EL PRIMER ACUERDO, LA MONEDA
Diego Dequino – 17/11/2021
(especial para La Voz del Interior. https://www.lavoz.com.ar/negocios/el-primer-acuerdo-la-moneda-nacional/)
Con
la visión de algunos y el esfuerzo de muchos, la Argentina tiene la oportunidad
de lograr el primer acuerdo de largo plazo sobre la gestión de la moneda desde
1935.
El
resultado electoral reciente, impuso la necesidad al sistema político de lograr
acuerdos que excedan gobiernos y gestiones como acto eficaz de madurez
colectiva.
Un
consenso instrumental entre dirigentes y ciudadanos para salir de una década de
estancamiento económico e inflación alejaría relatos novelados, fórmulas de
alquimistas y manuales incomprensibles de la tecnocracia.
El
verdadero desafío será acordar la hoja de ruta, los pasos necesarios para alcanzar
los objetivos, evitando así frustraciones y malentendidos. Fijar solamente objetivos
es puro voluntarismo.
El
casillero destacado de la hoja de ruta será acordar una solución que nos
devuelva la posibilidad de ahorrar, invertir y planificar el futuro con base en
nuestro acuerdo ciudadano: el dinero de nuestro país.
La
física del dinero
La
moneda debe servirnos para “hacer las cuentas”, “pagar los gastos” y “ahorrar”.
El
peso pierde contra el dólar en la primera y la tercera de esas funciones; en la
segunda función el peso se impone al dólar fundamentalmente por cuestiones de
legalidad.
Para
salvar nuestra moneda en sus funciones existen al menos tres aspectos que
deberán incluirse en ese acuerdo, poniendo énfasis en el modo y no en la
promesa del resultado.
Hacer
las cuentas sin trampas
Los
particulares serán más apegados a la moneda de su país cuanto mejor
administrado sea el Estado y cuanto mayor transparencia tengan las autoridades
en la administración de la cosa pública.
El
Presupuesto Nacional reúne aproximadamente un cuarto del Producto Nacional, sin
embargo, su redacción compleja y extensa contiene cuentas que deberían cerrar en
cálculos sencillos, aunque a veces parece que así no fuera.
Comparando
Presupuestos año 2022 y 2021, al momento de su respectiva presentación al
Congreso, expresan: a) aumento de los gastos totales por 58%; b) aumento
nominal del déficit total por 39%; c) inflación prevista para 2022 del 33%; d)
Aumento del programa de deuda en Letras en 57%; e) reducción nominal del 8% por
asistencia del Banco Central al Tesoro.
Se
proyecta que la asistencia del Banco Central se reducirá en términos nominales,
mientras la inflación será 33% y los gastos crecerán 25% arriba de la inflación.
El
lector debe saber que hay tecnicismos de ocasión que permiten explicar esos
números, pero todos comprendemos que ello no sirve para construir un consenso
instrumental entre dirigentes y ciudadanía cuando pocos lo entienden.
También
señalemos que resulta cada vez más complejo realizar cálculos y comparaciones
por la cantidad creciente de dígitos y ceros inflacionarios.
Sirva
de ejemplo un gasto total previsto de $13.336.520.431.311, ya sin decimales porque
desaparecieron debido a su insignificancia.
Para
evitar cálculos confusos y de dificultosa interpretación será necesario acordar
la creación de una unidad de cuenta presupuestaria, a menos que se quiera
presentar el presupuesto en dólares en el futuro próximo.
¿Cuánto
vale la inflación reprimida?
Los
ciudadanos conocemos que cuando aumenta el precio de la leche, del arroz, de la
carne, de la ropa –precios núcleo-; pero no aumenta el precio del gas, la nafta
y del transporte –precios regulados-, algo extraño ocurre.
¿Cuánto
tiempo dura esa situación? Sabemos que no demasiado, mientras cada día que pasa
se trata de no pensar cuándo ocurrirá y por cuánto será el ajuste.
La
inflación reprimida en nuestro país es una evidencia perceptiva y también
objetiva. Treinta y cuatro meses que los precios núcleo superan al conjunto general
de los precios, como media anual.
La
suma algebraica de las diferencias mensuales entre ambos grupos arroja +6%, que
es una medida de la inflación reprimida, aunque la corrección en los precios regulados
alcanzará 20% o 30% por razones estadísticas.
¿Cuánto
valen esos 6 puntos de inflación reprimida? El presupuesto le pone precio,
estima $1,3 billones en subsidios de tarifas para 2022. Trece mil millones de
dólares al cambio oficial, es decir el presupuesto de Córdoba y Santa Fe juntas;
o el 35% de las reservas monetarias del país.
Para
sincerar los precios de la economía y contener la inflación, será necesario acordar
un esquema global con techos y compensaciones de subsidios sobre tarifas, a
menos que se desee que los mismos sean judicializados en el futuro próximo por
las provincias menos beneficiadas.
Las
dos ofertas monetarias
Mucho
se puede decir de la relación entre cantidad de dinero, inflación y
credibilidad sobre la moneda, pero escudriñar razones y argumentos es tarea
para otro texto.
Nos
concentremos en evidencia simple de comprender y que afecta la percepción que
tenemos los ciudadanos respecto de nuestra moneda.
Los
Bancos Centrales ganan dinero cuando emiten moneda por la sencilla razón que al
emitirla entregan cheques al portador que no deben honrar en ventanilla.
Sí
deben honrarlos de forma fingida al lograr que los tenedores de esos billetes acepten
tenerlos en bolsillo, depositarlos y circularlos sin reclamar su cancelación. Eso
es confianza en el Banco Central como emisor.
En
nuestro país, la situación es diferente. Por cada peso puesto en la calle sin
costo, nuestro Banco Central emite otro peso que pide al receptor que lo dejé
dentro del Banco y no lo tenga en su bolsillo, para lo cual le paga 40% de
interés.
Desde
abril 2021 existen dos ofertas de dinero por $4,3 billones cada una. Una oferta
normal, no remunerada, para tener en el bolsillo y para pagar. Otra llamada
Leliq, que crece como bola de nieve, que no se puede usar para casi nada en la economía
real y solo sirve para especulación financiera.
Para
devolver la confianza plena al Banco Central será necesario un acuerdo sobre su
esquema de gestión institucional incluyendo mejoras profesionales,
independencia de decisión e inclusión de representantes de las entidades
financieras en el buró.
Una
ley pacto que honre nuestra base federal como república podría ser el camino a
partir de diciembre para desterrar el riesgo que los ciudadanos le quiten definitivamente
al Estado su capacidad para crear moneda.