ARGENTINA Y FMI: NI EL TIRO DEL FINAL
Diego Dequino
10/03/2022
(también en https://www.lavoz.com.ar/negocios/argentina-y-el-fmi-ni-el-tiro-del-final/)
El acuerdo con el FMI elevado al
Congreso por el gobierno, presentado como caso de ejemplo y réplica para otros
países, termina siendo un conjunto de ideas sueltas que no logran explicar el
conjunto de fundamentos sobre los cuáles la Argentina volverá a crecer,
eliminará la inflación y reducirá la pobreza.
Un gobierno que hace gala de
poseer una idea única y grandilocuente de cómo debe ser nuestro país, termina
firmando un documento técnico agrio, indolente, lleno de subjetividades para
ofrecerlo como pieza a cambio de un nuevo crédito con el Fondo.
Desde el punto de vista del FMI, nos
queda la sensación que su interés con la Argentina se resume a dos aspectos:
eliminar el déficit fiscal en un horizonte de tres años y que suspendamos la
emisión de dinero sin respaldo de manera inmediata.
Entonces nos surge una pregunta ¿Cómo
conciliar tamaña ambición de nuestro gobierno, con tan precisas y simples
demandas del Fondo?
Una petición de principios impropia,
a algo tan propio y argentino como el tango donde desencuentros, fiarnos entre
hermanos, fracasos y ni el tiro del final quizá aporten las palabras que mejor
describan las circunstancias de este nuevo empréstito para el país.
Qué desencuentro cuando el acuerdo
no está donde dice estar
Si nos detenemos brevemente en el
proyecto de ley que el gobierno envió en los primeros días de marzo al Congreso,
nos percataremos que el mismo no incluye el texto del acuerdo con el FMI.
El proyecto contiene un pedido de
autorización legislativa para suscribir un acuerdo con el FMI por parte del Poder
Ejecutivo Nacional.
La diferencia es de forma, pero
también de sustancia, porque el contenido detallado del acuerdo entre Argentina
y el FMI no está incorporado.
El proyecto de ley sí contiene dos
artículos de fondo, donde el primero autoriza al poder ejecutivo a suscribir el
acuerdo con el FMI que no está adjunto, y el segundo artículo indica que se
adjuntan dos documentos técnicos.
El primer adjunto constituye una
reseña económica y social del país en los últimos años con la perspectiva
discursiva del gobierno, junto con afirmaciones técnicas y proyecciones
económicas que curiosamente se expresan en pesos que equivale a dibujar números
en el agua.
El segundo adjunto contiene definiciones
técnicas, métricas a aplicar en los cálculos y en lo fundamental las
necesidades de información exigidas por el FMI para monitorear las cuentas del
país, con indicación de cómo y cuándo entregarlas.
Con alta inflación no te
fíes ni de tu hermano
Los números de referencia del
documento de política económica que suponen la hoja de ruta del país para los
próximos diez años, se expresan en pesos argentinos inflacionarios que harán
imposible no sólo su cumplimiento sino su seguimiento.
Esa pieza basal de la propuesta del
gobierno para que volvamos a crecer económicamente se escribió en un secretismo
inédito durante los más de dos años que lleva la negociación abierta con el FMI.
Secretismo que alcanzó a los
propios miembros de la coalición de gobierno según se desprende de las
discusiones públicas.
Esa conclusión transcripta sobre la
idea económica del país que el gobierno posee, arriba a un conjunto al menos
curioso de indicadores críticos con valores que parecen caprichos de redactor o
extraídos de una tabla de número aleatorios: déficit fiscal por 1,9% para 2023 y
0,9% para 2024, más un déficit flotante adicional del 0,8%.
Resulta increíble que con
inflación superior al 50% anual, que hace que cualquier cálculo en pesos pierda
rápidamente sentido, la diferencia entre lo correcto y lo errado se establece
en los dígitos que van luego de la coma decimal.
No solamente se dibuja en el
agua, sino también en aguas con muchas olas.
El Fondo mira el Banco
Central por el total fracaso en lo fiscal
Los costos de recalibrar las
numerosas inconsistencias de nuestra economía, al afectar múltiples intereses, son
barrera infranqueable para un FMI que ya puso todo el dinero, que no pondrá más
dólares y que solamente pretende anotar en azul en su balance el recobro del
empréstito ya otorgado.
Esta vez el FMI aparece resignado
con la Argentina en cuanto a estar encima del seguimiento de reformas
estructurales, indicadores de buena salud económica y variables objetivos de
largo plazo por conseguir.
Este FMI parece considerar que nuestro
país es un caso perdido en materia fiscal.
Parece no importarle demasiado si
el gobierno coloca 2,5% o 1,9% o 0,8% o lo que fuere de déficit fiscal. Lo
único que le importa es que el déficit fiscal se ubique este 2022 debajo del 3%
porque así lo prescriben los manuales de política pública del planeta y que
tenga tendencia al 0% o superávit en un cuatrienio.
La única preocupación del Fondo parece
centrarse en nuestro Banco Central, quizá para evitar ser asociados a la turbulencia
de nuestra moneda o buscando reaseguros que los indemnicen de responsabilidad
por una eventual nueva fuga de capitales, debido al estiramiento de los plazos
del crédito original.
Al Fondo sí parece importarle
mucho si nuestro Banco Central continúa emitiendo dinero porque se lo indica la
política y no porque se lo demandan los ciudadanos que trabajan, producen y
crean valor.
El memo de entendimiento técnico establece
hacia nuestro Banco Central un nivel de detalle abrumador en los requerimientos
de información y la regularidad de envío.
El FMI pone así al Banco Central
en un monitor de terapia intensiva financiera, igual que ocurre con bancos
comerciales en riesgo estructural cuando son ingresados al llamado hospital de
bancos.
Ni el tiro del final
Mientras los argentinos esperamos
pacientes volver a creer que podemos crecer y prosperar, el gobierno parece
decidido a imponer un debate permanente de última hora.
Las discusiones se presentan rotundas
y definitivas, aunque el sustrato de fondo poco tenga que ver con los
argumentos.
El debate real en materia financiera
para la Argentina, no se trata de la obviedad de acordar para cambiar un
crédito a tres años por otro a doce años, sino que se trata de encontrar la
normalidad de un país promedio que tenga baja inflación, tipo de cambio único y
crédito bancario disponible para todos los ciudadanos y empresas.
Para ello la Argentina deberá retornar
a los mercados voluntarios de crédito con mejores tasas, mayores plazos, mejor
titulación por moneda y legislación.
El perfil consolidado de los
vencimientos externos de los próximos diez años hará muy difícil su cumplimiento
sobre la base de la caja propia del país, que no es otra que el esfuerzo de
nosotros los argentinos.
Seguir tergiversando el debate al
fomentar el desencuentro, la desconfianza y el fracaso quizá termine logrando que
el tiro del final salga.
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