miércoles, 14 de octubre de 2020

DÓLAR EN $165, ¿VALOR DE EQUILIBRIO?

 

DÓLAR EN $165, ¿VALOR DE EQUILIBRIO?

 

13/10/2020

Diego Dequino

 

Las medidas tomadas por el gobierno en materia de política económica y en particular por el Banco Central (BCRA), luego del canje de la deuda pública en moneda extranjera, no han sido eficaces para los objetivos definidos.

No se pudo detener la sangría de dólares de las reservas del BCRA, ni tampoco frenar el ascenso persistente en el tipo de cambio.

El cúmulo de medidas minimalistas, tomadas en torno a las operaciones de cambio de moneda, han agregado mayor confusión e incertidumbre al escenario económico angustiante que atraviesa nuestro país.

En diferentes oportunidades hemos señalado que el valor del dólar en la Argentina es un termómetro de la confianza de los agentes económicos.

Proyectar su valor para los agentes económicos, en el corto plazo, depende siempre de la lectura que ellos realicen sobre la relación entre pesos y dólares que administra el BCRA.

Esta relación mide el tipo de cambio de conversión, es decir el valor que hace equivalentes el total de pesos emitidos respecto del total de dólares que posee el BCRA, ajustado por regulaciones y expectativas.

Dicho cálculo en los últimos días, incorporando el drenaje de reservas y la emisión recurrente de pesos del BCRA, arroja valores que lo ubican en el rango $133-$233. Incluyendo Leliq y Pases del BCRA en el cálculo y los argendólares depositados netos de préstamos en dólares otorgados por los bancos.

Nótese que el valor de piso del rango citado en $133 coincide con el nuevo valor que definió el gobierno para el llamado dólar ahorro o dólar solidario, luego de agregarle retenciones de ganancias por 35% en su operatoria.

La mediana estadística del rango indicado arroja $182 por dólar, funcionando este valor cómo una referencia para la operación de moneda extranjera a la cual tiene acceso el público, es decir dólares financieros y dólar blue.

Entonces podemos afirmar que los valores actuales de $146 dólar MEP, $158 dólar CCL, o $167 dólar blue, tienen aún margen para aumentar. Incluso sin empeoramiento disruptivo de las condiciones de mercado, en la medida que continúen deteriorándose las expectativas del público con relación a nuestra moneda, el peso.

El desafío para las autoridades que definen la política económica de nuestro país es cambiar el sendero de las expectativas negativas actuales. Pero según los valores expuestos, ese cambio deberá estar inexorablemente ligado a una reducción del ritmo de emisión monetaria y una recomposición paulatina de las reservas de nuestro Banco Central.

 

viernes, 9 de octubre de 2020

PRESUPUESTO NACIONAL 2021

 

PRESUPUESTO NACIONAL 2021:

MUCHOS CEROS, MÁS DÉFICIT, MÁS CAJA.

 

02/10/2020

El proyecto de ley sobre el presupuesto nacional 2021 presentado por el gobierno es ante todo un acto que debemos celebrar. Primero porque logra cumplir con el ritual exigido por la ley de administración financiera luego de un año en el cual dicha exigencia fue salteada.

Pero en especial porque facilita y promueve la discusión de aspectos centrales que atraviesan nuestra coyuntura económica argentina. En tal sentido nos ocupamos de señalar dos de dichos aspectos que este proyecto de presupuesto puso de manifiesto.

El primero se refiere a la nominalidad desbordante de la contabilidad pública que opaca y confunde la discusión de fondo. El segundo se refiere al resultado fiscal expuesto y su manera de expresarlo.


La nominalidad que confunde


Los gastos totales para 2021 se estiman en 8,4 billones de pesos, es decir un número 8 seguido de doce ceros. En el año 2019 el presupuesto de gastos aprobados rondaba los 4,4 billones de pesos. En dos años el presupuesto de gastos se duplicó de forma nominal.

Esta nominalidad está vinculada a la evolución de la inflación, que de mantenerse en los niveles promedio de los últimos dos años podemos proyectar que antes del 2030 el presupuesto nacional de gastos superará cómodamente los 125 billones de pesos.

La contabilidad pública nacional dispone de un conjunto rico y completo de planillas y anexos, los cuales se pueden expresar en varios miles de páginas impresas. Esa información indispensable y valiosa para poner en foco y valor la discusión de las políticas públicas, lamentablemente es opacada por la confusión propia que genera realizar cálculos sobre métricas de totalización con 13 dígitos, sin contar decimales.

Si bien es muy improbable que se produzca un cambio de moneda por quita de ceros, si es muy probable que asistamos a un reajuste por simplificación del modelo de exposición en la contabilidad pública de las cantidades monetarias expresadas.

 

El déficit fiscal bajo enfoque financiero


Nuestro gobierno nacional proyecta gestionar recursos en 2021 por el equivalente a un tercio de la riqueza nacional. Los números allí contenidos son por lo tanto claves fundamentales para comprender el desempeño económico de nuestro país, independientemente de la capacidad regulatoria que posee el Estado sobre las personas y las empresas.

Según los números presentados, el déficit fiscal para 2021 se estableció en $1,45 billones. No obstante, hay que señalar que ese valor se alcanza con recursos corrientes que incluyen las transferencias de utilidades por parte del Banco Central (BCRA) al Tesoro por $0,8 billones.

Entonces debemos decir que el déficit fiscal total alcanza $2,25 billones, pero que una parte de ello se financia con impuesto inflacionario y ganancias por revaluación en pesos de las reservas.

En cuanto a la titulación del déficit fiscal señalado por $1,45 billones, se prevé que:

* $0,4 billones serán titularizados mediante anticipos netos del BCRA al Tesoro, o emisión monetaria pura.

* $1,7 billones serán mediante emisión neta de deuda, de los cuáles $1,3 billones será deuda de largo plazo en pesos y $0,4 billones será deuda de largo plazo en moneda extranjera.

* La deuda titularizada por encima del déficit fiscal primario proyectado está prevista aplicarse para obtener una mayor liquidez para el Tesoro de $0,65 billones, en particular mediante mayores disponibilidades de caja y aumentos en las cuentas a cobrar.

 

sábado, 3 de octubre de 2020

MONEDA Y BANCOS EN LA ARGENTINA COVID19

 

MONEDA, BANCOS Y TASA DE INTERÉS ¿QUÉ ESPERAR LUEGO DEL FMI?

Diego Dequino

03 de octubre 2020

  

La composición de los agregados monetarios, exponen un alto nivel de volatilidad tanto desde el lado de los Activos del BCRA (Reservas y Títulos garantizados), cómo del lado de sus Pasivos (Billetes y Monedas, Depósitos a la vista, Cajas de Ahorros, Plazos Fijos de particulares).

Esta volatilidad está tensionada principalmente por la asimetría marcada entre excedentes financieros privados atesorados en plazos sumamente cortos para un sistema financiero: la mitad de los depósitos son la vista y la mitad de los depósitos a plazo no exceden en su parte principal los 90 días. Versus déficits públicos consolidados que no dan respiro ni ventaja a la generación de excedentes de divisas en el sector externo imponiendo una necesidad inmediata de una fenomenal aspiradora de los excedentes financieros privados.

La expresión sintética de esta asimetría se visualiza en el estrés recurrente a la que son sometidas las reservas en moneda dura del BCRA. La única salida posible para evitar una espiral inflacionaria será solamente posible en la medida que aumente la demanda de pesos por parte de los particulares de forma sostenida y permanente.

Para ello la composición de los depósitos en pesos de los particulares en el sistema financiero deberán aumentar su participación de los depósitos a plazo, a la vez de estirar progresivamente el plazo de estos. Ello debería darse de forma voluntaria, pero si así no ocurriera, el BCRA estará obligado a realizar un ajuste de única vez sobre dicha estructura.

Las herramientas con las cual cuenta el BCRA hoy son muy básicas y simples. No tiene variedad de instrumentos, usando las Leliq para todo propósito desde esterilizar la oferta excedente de pesos hasta dotar de rentabilidad a las hojas de balances de los Bancos del sistema.

La tasa de interés actualmente como variable de ajustar expectativas y corregir estímulos de mediano plazo sobre la demanda de pesos de particulares, no funciona en la cantidad y calidad requerida.

La alta inflación junto con el bimonetarismo selectivo de los particulares argentinos, trasladan todo el foco de atención para reservar valor hacia el dólar.

El BCRA entonces afronta la principal batalla con relación a controlar los agregados monetarios, a la vez de viabilizar el funcionamiento del sistema financiera, contra tres variables: tasa de interés, inflación, precio del dólar; cuando debería ser solamente en las dos primeras variables.

Por dicho motivo, el BCRA está obligado a desarrollar su estrategia de forma conjunta con el Ministerio de Economía, lo cual debilita su carácter autónomo natural que debería poseer y por lo tanto limita la efectividad de sus acciones.

Aparece como la primera estrategia que se advierte, según lo proponen en sus acciones las autoridades económicas nacionales, el traslado desde deuda del BCRA con particulares a través de los Bancos mediante el modelo depósitos-Leliq-adelantos al Tesoro Nacional; hacia un modelo donde el Tesoro Nacional estaría decidido a constituirse en la principal aspiradora de pesos de la economía al alimentar una curva de endeudamiento en pesos aunque atada a inflación (CER) más premio. El gobierno en este sentido ya propone una curva a 8 años en pesos con la emisión del último bono del canje de deuda BONCER 2028 (TX28; CER+2,25% anual) y por lo tanto podemos esperar que asistamos a un proceso acelerado de instrumentos que se liquiden en pesos, aunque ajusten por otras referencias (inflación, o dólar oficial dólar-linked).

No obstante, debemos ser conscientes que un funcionamiento de la economía real en stand by debido al fenómeno COVID-19 perjudica todos los estímulos direccionados a aumentar la demanda de pesos y aumenta la especulación hacia el atesoramiento en monedas duras de los particulares.

En efecto una economía refrenada, sin claridad sobre el recorrido de crecimiento próximo, junto a una Sociedad asustada que recurrentemente debe aumentar sus recaudos, desemboca en una sobre adhesión a la reserva de valor en formatos de guarda financiera líquida, en detrimento del consumo y de la inversión.

Por el momento la apuesta general se advierte tendiente a crecer más rápido el volumen de la deuda en pesos del gobierno nacional que la tasa a la cual crecen las Leliq (38%), la cuál es idéntica la inflación esperada.

El éxito o no de esta estrategia, pondrá a los Bancos comerciales en la encrucijada de aumentar su exposición al riesgo del soberano o crecer atados al desempeño de la economía real.

Una evolución acompasada, no de única vez, se advierte por el momento como la estrategia más probable para la gestión señalada en materia de política monetaria y de gestión financiera del déficit fiscal. No obstante, es también razonable considerar que las cosas no siempre ocurren de una sola manera en nuestro país en cuanto a la economía, y por lo tanto es factible que el modelo acompasado no disruptivo tenga también algunos “momentos” donde existan golpes de redireccionamiento de parte de los excedentes financieros depositados. Ejemplo de este modelo de gestión es el proceso que se llevó delante de renegociación de la deuda pública.

El punto de inflexión para que se presenten esos momentos disruptivos parciales será seguramente luego de que se logren al menos acuerdos parciales de gobernanza económica con el FMI. Hasta ese momento, el gobierno nacional intentará tal como lo viene haciendo exponer calma y mesura con el fin de lograr el respaldo que se busca del FMI: “libertad de acción en materia de política económica, monetaria y financiera”.