otro sector, encontramos
exponentes de la formación económica con una perspectiva contraria, en este
grupo se inscriben colegas afines al Gobierno Nacional, incluyendo algunos pocos
funcionarios que tienen la valentía de expresar conceptos y argumentos propios.
Estos en conjunto desisten decididamente en dar la discusión sobre Inflación;
Tipo de Cambio; Performance Fiscal y Pobreza/Marginalidad. Ello es el primer
elemento que impulsa a la exasperación, al ignorar por completo el contenido
identificado por el grupo crítico.
Ahora bien, este sector pro
gobierno creemos tiene sus argumentos para no
incurrir en la discusión de aquellas variables señaladas y en particular de los
valores que debieran asumir según la perspectiva del primer grupo con el fin de
asegurar una adecuada perspectiva estructural de la economía nacional. Este especie
de ocultamiento -o vacío para los más críticos del gobierno nacional- constituye
el segundo elemento que promueve la exasperación: no poner a relucir los reales
argumentos que sostienen la política económica del gobierno nacional, o en
otros términos la no política
económica nacional según la perspectiva del primer grupo.
Las razones no esgrimidas, aunque
las presumimos, de este Neomarxismo (Económico)
Periférico consiste fundamentalmente en comprender que para ellos la Economía
no es materia específica de análisis. Cuando se pone eje en los argumentos
estructurales de la configuración material de la Sociedad: productividad;
relación Capital/Trabajo; crecimiento y distribución del Ingreso Nacional;
entonces todas las herramientas de gestión son intercambiables y realmente
indiferentes en términos de cuáles se utilizan o de cuál manera se las implementan,
siempre que permitan conseguir los resultados deseados para aquellos objetivos.
Poniendo algún ejemplo reciente, podemos señalar que es indiferente como se controla
el tipo de cambio (libre mercado, cepo, cambios múltiples, etc) siempre que la
ecuación deseada de productividad nacional se sostenga; o es irrelevante las
medidas de control de inflación que se promuevan (nuevo IPC, ley de
abastecimiento, acuerdo salarial anual, etc) siempre que la distribución del
ingreso nacional cumpla con el patrón previsto.
Tres errores de
argumentos del Gobierno Nacional
Como ocurre cuando no existe
capacidad de observancia en el campo científico, difícilmente se pueda llevar
adelante una medición si no se puede observar el fenómeno. En eso el equipo
económico del gobierno nacional aparenta disponer de una astucia para discutir
que es muy probable que la tengan, a pesar de que los más críticos insisten en
que - tal como señalamos - directamente
no tienen ni los argumentos necesarios. Es decir fluctuarían aquí entre “No
hago porque no tengo que hacer y no lo explicó” al “No hago porque no sé (que
hacer)”.
Nuestra perspectiva indica que
el gobierno en materia económica, tiene una especie de real malicia en términos
que sí sabe lo que implica no hacer. Y el argumento descollante, que quizá deja
sin palabras al primer grupo, es que este Neomarxismo (Económico) Periférico no le otorga ningún significado útil para el
diseño e implementación de las medidas de política al manejo profesional de la
economía. Este es el primer error grave en el cuál el gobierno nacional incurre:
desconocer la correlación entre saber hacer y producir resultados.
Obviamente que aquél argumento
se sustenta, tal como dijimos, en una visión de lo material como subsidiario de
las relaciones sociales incluyendo las jerárquicas y de poder. Entonces este pasa
a ser el segundo error grave: propiciar una cercanía riesgosa en la morfología
económica del proceso actual con algunos de los rasgos centrales que tuvieron
en el siglo XX las economías sujetadas al patrón político de la dictadura como
contrario a las democracias europeas. Fijar reglas y penalidades solamente para
castigar culpables de los problemas económicos del país, implica negar la
complejidad que tiene la propia mecánica de solución de cualquier problema
económico. En otros términos, es como si el gobierno muchas veces propusiera matar
o encarcelar a todos los asesinos que se identifiquen como la única y mejor
manera de eliminar el asesinato como fenómeno social y humano.
El tercer error grave es la
propia conjunción del primer y segundo error, ya que ellos no necesariamente
deberían ocurrir en simultáneo. Este tercer error implica desconocer la matriz
de formación del Peronismo en materia económica. Nunca el movimiento fundado
por Perón quedó atrapado en esa encrucijada intelectual, basta leer la
tradición cultural del Movimiento Obrero argentino junto con la selección de
los funcionarios que definían los destinos de la política económica nacional
para percatarse de tal circunstancia. El gobierno nacional propone una especie
de pequeño diccionario económico del peronismo ilustrado, dando por tierra con
la riqueza de matices, conceptos, formas y colores que el peronismo tuvo desde
sus orígenes. Cuando el gobierno nacional reduce toda la problemática de la
economía a la llamada Teoría de la Distribución no hace otra cosa que
menospreciar y degradar al Peronismo como herramienta política de
transformación.
El peronismo siempre fue
transformador en materia económica, el gobierno nacional en esta última etapa
parece decididamente conservador. Separando las distancias, la política
económica del gobierno nacional se parece cada vez más a la restauración
conservadora ocurrida dentro de la revolución francesa y que fue conocida como
la “Era del Terror”. Sirva la analogía para expresar una mirada objetiva sobre
un fenómeno político que intenta mostrarse como hiperrevolucionario cuando en
realidad es una restauración conservadora.
Errores de
argumentos de los críticos al Gobierno Nacional
En relación a quienes critican
la política económica del gobierno nacional resulta más simple calibrar los
argumentos toda vez que son estos quienes se esmeran por enumerar y repetir el
número creciente de variables económicas que se encuentran cada vez más lejos
de sus valores deseables y mucho más lejos de la capacidad de disciplinamiento
que puede inferirle el gobierno a través de sus medidas de política.
Pero tal cómo se resaltó al
inicio de este ensayo, el foco expuesto por esta corriente en tanto materia
instrumental que necesitaría resolver el gobierno en la coyuntura de la
economía Argentina es Inflación; Tipo de Cambio; Performance Fiscal y
Pobreza/Marginalidad. La certeza en la mención de estas variables objetivos
para la política económica no debe obnubilarnos en tanto ellas no constituyen
por sí la base conceptual de un modelo de crecimiento y desarrollo. Esta
colección actual de variables seleccionadas e impuestas sin dudas por la
coyuntura, tienen una interrupción en el hilo de continuidad argumental cuando se
las interroga sobre cuáles capacidades poseen para garantizar un crecimiento
sostenido de la economía argentina que permita impulsar un ciclo de desarrollo.
El llamado ciclo neoliberal en
el cuál la Argentina incurrió en la década de 1990, tuvo en estas variables las
funciones objetivos de gran parte de su política económica y recurrió a
modificaciones estructurales para alcanzarlas: privatizaciones de producción de
bienes y servicios; nuevo convención jurídica y cultural sobre el rol de la
moneda mediante la convertilibilidad; reforma del sistema financiero;
homogenización de los patrones en materia de gravámenes en el comercio
exterior; modificación del estatus del empleo público mediante congelamiento
salarial y de vacantes; refederalización de los recursos públicos; entre otros.
Este contrapunto conceptual entre
ambos grupos no es percibido de forma plena en el fragor de los problemas
económicos actuales, ni mucho menos en las mieles asociadas a los momentos de
estabilidad social y crecimiento económico. Pero debemos resaltar que hoy la
antinomía intelectual es funcional a no resolver los problemas y dejar las
soluciones en manos de quienes no están capacitados para gerenciarlas.
Este contrapunto tiene
alcances casi irreconciliables si las soluciones de política económica son
cedidas a algunos de estos grupos extremos y si se quiere radicalizados desde
el punto de vista intelectual. Nótese que, de un lado, para el llamado Neoliberalismo
Económico (Periférico) las variables
de tipo funcional fueron el objetivo buscado y en dicha búsqueda implementaron
reformas estructurales de un alcance, envergadura y velocidad sin ningún
antecedente en la historia económica argentina. En el otro extremo del arco, el
grupo del Neomarxismo (Económico)
Periférico directamente renuncia a siquiera discutir las variables funcionales
para poner foco exclusivamente en las variables estructurales de la economía y
en su búsqueda es capaz de promover, impulsar e implementar medidas que exceden
la mayoría de las veces el campo de la economía profesional.
En la coyuntura el que tiene
el poder es quien debe responder cuando
a economía se refiere, por ello el gobierno nacional tiene una responsabilidad
extra en relación a sus críticos. No obstante el grupo extremo del Neoliberalismo
Económico (Periférico), cuya
capacidad de inserción en la política pública actual está decididamente
diezmada, debe ser capaz de comprender que su obligación intelectual es desarrollar
los argumentos que permitan explicar la necesidad de corregir y sostener las
variables funcionales ya mencionadas, que en la coyuntura actual son Inflación,
Tipo de Cambio, Performance Fiscal y Pobreza/Marginalidad. Es decir no alcanza
con devolver estas variables a valores razonables, sino definir los fines
últimos que se pretenden para la economía Argentina en cuanto a productividad;
relación Capital/Trabajo; crecimiento y distribución del Ingreso Nacional. Debemos
hacer aquí referencia a la línea argumental oportunamente esbozada en el libro
de Cavallo, Munlack y Domenech “La Argentina que no fue”, y sostenemos que el
liberalismo en la Argentina deberá aumentar, corregir, mejorar o redireccionar
ese esquema argumental si pretende conducir los destinos económicos del país
nuevamente. Es una obviedad sostener que esos argumentos, al margen de la
debilidad constructiva de su momento, ya no alcanzan o quedaron inutilizados
por el propio fracaso de su mentor.
El liberalismo en la historia
de la Humanidad y en el mundo es una ideología. El liberalismo económico en la
Argentina es apenas un conjunto de recomendaciones instrumentales. El
liberalismo económico criollo mientras no sea capaz de estar a la altura de las
circunstancias que dominan en el siglo XXI el futuro de las economías globales,
difícilmente será capaz de amalgamar en la Argentina mayorías efectivas de
ciudadanos que los apoyen de forma consistente en el tiempo. Valga como
ejemplo, el pragmatismo de los Secretarios del Tesoro de USA en los últimos
30 años es una materia pendiente para los intelectuales liberales económicos argentinos.
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