domingo, 19 de noviembre de 2023

Balotaje presidencial 2023 y la economía argentina

¡Escuchá! Muchachos nos volvimos a ilusionar

Diego Dequino, 17/11/2023



La Argentina se prepara para disputar su propia copa, al margen de quienes integren el equipo que ingrese al campo de juego el próximo 10 de diciembre.


La fase grupos la sortearemos cuando vayamos al supermercado sabiendo cuánto valen los productos antes de subirlos al carrito.


Superar la ronda eliminatoria consistirá en volver a guardar un poco de dinero, durante algunas semanas, sin la angustia de saber que cada día vale menos. 


Pasar las semifinales será comprar en cuotitas fijas de 24 o 36 meses una heladera, una tele, una computadora, los materiales del quincho.


Si ganamos la copa, es porque logramos comprar un auto, un departamento, una casa o un terreno en cuotas pagables a lo largo de 15 o 20 años.


Recién en ese momento podremos pasar a disputar las ligas mayores del crecimiento sostenido, de la mejora permanente en el poder adquisitivo, de ser referencia en el desempeño económico, y ¿por qué no? lograr que la Argentina sea el lugar que todos con alegría elijamos para prosperar.


El primer partido, la inflación


El próximo año será duro y complejo en materia económica. Los errores no forzados que puedan cometerse en materia del plan económico nos expondrá al riesgo de dejarnos sin moneda, sin precios relativos y sin dólares.


La inflación de diciembre se acelerará independientemente de si el ganador del balotaje es "dolarizador" o "pesificador", porque aumentará la cobertura de los sectores debido a inevitables medidas de corrección del tipo de cambio y de precios ancla de la economía.


El año 2023 concluirá con una inflación anual próxima al 170%, valor que casi duplica la inflación del año 2022, que a su vez casi duplicó la inflación del año 2021.


La inflación seguirá su curso hacia valores cercanos al 300% anual, a menos que se produzcan cambios significativos entre los precios relativos del dólar, las tarifas y los ingresos fijos; se cierre la monetización permanente para financiar déficit fiscal y cuasifiscal; y comience la recuperación del crédito para familias y empresas.


Rodando pesos o dólares


El primer gran interrogante que se comienza a desvelar este domingo es la moneda de referencia que utilizaremos en los meses venideros, ello servirá para saber si el calendario de la contienda económica se jugará en un campo signado por el peso o por el dólar.


El feriado del próximo lunes otorga 24hs para reflexionar sobre cómo podrían desarrollarse los meses venideros, aprovechemos e imaginemos los probables escenarios.


Si jugamos en pesos


Con un Massa ganador y su programa de sostener el peso como única moneda de curso legal, es probable que se intente ordenar el mercado de cambios en torno a tres tipos de dólares.


Un dólar de comercio exterior para importaciones, que será el dólar oficial actual con una actualización diaria más acelerada que la inflación. 


Un dólar de comercio exterior para exportaciones con un esquema similar al actual del mix entre 70% valor oficial importador y 30% CCL, que arroja un valor hoy de quinientos treinta pesos aproximadamente.


Un tipo de cambio para cancelar el resto de los contratos (financieros, turismo, atesoramiento, etc) arbitrado contra bonos del tesoro, como el dólar MEP y el dólar CCL, cuyos precios hoy rondan los novecientos pesos.


En tal caso la apuesta será apurar la corrección del tipo de cambio de importación y seguir ralentizando la suba del arbitrado con bonos, para buscar converger a un tipo de cambio único en dieciocho o más meses.


El éxito de esta estrategia dependerá de la evolución de las reservas, donde el gobierno quiere cambiar la ecuación del ingreso-salida de divisas mediante recomponer el saldo exportador neto para el año 2024 en unos USD2 mil millones mensuales promedio; basado en un mejor resultado sostenido por energía y agroexportables.


Si jugamos en dólares


Con un Milei ganador y su programa de dolarización de la economía, es probable que durante al menos los primeros ocho meses tengamos dos tipos de cambio.


Un tipo de cambio comercial para comercio exterior, que seguramente será un valor cercano a los quinientos cincuenta pesos en el inicio.


Un tipo de cambio de libre acceso, con amplia condonación para ofertar dólares atesorados por la población, para todo tipo de operaciones (financieras, ahorro, giro de divisas, servicios personales incluyendo el turismo, etc), con un valor de partida que pondrá el mercado, difícil de predecir aunque por mera intuición podría ser el doble que el anterior.


En este programa la apuesta principal más probable será fortalecer la oferta interna de dólares billetes y dólares bancarios, hoy inexistente, a través de facilitar la cancelación de contratos de la economía en dicha moneda. 


Es previsible entonces que se intente la convergencia de ambos mercados durante esos meses a un valor intermedio. 


En este esquema de una dolarización progresiva de la economía, será importante comprender si el Banco Central será solo regulador del sistema bancario, o también será organizador de la oferta de dinero de la economía.


Todos a alentar


Inflación, déficit fiscal, presión impositiva, normalización cambiaria, recuperación del crédito para la gente, crecimiento del empleo privado, frenar la sangría de informalidad en las relaciones económicas; serán entre otros los partidos del calendario que la economía argentina disputará en 48 meses.


El próximo 10 de diciembre cultores del juego estilizado de Menotti, adherentes al resultadismo de Bilardo y amantes del fútbol champagne de Scaloni, estaremos todos juntos alentando al equipo que la gente decida que dispute el fixture para lograr que la Argentina recupere la moneda y el crédito.


La economía argentina debe dejar de ser el talismán de la frustración permanente para convertirse en una parábola de nuestro fútbol, incluso si perdemos el partido debut como ocurrió en el último mundial.



miércoles, 13 de septiembre de 2023

COYUNTURA INFLACIONARIA - IPC agos-23 12,4%

 

Opinión sobre la coyuntura inflacionaria

Diego Dequino

06/09/2023

      La inflación minorista en agosto nacional seguramente arrojará valores cercanos al 12%. Dicho valor casi duplica la inflación del mes anterior julio y eso es un salto significativo en los precios que no se puede soslayar.

      Los valores de inflación en septiembre seguramente seguirán en porcentajes similares, pero en octubre al ser el mes de las elecciones es muy probable que algunos precios se disparen aún más. Algunos sectores de actividad económica intentarán cubrirse antes del resultado de la elección del 22-oct.

      Si agosto y septiembre fueran meses típicos de una serie anual, estaríamos ya en 300% anual de inflación.

      No obstante lo más probable es que -si no hay una corrida furibunda contra el peso-, la inflación de este año 2023 termine en valores cercanos al 170%-180%.

      En cuanto a la composición de la medición de inflación en precios regulados (20% de la canasta), estacionales (10% de la canasta) y núcleo (70% de la canasta) tienen asimetrías mes a mes, aunque en la tendencia anual suelen equipararse. No obstante existe una latencia que por la nominalidad exagerada pasa desapercibida: en el gobierno de A. Fernandez los precios regulados contienen un atraso en su valor de ajuste del 25% medido respecto del nivel general de precios, aunque ese retraso es mayor (40% aprox) si se toma como referencia los precios relativos de los años 2018-2019. Una adecuación de esos precios relativos tendrá un impacto en todo el resto de los precios, empujando aún más la inflación (similar a cómo operan las devaluaciones del dólar oficial sobre el resto de los precios de la economía).





domingo, 9 de julio de 2023

La sociedad, lentamente, se acostumbra a niveles cada vez más altos de inflación


ARGENTINA Y EL SÍNDROME DE LA RANA HERVIDA


Diego Dequino
07/07/2023

(especial para  La Voz del Interior) 

Según la bibliografía, si una rana es puesta en una olla con agua que se lleva a ebullición lentamente, no percibirá el peligro y se cocerá hasta la muerte.

 

Esta metáfora de incapacidad y falta de voluntad para reaccionar conscientemente a las amenazas que surgen gradualmente, en vez de otras que surgen de repente, aplica nuestro país en materia económica.

 

Los registros y cifras en materia económica para la Argentina del año 2023 expresan valores que bordean el descontrol monetario y cambiario, aunque la cotidianeidad luce una calma tensamente administrada.

 

Inflación, dólar, pobreza y actividad económica ingresaron en una nueva etapa de valores que empujan nuestra capacidad de asombro hasta límites insospechados meses atrás.

 

Como la rana en la olla, endurecer nuestra capacidad para resistir el daño que nos producen esos valores en nuestra piel de ciudadanos, no implica que la situación mejore sino que nos ocurre lo contrario.

 

La inflación que calienta la economía

 

En el año 2022 la inflación anual rozó el 100%, nos acostumbramos a una inflación mensual del 6%.

 

Esa cifra es algo así como doce veces más que la inflación de cualquier país comparable en este siglo XXI.

 

Durante el año 2023 la inflación mensual promedia casi 7,5%, es decir casi 140% anual, o veintidós veces la inflación de cualquier país comparable.

 

La inflación aumentó del 6% al 7,5% mensual en un semestre, es decir más del 20%.

 

La conciencia de esta situación cobra fuerza cuando evolucionamos a la siguiente pregunta obligada ¿cómo podrá encontrarnos los próximos meses en materia de inflación? si no hay una corrección en la tendencia.

 

Imaginar alternativas para esa respuesta seguramente asombrará a más de uno.

 

      Si la inflación mensual escala al 10% mensual, algo probable, la inflación anual escalaría a más del 200%.

      Si la inflación mensual alcanza 15% mensual, algo menos probable pero no imposible, la inflación anual escalaría a más del 400%.

      Si la inflación mensual subiera al 20% mensual, esperemos que no aunque no parece descabellado, la inflación anual escalaría al 800%.

 

¿Hiperinflación sí o hiperinflación no? Es irrelevante ya la pregunta, porque como se advierte la palabra hiperinflación está inserta en todos los escenarios.

 

Las preguntas correctas ¿Cuánto dura? ¿Hasta qué nivel llega? y ¿Cuánto daño produce? esa hiperinflación.

 

Las respuestas podrán obtenerse de forma posterior vía análisis forense, cuando la Argentina salga de esta coyuntura de nominalidad desmesurada recién podremos evaluar las consecuencias.

 

La emisión de pesos es hoy el combustible de la inflación

Luego de casi cuatro años de soltar la emisión de dinero por fuera de cualquier pauta cuantitativa, la fuente fundamental que alimenta el proceso de muy alta inflación actual es la emisión desmesurada de pesos por encima de la demanda que reclaman empresas y ciudadanos.

Los precios minoristas acumulan desde el inicio de la cuarentena en marzo de 2020, 456% de aumento, es decir que los precios en poco más de tres años se multiplicaron por 5,5 veces.

Al revisar la emisión de pesos, la situación es aún más exagerada.

En 1.200 días transcurridos desde el inicio de la cuarentena COVID19, la cantidad de dinero para pagos aumentó a un ritmo de $11 mil millones de pesos diarios o U$D 40 millones por día al tipo de cambio oficial minorista actual.

La Oferta de Dinero Ampliada (M2) creció al mismo ritmo de la propia inflación multiplicándose por 5,3 veces, pasando de $3 billones a $16 billones.

Pero la particularidad es que apenas el 30% de dicho crecimiento fue a créditos para privados, porque el 70% se lo quedó el propio Estado.

Con las Leliq, que son los pesos que nadie quiere en su poder, el Banco Central encontró la manera de emitir dinero unilateralmente por encima de lo que familias y empresas desean, logrando que no circulen.

Los registros son elocuentes, las Leliq aumentaron $12 mil millones por día o U$D 45 millones diarios al tipo de cambio oficial minorista actual.

Las Leliq aumentaron desde $1,3 billones a $15,8 billones, es decir 1.100% multiplicándose 12 veces su valor nominal.

El Banco Central paga para ello un descabellado interés del 140% anual, que produce una acumulación de energía suficiente para impulsar la expansión del dinero hasta fronteras inimaginables.

Liberar el dinero atrapado por las Leliq equivale a que los billetes circulantes se multiplicarían cinco veces.

La trampa, entonces, está en que si deja de golpe de alimentar esa expansión desenfrenada se producirá un verdadero big bang de precios de bienes y del valor del dólar (1989, 1991).

Apagar el fuego de las Leliq sin extinguirnos

Las Leliq crecieron a un ritmo diario igual a los ingresos fiscales diarios sumados de cuatro provincias grandes: Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos.

Los gobiernos de esas cuatro provincias podrían dejar de cobrar impuestos y vivir de imprimir billetes si el Banco Central les cediera sus derechos de franquicia exclusiva, que posee en todo el territorio nacional para emitir dinero.

Sin dudas que la agenda de problemas y obstáculos que deberá afrontar el próximo gobierno nacional son variados, extensos y sumamente desafiantes en materia económica, pero la urgencia ya tiene nombre.

Se tratará de encontrar lo más pronto posible la manera de desarmar las Leliq, apagar esa energía monetaria contenida antes de que ocurra un big bang de precios.

Las cartas están echadas, logramos disminuir progresivamente el fuego hasta que el agua se enfríe o la rana será hervida sin siquiera enterarse.

 

 

miércoles, 15 de marzo de 2023

Para bajar rápido la inflación, la economía real debería sufrir

INFLACIÓN ARGENTINA 2023

Diego Dequino

14/03/2023

Sin moneda no hay crédito, sin crédito no hay crecimiento, sin crecimiento sólo queda subsistir.



Al margen del valor del índice de inflación en febrero y marzo 2023, objetivamente el gobierno DUPLICÓ LA INFLACIÓN EN SOLO 1 AÑO. La inflación interanual pasó de 52% a enero 2022, al 99% a enero 2023.


Febrero y marzo según las previsiones indican que la tasa mensual se sostendrá en valores cercanos al 6%, ergo hay que estar dispuestos a una inflación anual cercana al 100%. La única manera en el corto plazo de que la inflación se reduzca significativamente será a costa que la  economía real se resquebraje y sufra.


Solamente a partir de diciembre 2023, con nuevas expectativas, se tendrá posibilidad de frenar y corregir la inflación con menor daño al entramado productivo, pero para ello falta un largo trecho.


La economía argentina hoy verifica cuatro teorías sobre el origen de la inflación:


1)Inflación Monetarista desatada con Guzmán cuando decidió monetizar un déficit fiscal extraordinario por la pandemia, sin prestar atención a la formación de ahorro privado y el financiamiento de la inversión.

2)Inflación Inercial porque entre la gestión de Guzmán y de Massa decidieron expandir hasta límites nunca registrados en los últimos 22 años las indexaciones de los contratos de la economía. Esto alcanza la deuda del estado en bonos CER, hasta paritarias abiertas cada tres meses, la ley de alquileres, el tipo de cambio oficial y los distintos tipos de cambio de nicho como los soja I y II más otros

3)Inflación por puja distributiva desde que Massa se hizo cargo del Ministerio de Economía al poner al Estado en el medio de patrones y trabajadores, para dirimir semana a semana y sector por sector cuánto aumento de costo y cuanto aumento de precio final se debe aplicar.

4)Inflación estructural ya que el modelo de producción propuesto no puede salir de sus propios límites a la creación de oferta, la oferta de nuestra economía en los precios core de la función de producción general de la economía continúan siendo inelástica a las señales de precios. Los excesos de oferta se acumulan sin vender, y solamente se liquidan por oportunidad de precio corregido al alza en ventanas temporales.


El gobierno realiza un malabarismo complejo e ininteligible mes a mes entre precios regulados que suelta de a uno o dos como los combustibles y los servicios públicos; precios núcleo sobre los cuáles intenta ejercer presión con la estrategia de precios cuidados que nunca alcanza ni en cantidad de la canasta ni en valores; y los precios estacionales que suelen jugarle una mala pasada ya que estos se suelen asociar al mejores resultados en sectores de la economía real que buscan renta extra con precios altos cuando tienen la posibilidad de liquidar sus stocks de bienes (ej frutas, verduras) y servicios (ej turismo).


Argentina no tiene un plan antiinflacionario, porque no hay ninguna mecánica establecida. Sólo se escuchan opiniones, pero no se visualizan objetivos claros que organicen acciones eficaces de reducción de la inflación.


La inflación muy alta sostenida en el tiempo produce tres efectos devastadores sobre la producción económica:


  1. No permite que exista un sistema de precios que transmita referencias hacia la organización de la producción, aumentando a valores irrisorios el riesgo de la inversión. Ningún país puede crecer de forma sostenida sin un sistema de precios definido.

  2. Nos acerca cada día un poco más al umbral de quedarnos sin moneda e incluso tener un crowding out contra el dólar como medio de pago. Ningún país puede crecer de forma sostenida sin moneda.

  3. El Estado corre todos los días un poco más a los privados del mercado de crédito, financia su déficit con todo el ahorro formal de la economía, sometiendo a los privados a un crowding out total del crédito disponible . Ningún país puede crecer de forma sostenida sin crédito.


En cuanto a la salida, diremos que el bimonetarismo es la última escala antes de llegar a la dolarización de la economía. Así las cosas nos enfilamos a un sistema bimonetario ligado a un amplio blanqueo de tenencias de moneda extranjera, que podrá ser la solución rápida para controlar la inflación aunque tendrá consecuencias sobre la economía real.


jueves, 19 de enero de 2023

RECOMPRA DE BONOS LAS CLAVES DE LA MEDIDA

PARA FRENAR EL DÓLAR EL GOBIERNO RECOMPRA BONOS DE GUZMÁN

Diego Dequino

18/01/2023


El anuncio de la recompra de Bonos de Deuda Argentina en dólares por parte del gobierno pretende ser una medida de alto impacto mediático y tenue impacto financiero, en el corto plazo.


La medida tendrá un bajo o nulo impacto económico en el mediano plazo, aunque es probable sea un adelanto de operaciones financieras de mayor escala.


Los bonos señalados como objetivo de la recompra son los más cortos y de peor diseño de la horrible canasta de Guzmán en el canje de 2020.


Vender dólares


La operación es una respuesta al recalentamiento del dólar desde el 9 de enero último, luego que se pagaron cupones sobre estos mismos bonos.


Cuando se compran bonos con dólares en cantidad significativa, su precio en esa moneda sube.


Mientras se mantenga su valor en pesos, el dólar bolsa bajará.


El anuncio del Ministro Massa señaló la recompra de Bonos Ley Nueva York que vencen en 2029 y 2030, por USD1.000 millones.


La normativa emitida tiene diferencias notables con el anuncio, ya que menciona a todos los bonos en dólares emitidos en 2020 (que son once) como candidatos a la recompra, dejando fuera a los nominados en Euros. 


La normativa no indica el monto máximo de la recompra; no menciona de dónde surgirán los fondos para pagar; el procedimiento consta en una carilla a mano alzada; y para rematar no está firmada por el Ministro.


La banalidad del texto es contraria a la grandilocuencia del anuncio.


La medida en sí no difiere mucho de vender dólares.


Amistosos con los mercados


La medida intenta ser “market friendly” porque reconoce explícitamente la necesidad de volver a los mercados voluntarios de crédito.


Si bien el monto de recompra parece un valor menor, es significativo cuando se lo pone sobre los bonos elegidos.


La medida es prueba y quizá preludio de una operación mayor de reapalancamiento para recompra.


Una operación con estas características, pero diez veces superior, con fondos y bancos locales junto a internacionales de baja escala, le permitirá al gobierno una dosis significativa de mejora financiera.


Una transición ordenada entre el gobierno actual y el próximo podría tener un nuevo activo institucional valioso, dado el contexto: una mejor relación con los mercados voluntarios de crédito.


Debemos saber que para salir del laberinto kafkiano del cepo al dólar con sus múltiples valores en el que estamos metidos, se necesitará una vuelta a esos mercados.


El riesgo jurídico


Quienes compraron en días previos los bonos elegidos (GD29, GD30) podrán recoger ganancias en dólares del 10% al 15%, como mínimo.


Las controversias por esas ganancias extraordinarias que se producen en pocos días, tendrán como destinatarios a los funcionarios signatarios de la norma.


Por medidas similares con bonos, el ex Ministro Boudou fue denunciado penalmente hace una década, por el ex Diputado Claudio Lozano miembro de la coalición hoy gobernante.


El inside information y la cadena de responsabilidades serán las claves.


Incógnitas


Quedan pendientes ¿Cuáles fondos del Tesoro serán imputados para soportar la compra?


Qué hará el gobierno con los bonos recomprados. ¿Se cargarán como parte de las  Reservas del Banco Central? ¿Serán destruidos? ¿Integrarán una cartera de bonos para soportar nuevas operaciones en el futuro?


Massa con esta medida reafirma su rol de ministro político, donde lo técnico es supletorio y delegado.


Massa sobre las cenizas del ex Ministro protegido de un Premio Nobel, parece construir su próximo peldaño en la candidatura a Presidente. 



lunes, 9 de enero de 2023

EL PESO ARGENTINO MÁS ALLÁ DE SUS LÍMITES

HOGUERA Y CURANDEROS, LA ARGENTINA DE CREER O REVENTAR

 

DIEGO DEQUINO

 

La economía argentina en este año 2023 se juega el destino de su moneda.

Si fuese una batalla medieval estaríamos poniendo en el centro del campo la bandera con la cual se orienta a las tropas propias, a la vez que sirve para fijar objetivo para los enemigos.

Perder para siempre esa bandera, equivale a resignar una cuota de soberanía y con ello quitar grados de libertad para la política propia.

Volverla a enarbolar con nuevos bríos y colores, podrá ser la piedra filosofal para que el país salga de la década de estancamiento que ingresó en 2012.

Todo el resto de los esfuerzos que se nos pidan y medidas que se implemente serán solamente parches, placebos o mera superchería.


La hoguera de los pesos

Sin moneda no hay crédito, sin crédito no hay crecimiento, sin crecimiento sólo queda subsistir.

La salida en julio de 2022 de Guzmán como ministro fue porque su diagnóstico y sus recetas no convencían a la coalición de gobierno.

Sin embargo, Guzmán negando las necesidades del país de mantenernos ligados a los mercados globales de crédito para refinanciar pasivos de mala calidad, obtener confianza para invertir y crecer, se ocupó meticulosamente de armar la hoguera perfecta para quebrar la confianza en el peso.

A eso lo llamó “desarrollar el mercado de pesos”, lo que no aclaró es que todos, pero todos los pesos eran para financiar los desbalances del Estado, dejando a los privados sin crédito.

La situación alcanza ribetes extravagantes en este año que inicia, donde el gobierno nacional prevé colocar $30 billones de deuda, repagar $23,6 billones y quedarse con la diferencia para financiamiento neto por $6,4 billones.

Mientras el stock total histórico vigente de créditos a privados, familias y empresas, apenas alcanza los $7 billones.

El gobierno tomará solamente en el año 2023 tantos pesos como todos los tomados por los privados de forma histórica.

La economía y el curanderismo

En julio de 2022 ingresó el hábil ministro Massa, que rechazó diagnóstico y recetas, pasando a ocuparse exclusivamente de los síntomas de los problemas macroeconómicos argentinos.

Se pasó de tener un médico que recetó mal y enfermó peor al paciente, a recurrir a las artes de curanderismo para atenuar los síntomas.

Rituales económicos de baja acción terapéutica intentan proveer los placebos necesarios para mantener el efecto sugestivo benéfico sobre una economía que nunca creció y apenas recuperó la caída.

En la gestión de Massa vemos medidas heterodoxas y coyunturales, que logran mover la rueda de la agenda circular de la economía argentina, pero sin avanzar.

Las medidas económicas de los últimos meses parecen escritas con tiza de fácil borrado en pizarrones de subastas semanales:

        Canje de deuda en pesos, tres veces en cinco meses.

        Gotear créditos del BID y la CAF.

        Gotear viejos créditos de infraestructura y cambiar el swap de monedas con China.

        Precios de oportunidad para el dólar: soja I, soja II, coldplay, ahorro, netflix, turista de ida y de vuelta, Qatar, cripto, etc, etc.

        Precios, algunos, que se acuerdan por pocos meses.

        Planes de cuotas fijas que ocultan tasas usuarias o subsidios digitados.

        Creación y modificación de diversos registros para exportar e importar.

        Monotributos varios: social, tech chico, tech grande.

        Nuevo proyecto de blanqueo de capitales como consecuencia de un acuerdo de intercambio de información con un país, USA.

        Nuevos impuestos sobre instrumentos financieros del propio estado que por definición son exentos, ello para cubrir agujeros de juicios perdidos.

 

Peso sin piso, dólar sin techo

 Desde el inicio de la pandemia:

         El dólar oficial creció 185%.

        La inflación creció 280%.

        El dólar blue y CCL crecieron 320% aproximadamente.

        El tipo de cambio de conversión o de equilibrio de corto plazo subió 380%.

     Los pasivos remunerados del Banco Central, Leliq y Pases, crecieron 666% al momento de escribir esta columna (interpretaciones esotéricas a cargo del lector).

En el mismo lapso las reservas brutas cayeron y nunca se recompusieron, incluso sin pagar deuda externa durante casi dos años, con récord de saldo de balanza comercial y con liquidaciones extraordinarias de saldos exportables.

No obstante, las arcas públicas no sufren por los vencimientos porque se obliga al Banco Central a orientar todos los pesos de la economía al Tesoro, mientras se sostiene el acuerdo con el FMI a sólo 10 meses de su firma, aunque los privados continúan sin ningún tipo de crédito a la vista.

 

Creer o reventar

La economía real se enfría desde mayo/junio de 2022, en ese momento el gobierno reconoció que el tipo de cambio estaba atrasado estructuralmente.

Por ello y para no ajustar nominalmente el dólar, puso el cepo a las importaciones que comenzó a golpear de forma rotativa a los sectores económicos, semana a semana o mes a mes.

Así comenzó a girar la ruleta de la desgracia económica, para ir dañando de manera selectiva a distintos sectores económicos y todo indica que su aceleración producirá un daño consolidado mayor.

Este año 2023 la política económica será subsidiaria del proceso electoral.

Los sectores de ingresos fijos -asalariados, jubilados, planes sociales, monotributos bajos- tendrán una garantía de salvavidas económico mensual porque la política necesita penetrar su adhesión al voto.

Los privados -empresas, bancos, fondos, cooperativas-, los corporativos -gremios, cámaras, mutuales- y los sectores económicos del propio Estado -cajas con autonomía diversas, empresas públicas-, serán quienes tensen la cuerda tratando de sufrir el menor daño posible en un contexto de muy alta inflación donde rezagarse o adelantarse un mes puede hacer la diferencia económica de todo el año. 

Nos debemos preparar para observar políticas y hechos económicos inverosímiles e insólitos, que continuarán estirando la capacidad de nuestra moneda más allá de los límites permitidos.

Para explicarlos podremos recurrir a hacerlo a partir de la fe, o de la casualidad o, sino simplemente, deberemos reventar.