TRES PREDICCIONES POLÍTICAS
PARA CÓRDOBA
Agosto 2015
I-LA PREDICCIÓN NACIONAL
La predicción Nacional
consiste en asegurar la fantasía local de que el gobierno nacional le brindará
a la Provincia
los recursos previsionales que le escamotea desde hace al menos 6 años. Esta
predicción es absolutamente autorreferencial, hace caso omiso de que el
concierto Nacional incluye 23 jurisdicciones más que no permitirán al menos
fácilmente que la Provincia
de Córdoba saque ventajas en su relación fiscal con la Nación por sobre las otras
jurisdicciones. Es menos probable ello cuando consideramos que nuestra Nación
se encuentra en pleno proceso electoral, y que a su vez Córdoba está inscripta
políticamente en el seguro bando perdedor, y que a su vez el sentido práctico
de los jueces de la Corte
difícilmente los lleve a imponerle un fallo de envergadura inédita a un nuevo
Presidente que asumirá el 10/12/2015, cualquiera sea el elegido por los
ciudadanos.
La acción litigiosa y
reclamante de nuestra provincia está condenada al fracaso efectivo, no así en
cuanto a espuma política, porque es una acción solitaria e individualista. Un
fallo eventualmente favorable de la Corte
Suprema Nacional a favor de nuestra Provincia, seguramente
será acompañada por una baja o nula efectividad material y de ejecución ya que no existe mensura de los efectos sobre
el resto del concierto nacional. Distinta sería la circunstancia si al reclamo
de nuestra provincia se sumarán algunas jurisdicciones más, sobre la misma base
argumental, lo cual permitiría imaginar una mayor chance de obtener un
resultado favorable y efectivo.
La
chance real y efectiva que puede barajarse es que la Provincia de Córdoba y la Nación restablezcan
acuerdos similares a los ocurridos en 2010 y 2011, ignorando y dejando sin
efecto los reclamos retroactivos y de stock. Si está última condición
negociadora no se impone en el acuerdo, es muy probable que la Nación continúe ignorando
por completo los reclamos de la
Provincia, ofreciendo sí quizás otros mecanismos de
compensación económica entre Nación-Provincia que nada tengan que ver con los
reclamos nativos dejando a cubierto ese frente legal y político.
II-LA PROFECÍA PROVINCIAL
La
profecía provincial impuesta durante la última campaña a gobernador y que se
impuso sobre el imaginario colectivo para desarrollarse a partir de diciembre
de 2015, se sostiene sobre algunos ejes bien definidos: a)reducción de la
presión fiscal, especialmente sobre los flujos de actividad económica; b)la
ejecución de un conjunto de obras necesarias y referenciales para nuestro
territorio provincial, incluyendo algunas obras urbanas de envergadura; c)reposición
de los vectores principales del gasto salarial provincial: jubilaciones y
recomposición de salarios públicos; d)mejora de las relaciones
Provincia-Municipios sobre la base efectiva de mejoras en la relación fiscal
entre ellos.
La
profecía es de neto corte económico o material, pero como toda profecía nada
dice respecto de quiénes y cómo se llevará a cabo el milagro de multiplicar las
capacidades materiales de nuestra provincia en apenas unos meses de tiempo. Esta
profecía es algo más que una predicción, porque los actores ya están definidos,
con ello lo único que cabe esperar en términos positivos es que la misma se
autocumpla a riesgos de que los ciudadanos se decepcionen durante el próximo
año 2016.
Aquí
ya no hay margen para predicciones, establecidos los ejes lo único que cabe
esperar es que se cumplan en mayor o menor medida, sino la frustración
ciudadana y la reacción consecuente no se hará esperar.
III-LA
PROMESA MUNICIPAL
En
la escala de la ciudad de Córdoba, ya no se puede hablar ni de predicciones ni
profecías. Apenas la expectativa se desarrolla sobre la base simple de una
promesa mezquina y ahogada de una ciudad mejor. La promesa municipal es difusa
en sus resultados esperados, porque si bien es detallada en los hitos
propuestos será de imposible medición su ejecución. La promesa municipal
consiste en afirmaciones tan minimalistas y precisas, que ningún ciudadano las
considera como realizables. La promesa municipal no incluye un mejor futuro
para los ciudadanos y sus descendientes, en absoluto, no alcanza a movilizar
intereses ciudadanos para que nuestra ciudad esté mejor. La promesa municipal apenas
alcanza a colmar un deseo de que no nos moleste el Estado Municipal a los
vecinos, es decir la promesa es mínima en términos que promete un Estado
Municipal que no nos dará nada a los vecinos pero que a cambio no nos
molestará.
Si
revisamos la escala de Nación, Provincia y Municipio en este año electoral de
2015, se reafirma la crisis de identidad partidaria y política de nuestro país. Contrario al
desarrollo político de los últimos 20 años que ocurre en casi todos los países
de desarrollados donde los localismos constituyen la base de la formulación de
las expectativas ciudadanas y el reaseguro de la calidad de vida de las
personas; en nuestro entorno local las expectativas de mejoras en el futuro así
como el reaseguro de nuestra calidad de vida ciudadana la depositamos en la Jurisdicción más
alejada. Por el contrario pedimos, exigimos y anhelamos que nuestra comunidad
próxima, nuestra ciudad y nuestros conciudadanos en carácter de vecinos o
dirigentes, no nos molesten, no estorben y por ende no nos exijan. En el medio,
en la Jurisdicción
intermedia, quedan las profecías, la fe y cada vez menos profetas capaces de
convencer a las personas y de liderarlas para arribar a un mejor lugar
colectivo.
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