Empleo para la Argentina del siglo XXI, más allá de la cuarentena.
Diego Dequino
02-07-2020
El desempleo es un fenómeno que solamente se puede mitigar de manera
consistente, en la medida que acertemos en comprender el proceso de creación de
empleo.
En el siglo XX, empleo fue sinónimo de mono relaciones laborales. Cambiar de
empleo solía ser un disvalor con fracaso de la relación laboral, por error empresario
o por error del trabajador con su despido. La decisión de un trabajador de
renunciar o su autoexclusión del mercado de trabajo era visto como la anomalía
ante el estándar.
En el siglo XXI, empleo se asocia a palabras antes inéditas: dinámico, cambiante,
pluriempleo, multiempleo a lo largo de la vida laboral del trabajador. La función
del trabajador como tal y sus capacidades se imponen por encima del propio empleo
o su lugar de trabajo. El trabajador del siglo XXI es un individuo que paulatinamente
dispone de más tiempo para tareas personales y sociales, que presta servicios durante
su vida laboral en diferentes condiciones de aportes a los sistemas de
contención y seguridad social.
Productividad del trabajo
De los empleos actuales, en cuanto no estén insertos en procesos
productivos transferidos desde el siglo XX, podemos destacar tres grupos designados
para producir las condiciones de compensación recíproca de renta económica
dentro de la sociedad, si deseamos el crecimiento económico sostenido. A) Un
grupo con funciones de alta productividad, quienes tienen la capacidad de
subsidiar a los tramos de la población que no trabajan, por edad o por
desempleo o por condición particular. B) Empleos de baja productividad que sólo
poseen capacidad para sostenerse a sí mismos y su grupo inmediato, con escasa
capacidad de ahorro. C) Empleos de muy baja o nula productividad asociados a
tareas que facilitan la inserción social, pero que también proveen chances de
mejoras de sus capacidades y ascenso social.
Mitigar el desempleo de forma sólida implica aceptar que
la salida de esa condición será para el trabajador un recorrido con etapas. Una
porción menor podrá alcanzar la etapa de alta productividad de forma directa,
porque poseen las capacidades necesarias y las oportunidades correctas. Pero un
amplio espectro de personas deberá ser asistido para alcanzar y sostenerse en empleos
de baja, muy baja o nula productividad.
Un modelo que necesita reemplazo
En la década de 1980 el aumento moderado del desempleo del 2%, tuvo de
contrapeso sostener un número significativo de empleos de muy baja o nula
productividad en empresas públicas deficitarias y sin inversiones, junto a
costos desmedidos de producción en actividades privadas por protecciones
arancelarias. La falta de consistencia entre la función de producción y sus
capacidades para absorber empleos de alta productividad, junto a un cambio
estructural no producido, inhibió la creación de un ciclo de inversión que
absorbiera mayor cantidad de empleos de alta productividad. Al agotarse las capacidades
de la economía para crecer se impusieron tiempos más cortos de reconversión en
la década siguiente, aumentando los riesgos de daño permanente sobre los grupos
de baja y muy baja productividad.
En la década de 1990, el desempleo saltó 5%-6% como consecuencia del cambio
en la matriz de producción con reasignación de factores productivos de forma
disruptiva, fallando en la construcción de una red de reintegración económica
de los trabajadores desvinculados: personas con capacidades funcionales de baja
productividad. El ingreso al siglo XXI encontró a la Argentina con un crack
bancario como consecuencia de una crisis de endeudamiento y capacidad de repago
del sector público consolidado. Esta crisis que tuvo impacto de shock con
consecuencias sobre toda la economía adicionó entre 5%-7% a la tasa de
desempleo, teniendo como rasgo diferencial el aumento más que proporcional del
desempleo en el sector privado respecto del sector público, incidiendo de forma
más marcada sobre trabajadores con muy alta productividad.
En la primera década de este siglo, corregidos los precios relativos y
absorbidas las consecuencias del crack financiero, se facilitó la recuperación rápida
de la economía al localizarse la misma sobre los sectores de muy alta
productividad más castigados: campo, agroindustria, industria competitiva,
servicios de valor agregado, esparcimiento. Ello generó un círculo virtuoso que
proveyó de manera rápida al Estado de mayores recursos para: i) financiar la
inserción y continuidad de los trabajadores de baja productividad, fortaleciendo
las redes formativas y educación; ii) financiar subsidios directos a personas de
muy baja o nula productividad, mediante el sistema de pagos previsionales sin
aportes previos y el crecimiento de los planes sociales asistenciales. Este
ciclo virtuoso permitió bajar entre 11%-13% la tasa de desempleo de manera
sólida en el período, pero se agotó definitivamente en el año 2011 sin encontrar
reemplazo a la fecha.
A cada cual, lo suyo
Construir un nuevo marco regulador sólido y consistente en
el tiempo para el empleo y el crecimiento de nuestro país, deberá hacerse en
vista a la situación de época y sin especulación política. Cada grupo de
productividad deberá contar con señales y políticas claras según se trate: A) Sectores
económicos de muy alta productividad que aún no maduraron deberían acceder a
reinvertir regularmente impuestos en su propia actividad durante períodos definidos
de 2 a 5 años, a la vez de asegurarles continuidad de las condiciones jurídicas
de sus relaciones laborales y comerciales. B) El Estado Nacional debería
protagonizar la inversión en formación profesional y empleabilidad de los
trabajadores que funcionalmente se encuentran en sectores de baja productividad.
C) Las provincias y los municipios enfocarse en organizar sistemas de
producción económica cuyo objetivo sea sostener la integración social de las
personas en condiciones de trabajar que por capacidades funcionales tienen muy
baja o nula productividad.
Asignar recursos de forma diferencial con relación a la productividad de la
mano de obra, será la clave del siglo XXI para un nuevo orden en el empleo de
nuestras generaciones futuras.
muy interesante la nota. Felicitaciones
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