domingo, 31 de julio de 2022

EL BIMONETARISMO COMO SOLUCION

LA SALIDA ES BIMONETARIA

Diego Dequino

28 de julio 2022

      (también en https://www.lavoz.com.ar/negocios/la-salida-es-bimonetariai)

 

Un escritor que lleve a los productores de Netflix un guion basado en la historia épica de una Nación que está dispuesta a arriesgarlo todo con el fin de escapar de su cruel destino de degradación económica, podría conseguir dinero para su proyecto e incluso lograr que muchos de los habitantes protagonizaran gratis esa idea en tiempo real, como docudrama no ficcional.

La Argentina podría ser esa Nación, pero no obstante desde hace muchos años, ya no importan cuantos, está inserta en un giro recurrente en materia de moneda, dólares e inflación donde siempre está el Estado medrando sobre el crédito disponible con una voracidad desmedida sobre la renta nacional.

Las dudas de todos por estos días ya no solamente alcanzan a las medidas de política económica que se toman o podrían tomar, sino al más profundo ¿qué puede pasar? como solemos autointerrogarnos.

Hagamos un repaso de las opciones inmediatas.

 

SIN PESOS, NO HAY PARAISO 


Cualquier país que desee tener plena disposición de sus herramientas de política económica, debería contar con una moneda propia que permita a sus ciudadanos ejecutar las funciones básicas: hacer cálculos, realizar las compras y ahorrar para planificar.

Digámoslo, tener moneda propia confiable, estable y competitiva es el paraíso para un país como la Argentina, donde el peso a duras penas permite hacer las compras del día.

Para llegar al paraíso habría que realizar un ajuste fiscal acumulado superior al 5% del PBI en 3 años, ahorrando USD25 mil millones al cambio oficial, que equivale a recortar 7% del gasto anual del Estado nacional.

Pero también se debería lograr que los Bancos coloquen ese dinero liberado para financiar la producción y el consumo a tasas de interés reales positivas que hoy serían superiores al 80%.

Ese crédito liberado podría, por ejemplo, como piso financiar 500 mil hipotecas de 25 mil dólares blue cada una.

Volviendo a este presente, el acceso al paraíso luce como quimera porque requiere gerenciar un nivel de conflicto en el recorte del gasto público que el gobierno no está dispuesto a afrontar.


EL BIMONETARISMO FUNCIONAL NO ALCANZA 


Si el paraíso es tener moneda propia, el bimonetarismo funcional actual representa el purgatorio donde se intentan purificar todos los problemas de precios y ahorro.

Las tensiones recurrentes entre pesos que se emiten por encima de lo que la gente desea, en una economía que sí produce dólares, se resuelve siempre con un ajuste del tipo de cambio de libre acceso.

Los ciudadanos ejercen su derecho de proteger propiedad y patrimonio en el campo libre de sus decisiones, mal le pese al gobierno al afirmar que son los especuladores los responsables.

El único que puede especular con éxito es el que más sabe y esos son los gobiernos que pueden saber día-hora en la cual modificarán el valor oficial del dólar o el acceso a la compra de dólares.

Los particulares, en cambio, como máximo pueden apostar a su riesgo.

Desde el inicio de la cuarentena se sumaron $11,5 billones a los agregados monetarios líquidos, el 70% se los quedó el propio Estado y apenas el 30% fue a créditos para privados.

Sepamos, sin especulaciones, que el valor del dólar siempre se acerca a su valor de conversión: que es el cociente entre los pesos emitidos y las reservas del Banco Central, ajustado por agregados, regulaciones y expectativas.

Ese valor hoy está entre $280-$520, donde su piso coincide con el primer salto de la corrida a fines de junio y su mediana estadística de $400 equivale al dólar de octubre 2020 ($190).

Los valores $320/$340 en CCL, MEP y Blue parecen zona de confort, teniendo margen para aumentar en la medida que se deterioren aún más las expectativas. 

Entonces, si solo se tratara de especulación, el Banco Central es el dueño del casino donde los particulares ingresan a apostar con la única moneda que aquel acepta: dólares.

Pero las apuestas se deben hacer en pesos que son como fichas del juego que vende el Central mientras fija precio, cantidad entregada, se reserva el derecho de admisión y por si fuera poco puede cambiar esas reglas todos los días a su antojo.

Pensando en el presente, el Purgatorio no parece ser el lugar adecuado para transcurrir la eternidad.

 

SE NECESITA UN BIMONETARISMO ABIERTO Y REGULADO


Hoy los ciudadanos prefieren al dólar por sobre el peso para hacer los cálculos y ahorrar, y parece que comienzan a utilizarlo para una variedad creciente de compras.

Los argentinos atesoran al menos USD75 mil millones en el territorio, el doble de las reservas brutas del Banco Central, por la sencilla razón que pueden hacerlo dado que nuestro país genera dólares.

La Argentina produce regularmente divisas basada en el valor agregado que crean sus empresas y trabajadores organizados en sectores económicos competitivos relativamente diversos, desde agro y agroindustria pasando por la industria general hasta servicios y desarrollo de tecnología.

Se engañan quienes creen que la producción de divisas se sostiene en rentas naturales como ocurre por caso con países petroleros.

El esfuerzo, ingenio, creatividad y capacidad de nuestros ciudadanos es lo que consigue traer divisas al país.

Estabilizar los precios relativos de la economía y reducir la incertidumbre se logrará cuando aumente la oferta de dólares internos mejorando la posición consolidada de reservas del país, junto con generar un mercado de crédito robusto que permita apalancar el crecimiento.

Una manera rápida de acordar una solución de compromiso entre todos los actores y sectores de la sociedad se alcanzaría con un régimen que permita coexistir de manera abierta y regulada dos monedas: el peso y el dólar, bajo un esquema de paridad flexible regido por la relación entre la cantidad de ambas monedas existentes en todo el territorio, no solamente en el Banco Central.

Para aumentar sólidamente la oferta de dólares, se necesitan remover obstáculos reconociendo las preferencias de ciudadanos y empresas que tienen capacidad de generar excedentes económicos, facilitando el giro de sus negocios y su vida cotidiana en la moneda que prefieran según oportunidad y conveniencia.

Para alentar a quienes producen y crean empleo, es necesario actualizar la métrica fiscal según valores equivalentes en países desarrollados, eliminando el "pitufismo" tributario, liberando a los sectores más emprendedores de la economía de cargas y regulaciones inservibles para que puedan aumentar su producción y crear empleo.

Para tener crédito y moneda el Estado necesita confiar en sus ciudadanos, así los ciudadanos podrán confiar en el Estado y sus políticas.

Un Estado inteligente debería comenzar por reconocer las preferencias del público por monedas duras por encima del peso.

Un Estado necio seguirá insistiendo en su papel policíaco y dueño del casino donde obliga a los particulares a jugarse diariamente sus salarios, patrimonio y futuro en un juego de apuestas entre precios y plenos de ruleta.