ARGENTINA Y EL SÍNDROME DE LA RANA HERVIDA
Según la bibliografía, si una rana es puesta en una
olla con agua que se lleva a ebullición lentamente, no percibirá el peligro y
se cocerá hasta la muerte.
Esta metáfora de incapacidad y falta de voluntad para
reaccionar conscientemente a las amenazas que surgen gradualmente, en vez de
otras que surgen de repente, aplica nuestro país en materia económica.
Los registros y cifras en materia económica para la
Argentina del año 2023 expresan valores que bordean el descontrol monetario y
cambiario, aunque la cotidianeidad luce una calma tensamente administrada.
Inflación, dólar, pobreza y actividad económica
ingresaron en una nueva etapa de valores que empujan nuestra capacidad de
asombro hasta límites insospechados meses atrás.
Como la rana en la olla, endurecer nuestra capacidad
para resistir el daño que nos producen esos valores en nuestra piel de
ciudadanos, no implica que la situación mejore sino que nos ocurre lo
contrario.
La inflación que calienta la economía
En el año 2022 la inflación anual rozó el 100%, nos
acostumbramos a una inflación mensual del 6%.
Esa cifra es algo así como doce veces más que la
inflación de cualquier país comparable en este siglo XXI.
Durante el año 2023 la inflación mensual promedia casi
7,5%, es decir casi 140% anual, o veintidós veces la inflación de cualquier
país comparable.
La inflación aumentó del 6% al 7,5% mensual en un
semestre, es decir más del 20%.
La conciencia de esta situación cobra fuerza cuando
evolucionamos a la siguiente pregunta obligada ¿cómo podrá encontrarnos los
próximos meses en materia de inflación? si no hay una corrección en la
tendencia.
Imaginar alternativas para esa respuesta seguramente
asombrará a más de uno.
● Si la inflación mensual
escala al 10% mensual, algo probable, la inflación anual escalaría a más del
200%.
● Si la inflación mensual
alcanza 15% mensual, algo menos probable pero no imposible, la inflación anual
escalaría a más del 400%.
● Si la inflación mensual
subiera al 20% mensual, esperemos que no aunque no parece descabellado, la
inflación anual escalaría al 800%.
¿Hiperinflación sí o hiperinflación no? Es irrelevante
ya la pregunta, porque como se advierte la palabra hiperinflación está inserta
en todos los escenarios.
Las preguntas correctas ¿Cuánto dura? ¿Hasta qué nivel
llega? y ¿Cuánto daño produce? esa hiperinflación.
Las respuestas podrán obtenerse de forma posterior vía
análisis forense, cuando la Argentina salga de esta coyuntura de nominalidad
desmesurada recién podremos evaluar las consecuencias.
La emisión de
pesos es hoy el combustible de la inflación
Luego de casi cuatro años de soltar la emisión de
dinero por fuera de cualquier pauta cuantitativa, la fuente fundamental que
alimenta el proceso de muy alta inflación actual es la emisión desmesurada de
pesos por encima de la demanda que reclaman empresas y ciudadanos.
Los precios
minoristas acumulan desde el inicio de la cuarentena en marzo de 2020, 456% de
aumento, es decir que los precios en poco más de tres años se multiplicaron por
5,5 veces.
Al revisar la
emisión de pesos, la situación es aún más exagerada.
En 1.200 días
transcurridos desde el inicio de la cuarentena COVID19, la cantidad de dinero
para pagos aumentó a un ritmo de $11 mil millones de pesos diarios o U$D 40
millones por día al tipo de cambio oficial minorista actual.
La Oferta de
Dinero Ampliada (M2) creció al mismo ritmo de la propia inflación
multiplicándose por 5,3 veces, pasando de $3 billones a $16 billones.
Pero la particularidad
es que apenas el 30% de dicho crecimiento fue a créditos para privados, porque
el 70% se lo quedó el propio Estado.
Con las Leliq,
que son los pesos que nadie quiere en su poder, el Banco Central encontró la
manera de emitir dinero unilateralmente por encima de lo que familias y
empresas desean, logrando que no circulen.
Los registros
son elocuentes, las Leliq aumentaron $12 mil millones por día o U$D 45 millones
diarios al tipo de cambio oficial minorista actual.
Las Leliq
aumentaron desde $1,3 billones a $15,8 billones, es decir 1.100%
multiplicándose 12 veces su valor nominal.
El Banco
Central paga para ello un descabellado interés del 140% anual, que produce una
acumulación de energía suficiente para impulsar la expansión del dinero hasta
fronteras inimaginables.
Liberar el
dinero atrapado por las Leliq equivale a que los billetes circulantes se
multiplicarían cinco veces.
La trampa,
entonces, está en que si deja de golpe de alimentar esa expansión desenfrenada
se producirá un verdadero big bang de precios de bienes y del valor del dólar
(1989, 1991).
Apagar el fuego
de las Leliq sin extinguirnos
Las Leliq
crecieron a un ritmo diario igual a los ingresos fiscales diarios sumados de
cuatro provincias grandes: Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos.
Los gobiernos
de esas cuatro provincias podrían dejar de cobrar impuestos y vivir de imprimir
billetes si el Banco Central les cediera sus derechos de franquicia exclusiva,
que posee en todo el territorio nacional para emitir dinero.
Sin dudas que
la agenda de problemas y obstáculos que deberá afrontar el próximo gobierno
nacional son variados, extensos y sumamente desafiantes en materia económica,
pero la urgencia ya tiene nombre.
Se tratará de
encontrar lo más pronto posible la manera de desarmar las Leliq, apagar esa
energía monetaria contenida antes de que ocurra un big bang de precios.
Las cartas
están echadas, logramos disminuir progresivamente el fuego hasta que el agua se
enfríe o la rana será hervida sin siquiera enterarse.
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