viernes, 26 de septiembre de 2014

Neoliberalismo vs Neomarxismo (Parte I)



TIPO DE CAMBIO, INFLACIÓN, DÉFICIT FISCAL POBREZA/MARGINALIDAD: UNA MIRADA ESTRUCTURALISTA SOBRE INDICADORES TÍPICAMENTE NEOLIBERALES
VS.
PRODUCTIVIDAD, RELACIÓN CAPITAL/TRABAJO, CRECIMIENTO Y DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO NACIONAL: UNA MIRADA NEOLIBERAL SOBRE INDICADORES TÍPICAMENTE ESTRUCTURALISTAS

- ENSAYO -


I - LA ACTUALIDAD EN LA DISCUSIÓN (Parte I)
II - EL FUTURO Y SUS ESCENARIOS (Parte II)
III - LA POLÍTICA COMO DISCIPLINA ECONÓMICA (Parte III)

26 de Septiembre de 2014
Diego Dequino
Economista


PARTE I: LA ACTUALIDAD EN LA DISCUSIÓN

La dinámica que adoptaron los acontecimientos en materia económica en la Argentina desde el 16 de Junio de 2014, día en que la Corte de Estados Unidos negó la apelación argentina en el caso de los fondos buitres, parece destinado a transformarse en caso práctico contemporáneo del Manual de Zonceras Económicas Argentinas.

Las circunstancias que rodearon a cada una de las etapas alcanzadas en cada tramo de esta encrucijada en materia de política económica en que está enredado el Gobierno Argentino son de público conocimiento y no merecen análisis, más sí opiniones personales de cada argentina/no por cierto.

Lo importante entonces, para aportar en la desvencijada cultura de la planificación, consiste en apelar a los rasgos centrales de las medidas no tomadas y a las características principales de los acontecimientos impuestos por la realidad.

En Economía, como en todas las disciplinas que aspiran a disponer de modelos de pronóstico equivalentes a los disponibles en las Ciencias Duras, las variables que se elijan para configurar el modelo son convencionales en función del marco teórico - con su referencia ideológica - que se elija. Ello nos ayudará a comprender, tal como hemos visto en las últimas semanas, los desencuentros dialécticos irreconciliables entre los colegas economistas de la más diversa estirpe y formación.

En este campo de desencuentros, comienzan a avizorarse los conceptos centrales dentro de una visión de Estado de la política económica donde observamos una reedición criolla de debates que considerábamos prescriptos muchos de los que estamos interesados en la Economía como campo de investigación y trabajo, en particular reaparece un debate propio de fines de los años ochenta que en general se titula: Mercado versus Estado. Pero lo vamos a reetiquetar como Neoliberalismo Económico (Periférico) versus Neomarxismo (Económico) Periférico. La utilización de los paréntesis no es casual, ya que en general los primeros reniegan y renegaron siempre de su condición “periférica” entendiéndose a sí mismos como exponentes lúcidos del Neoliberalismo Económico mundial, léase central. En cuanto a los segundos siempre renegaron, inclusive desde la propia génesis del autor fundante K. Marx, de la “economía” como argumento analítico útil para guiar el análisis de los fenómenos, prestándole mayor atención a la morfología de los fenómenos, la totalización comprensiva de las relaciones materiales como expresión de las relaciones sociales y la conclusión predictiva positivista de los mismos.

Identificamos a estos fines dos bandos, ambos integrados por colegas lúcidos por cierto. De una parte, se enrola el bando crítico extremo en materia de medidas no tomadas por el gobierno nacional. De otra, los colegas se caracterizan por desplegar críticas a medidas ya tomadas en el pasado reciente y anterior al gobierno nacional como defensa principal de las medidas no tomadas en la actualidad. Es decir la discusión tiene un definido esquema de discusión soportado sobe la negación como concepto lógico y en tal sentido un especie de exasperación irreflexiva.

En el primer sector, el crítico, encontramos a exponentes que intentan poner foco en lo que podríamos llamar el manejo profesional de la economía como línea de trabajo argumental central para resolver los problemas y obstáculos que enfrenta hoy en la coyuntura la economía Argentina en materia de: Inflación; Tipo de Cambio; Performance Fiscal y podríamos agregar Pobreza/Marginalidad. Para de esa manera mejorar la perspectiva estructural de la propia economía nacional: productividad; relación Capital/Trabajo; crecimiento y distribución del Ingreso Nacional.

En el otro sector, encontramos exponentes de la formación económica con una perspectiva contraria, en este grupo se inscriben colegas afines al Gobierno Nacional, incluyendo algunos pocos funcionarios que tienen la valentía de expresar conceptos y argumentos propios. Estos en conjunto desisten decididamente en dar la discusión sobre Inflación; Tipo de Cambio; Performance Fiscal y Pobreza/Marginalidad. Ello es el primer elemento que impulsa a la exasperación, al ignorar por completo el contenido identificado por el grupo crítico.

Ahora bien, este sector pro gobierno creemos tiene sus argumentos para no incurrir en la discusión de aquellas variables señaladas y en particular de los valores que debieran asumir según la perspectiva del primer grupo con el fin de asegurar una adecuada perspectiva estructural de la economía nacional. Este especie de ocultamiento -o vacío para los más críticos del gobierno nacional- constituye el segundo elemento que promueve la exasperación: no poner a relucir los reales argumentos que sostienen la política económica del gobierno nacional, o en otros términos la no política económica nacional según la perspectiva del primer grupo.

Las razones no esgrimidas, aunque las presumimos, de este Neomarxismo (Económico) Periférico consiste fundamentalmente en comprender que para ellos la Economía no es materia específica de análisis. Cuando se pone eje en los argumentos estructurales de la configuración material de la Sociedad: productividad; relación Capital/Trabajo; crecimiento y distribución del Ingreso Nacional; entonces todas las herramientas de gestión son intercambiables y realmente indiferentes en términos de cuáles se utilizan o de cuál manera se las implementan, siempre que permitan conseguir los resultados deseados para aquellos objetivos. Poniendo algún ejemplo reciente, podemos señalar que es indiferente como se controla el tipo de cambio (libre mercado, cepo, cambios múltiples, etc) siempre que la ecuación deseada de productividad nacional se sostenga; o es irrelevante las medidas de control de inflación que se promuevan (nuevo IPC, ley de abastecimiento, acuerdo salarial anual, etc) siempre que la distribución del ingreso nacional cumpla con el patrón previsto.


Tres errores de argumentos del Gobierno Nacional

Como ocurre cuando no existe capacidad de observancia en el campo científico, difícilmente se pueda llevar adelante una medición si no se puede observar el fenómeno. En eso el equipo económico del gobierno nacional aparenta disponer de una astucia para discutir que es muy probable que la tengan, a pesar de que los más críticos insisten en que  - tal como señalamos - directamente no tienen ni los argumentos necesarios. Es decir fluctuarían aquí entre “No hago porque no tengo que hacer y no lo explicó” al “No hago porque no sé (que hacer)”.

Nuestra perspectiva indica que el gobierno en materia económica, tiene una especie de real malicia en términos que sí sabe lo que implica no hacer. Y el argumento descollante, que quizá deja sin palabras al primer grupo, es que este Neomarxismo (Económico) Periférico no le otorga ningún significado útil para el diseño e implementación de las medidas de política al manejo profesional de la economía. Este es el primer error grave en el cuál el gobierno nacional incurre: desconocer la correlación entre saber hacer y producir resultados.

Obviamente que aquél argumento se sustenta, tal como dijimos, en una visión de lo material como subsidiario de las relaciones sociales incluyendo las jerárquicas y de poder. Entonces este pasa a ser el segundo error grave: propiciar una cercanía riesgosa en la morfología económica del proceso actual con algunos de los rasgos centrales que tuvieron en el siglo XX las economías sujetadas al patrón político de la dictadura como contrario a las democracias europeas. Fijar reglas y penalidades solamente para castigar culpables de los problemas económicos del país, implica negar la complejidad que tiene la propia mecánica de solución de cualquier problema económico. En otros términos, es como si el gobierno muchas veces propusiera matar o encarcelar a todos los asesinos que se identifiquen como la única y mejor manera de eliminar el asesinato como fenómeno social y humano.

El tercer error grave es la propia conjunción del primer y segundo error, ya que ellos no necesariamente deberían ocurrir en simultáneo. Este tercer error implica desconocer la matriz de formación del Peronismo en materia económica. Nunca el movimiento fundado por Perón quedó atrapado en esa encrucijada intelectual, basta leer la tradición cultural del Movimiento Obrero argentino junto con la selección de los funcionarios que definían los destinos de la política económica nacional para percatarse de tal circunstancia. El gobierno nacional propone una especie de pequeño diccionario económico del peronismo ilustrado, dando por tierra con la riqueza de matices, conceptos, formas y colores que el peronismo tuvo desde sus orígenes. Cuando el gobierno nacional reduce toda la problemática de la economía a la llamada Teoría de la Distribución no hace otra cosa que menospreciar y degradar al Peronismo como herramienta política de transformación.

El peronismo siempre fue transformador en materia económica, el gobierno nacional en esta última etapa parece decididamente conservador. Separando las distancias, la política económica del gobierno nacional se parece cada vez más a la restauración conservadora ocurrida dentro de la revolución francesa y que fue conocida como la “Era del Terror”. Sirva la analogía para expresar una mirada objetiva sobre un fenómeno político que intenta mostrarse como hiperrevolucionario cuando en realidad es una restauración conservadora.

Errores de argumentos de los críticos al Gobierno Nacional

En relación a quienes critican la política económica del gobierno nacional resulta más simple calibrar los argumentos toda vez que son estos quienes se esmeran por enumerar y repetir el número creciente de variables económicas que se encuentran cada vez más lejos de sus valores deseables y mucho más lejos de la capacidad de disciplinamiento que puede inferirle el gobierno a través de sus medidas de política.

Pero tal cómo se resaltó al inicio de este ensayo, el foco expuesto por esta corriente en tanto materia instrumental que necesitaría resolver el gobierno en la coyuntura de la economía Argentina es Inflación; Tipo de Cambio; Performance Fiscal y Pobreza/Marginalidad. La certeza en la mención de estas variables objetivos para la política económica no debe obnubilarnos en tanto ellas no constituyen por sí la base conceptual de un modelo de crecimiento y desarrollo. Esta colección actual de variables seleccionadas e impuestas sin dudas por la coyuntura, tienen una interrupción en el hilo de continuidad argumental cuando se las interroga sobre cuáles capacidades poseen para garantizar un crecimiento sostenido de la economía argentina que permita impulsar un ciclo de desarrollo.

El llamado ciclo neoliberal en el cuál la Argentina incurrió en la década de 1990, tuvo en estas variables las funciones objetivos de gran parte de su política económica y recurrió a modificaciones estructurales para alcanzarlas: privatizaciones de producción de bienes y servicios; nuevo convención jurídica y cultural sobre el rol de la moneda mediante la convertilibilidad; reforma del sistema financiero; homogenización de los patrones en materia de gravámenes en el comercio exterior; modificación del estatus del empleo público mediante congelamiento salarial y de vacantes; refederalización de los recursos públicos; entre otros.

Este contrapunto conceptual entre ambos grupos no es percibido de forma plena en el fragor de los problemas económicos actuales, ni mucho menos en las mieles asociadas a los momentos de estabilidad social y crecimiento económico. Pero debemos resaltar que hoy la antinomía intelectual es funcional a no resolver los problemas y dejar las soluciones en manos de quienes no están capacitados para gerenciarlas.

Este contrapunto tiene alcances casi irreconciliables si las soluciones de política económica son cedidas a algunos de estos grupos extremos y si se quiere radicalizados desde el punto de vista intelectual. Nótese que, de un lado, para el llamado Neoliberalismo Económico (Periférico) las variables de tipo funcional fueron el objetivo buscado y en dicha búsqueda implementaron reformas estructurales de un alcance, envergadura y velocidad sin ningún antecedente en la historia económica argentina. En el otro extremo del arco, el grupo del Neomarxismo (Económico) Periférico directamente renuncia a siquiera discutir las variables funcionales para poner foco exclusivamente en las variables estructurales de la economía y en su búsqueda es capaz de promover, impulsar e implementar medidas que exceden la mayoría de las veces el campo de la economía profesional.

En la coyuntura el que tiene el poder es quien  debe responder cuando a economía se refiere, por ello el gobierno nacional tiene una responsabilidad extra en relación a sus críticos. No obstante el grupo extremo del Neoliberalismo Económico (Periférico), cuya capacidad de inserción en la política pública actual está decididamente diezmada, debe ser capaz de comprender que su obligación intelectual es desarrollar los argumentos que permitan explicar la necesidad de corregir y sostener las variables funcionales ya mencionadas, que en la coyuntura actual son Inflación, Tipo de Cambio, Performance Fiscal y Pobreza/Marginalidad. Es decir no alcanza con devolver estas variables a valores razonables, sino definir los fines últimos que se pretenden para la economía Argentina en cuanto a productividad; relación Capital/Trabajo; crecimiento y distribución del Ingreso Nacional. Debemos hacer aquí referencia a la línea argumental oportunamente esbozada en el libro de Cavallo, Munlack y Domenech “La Argentina que no fue”, y sostenemos que el liberalismo en la Argentina deberá aumentar, corregir, mejorar o redireccionar ese esquema argumental si pretende conducir los destinos económicos del país nuevamente. Es una obviedad sostener que esos argumentos, al margen de la debilidad constructiva de su momento, ya no alcanzan o quedaron inutilizados por el propio fracaso de su mentor.

El liberalismo en la historia de la Humanidad y en el mundo es una ideología. El liberalismo económico en la Argentina es apenas un conjunto de recomendaciones instrumentales. El liberalismo económico criollo mientras no sea capaz de estar a la altura de las circunstancias que dominan en el siglo XXI el futuro de las economías globales, difícilmente será capaz de amalgamar en la Argentina mayorías efectivas de ciudadanos que los apoyen de forma consistente en el tiempo. Valga como ejemplo, el pragmatismo de los Secretarios del Tesoro de USA en los últimos 30 años es una materia pendiente para los intelectuales liberales económicos argentinos.