lunes, 30 de diciembre de 2013

ENSAYO PRESIÓN FISCAL CONSOLIDADA EN CÓRDOBA. 2008-2011.



                                              






RELACIÓN FISCAL NACIÓN, PROVINCIA Y MUNICIPIO: Bases de un sistema de condicionamiento político
- Ensayo -


Diego Dequino
Economista
(colaboración Lic. Julieta Panebianco)

Agosto 2012













1.    Introducción


La relación entre el Estado y la Sociedad tiene en el sentido económico-financiero más sencillo, como todos imaginan, dos vías: de una parte los aportes que los ciudadanos realizan para la manutención de su Estado, de otra los bienes y servicios que los Estados deben proveer a sus ciudadanos.

Por tal motivo, toda vez que se desee evaluar la eficacia de la relación económica entre el Estado y la Sociedad, necesariamente debemos incluir dentro de la minuta analítica al menos las variables que permitan valorar el monto ingresado por impuestos por los ciudadanos y la devolución a través del gasto que el Estado realiza a los últimos, incluyendo en ello el pago de los salarios a los ciudadanos que son empleados del Estado. Ello al margen de considerar otros aspectos de la relación entre Estado y Sociedad, tales como marcos regulatorios, propiedad del Capital, etc.

El presente ensayo pretende aportar en la reflexión y alerta a los ciudadanos en general y a la dirigencia política en particular, de la alta probabilidad de fracaso de asumir compromisos de Gobierno de mejora social y económica para las personas, sobre la base de mecanismos defectuosos de provisión de recursos para los aparatos estatales responsables de ejecutar los mandatos populares que la política transmite a través de la elección de sus representantes.

2.    El Interrogante


Todo ensayo pretende reflexionar sobre alguna cuestión y en especial responder a algún interrogante motor de la reflexión, en nuestro caso dicho interrogante consistió en intentar responder a la sencilla pregunta, con no tan sencilla respuesta por cierto, de “¿Cuánto aporta al fisco un ciudadano de Córdoba Capital y en cuáles proporciones lo realiza respecto de los tres niveles de Estado que tienen potestades recaudatorias en la ciudad?”. En otros términos “¿cuánto aporta de impuestos a la Nación, a la Provincia y al Municipio cada ciudadano de Córdoba Ciudad, en promedio?”.

Dicha esta pregunta, nos condujo inmediatamente a otra pregunta derivada, o de segundo orden y que se refiere al sentido contrario“¿cuánto requiere un ciudadano de Córdoba Capital de cada uno de los tres niveles del Estado que operan en la ciudad?”. Es decir, “¿cuánto requiere de bienes públicos provistos por la Nación, la Provincia y el Municipio, un ciudadano de Córdoba Capital?”.

3.    El Método


Las preguntas elaboradas aceptan, desde el punto de vista analítico, varias alternativas metodológicas para encarar un resultado que adopte el carácter de respuesta. Estas alternativas pueden variar tanto en función de los indicadores a utilizar y/o como de los datos a calcular.

En función de la simpleza del cálculo y la posibilidad de alcanzar un resultado, adoptamos el método más convencional, que elimina los cálculos de valores y se concentra en las relaciones. La pregunta entonces basada en el “cuánto” muta a “¿cuál proporción?” y por ello se torna indispensable disponer de una base de comparación homogénea para todos los tributos independientemente de cuál sea el nivel de Estado que lo exige y recauda, dicha base de comparación es el llamado cálculo de Producto, es decir la suma total de bienes y servicios que una sociedad produce en un período de tiempo específico, convencionalmente el año calendario.

Así se llega a la presión fiscal, la cuál mide la relación entre el monto que las Sociedades aportan al Estado –a través del fisco- respecto del monto total de bienes y servicios que ellas mismas generan como producto de su trabajo en un período equivalente de tiempo. Esta relación sencilla permite expresar una referencia objetiva y consiste en la proporción que representan los impuestos respecto del Producto Bruto, en el caso nacional Producto Bruto Interno (PBI), en el caso de las escalas subnacionales Producto Bruto Geográfico (PBG).

Esta presión fiscal puede ser medida considerando o excluyendo los llamados “Impuestos al trabajo”, es decir la estructura de recupero impositivo destinada a financiar los recursos de la Seguridad Social. La inclusión o no de esta categoría modifica los resultados, pero no las conclusiones como observaremos más adelante.


4.    Los Datos


La calidad y desagregación de la fuente de información implica advertir con mayor detalle los rasgos de las relaciones entre impuestos y Producto. La información utilizada es toda proveniente de fuente pública, es decir consiste en información disponible y al alcance de cualquier ciudadano.

Debemos destacar que los datos referidos a valores de impuestos recaudados provienen de:

                                                              i.      En el caso Nacional los datos se obtuvieron de impuestos recaudados -ejecutado- en el año 2008 y 2011 según publicación de AFIP (Informe de Recaudación del Año …).
                                                            ii.      En el caso de la Provincia, los datos sobre impuestos provinciales recaudados – ejecutado- en el año 2008 y 2011 se obtuvieron de información publicada por la Dirección General de Rentas de la Provincia – Secretaría de Administración Financiera (Cuenta de Inversión-Ejercicio Financiero 2008 y 2011) e Informe Anual 2008 y 2011 - Memoria Institucional - Caja de Jubilaciones, Pensiones y Retiros de Córdoba.
                                                          iii.      En el caso de la Ciudad de Córdoba, los datos sobre tasas y contribuciones se obtuvieron de las publicaciones realizadas por la Municipalidad de Córdoba - Ejecución Presupuestaria 2008 y 2011.

En cuanto a datos referidos al cálculo del Producto también se utilizaron fuentes públicas: en el caso del Producto Bruto Interno (PBI) nacional el INDEC; en el caso Producto Bruto Geográfico (PBG) provincial y Producto Bruto Regional (PBR), la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno Provincial.

Por último, en relación a parámetros e indicadores que se aplicaron de forma selectiva para realizar ajustes de corrección por territorio se recurrió a las mismas fuentes: INDEC, Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno Provincial y Municipalidad de Córdoba.

5.    Los Resultados


Los resultados en bruto están divididos en dos esquemas de presentación:

                                                              i.      Esquema A: Incluyendo los recursos de la Seguridad Social que tanto la Jurisdicción Nacional recupera para financiar al Sistema en cuestión, como los recursos que el Gobierno de la Provincia de Córdoba recupera en concepto de contribuciones y aportes de los empleadores cuyos trabajadores cotizan al sistema previsional provincial.
                                                            ii.      Esquema B: Excluyendo la Seguridad Social, es decir solamente considerando los impuestos que gravan producción, renta y patrimonio.

El Esquema A es más completo y permite advertir los niveles reales de presión fiscal que aplica el Estado, sumando todos sus niveles sobre los contribuyentes cordobeses.

El Esquema B, es parcial pero concentra el ejercicio para que sea más simple el análisis y la reflexión, toda vez que la jurisdicción municipal no dispone de un sistema de Seguridad Social de características similares al Provincial y al Nacional.

En ambos Esquemas la presentación de información es equivalente, presentando en columnas el Distrito Tributador, en el sentido de identificar dónde se ubica el ciudadano que aporta al fisco. En fila se distingue el Distrito Recaudador, en términos de cuál es el distrito responsable operativamente de gravar y cobrar los impuestos. En Anexo al presente se adjunta detalle desagregado de estos montos, fuentes consultadas y coeficientes de aproximación territorial utilizados.

Esquema A: Recaudación Fiscal por Distrito, según jurisdicción responsable de tributar. Año 2008 (en millones de pesos).



Esquema A’: Recaudación Fiscal por Distrito, según jurisdicción responsable de tributar. Año 2011 (en millones de pesos).


Esquema B: Recaudación Fiscal por Distrito, según jurisdicción responsable de tributar, excluyendo Seguridad Social. Año 2008 (en millones de pesos).




Esquema B’: Recaudación Fiscal por Distrito, según jurisdicción responsable de tributar, excluyendo Seguridad Social. Año 2011 (en millones de pesos).




6.    Las Respuestas


La información resultante de presión fiscal es elocuente por sí misma, la contundencia de los datos deja muy poco margen para los comentarios y matices. De todas maneras, es necesario realizar una reflexión meticulosa dado el impacto de la situación descripta sobre los Gobiernos responsables de conducir los Estados en sus tres niveles.

Cuadro 1a: Presión Fiscal en la Ciudad de Córdoba, por Distrito Recaudador. Año 2008.



Cuadro 1b: Presión Fiscal en la Ciudad de Córdoba, por Distrito Recaudador. Año 2011.



El primer comentario que surge inmediatamente se refiere a la presión fiscal total sobre los ciudadanos de la Ciudad de Córdoba: casi $4 en 2008 y $5 en 2011 de cada $10 son entregado al fisco en concepto de impuestos, tasas, contribuciones e ingresados a los presupuestos del Estado. Esta presión fiscal cercana al 40% en 2008 y 50% en 2011 debe constituir un parámetro de referencia y restricción instrumental para cualquier acción de mejora impositiva mediante aumento de alícuotas, revalúos o mayor fiscalización.

Debemos remarcar que la relación expresada por la presión fiscal indica básicamente impuestos recaudados, es decir no incluye alícuotas teóricas ni aspectos vinculados a declaraciones formales de los contribuyentes, por ende cualquier acción de mayor o más efectiva fiscalización a través de los organismos responsables de la recaudación en cualquiera de los Distritos, se transmitirá directamente a un mayor índice de presión fiscal.

El segundo comentario que surge es la reflexión de carácter más “federal”, en un sentido estricto. Percatarse que casi el 70% en 2008 y 65% en 2011 de los recursos tributarios que aportan los ciudadanos de la Ciudad de Córdoba (25,5% de un total de 37,1% en 2008 y 31,3% de un total de 47,6% en 2011) se los apropia de primera fuente la jurisdicción Nacional, implica una severa advertencia de desvió de los principios federales que establece la Constitución Nacional originaria de 1853 y la reforma de 1994. Es difícil imaginar una relación armoniosa entre las tres jurisdicciones si no existen al menos:

§       mecanismos automáticos de transmisión de recursos de los niveles superiores a los inferiores del Estado; o –algo que parece imposible-,
§       transferencia de responsabilidades sobre la provisión de bienes y servicios públicos desde la jurisdicciones inferiores a las superiores.

El tercer comentario está matizado porque implica relacionar la presión fiscal con información de carácter especulativo o hipotético, aunque fácilmente modificable si la hipótesis utilizada no es convincente. Esta información se refiere a disponer de estimaciones relativas a la llamada vía de retorno de los impuestos hacia los ciudadanos en bienes y servicios.

Si bien es relativamente sencillo alcanzar un resultado respecto de la presión fiscal con información disponible en fuente pública, es decididamente muy dificultoso contar con estimaciones respecto de cómo o cuál es la exigencia que tienen los ciudadanos en cuanto a bienes y servicios públicos respecto de cada uno de los niveles de Estado, ello incluyendo: seguridad, justicia, educación, salud, servicios burocráticos, obras, etc.

No obstante consideramos un ejercicio útil establecer una comparación entre el datos relevado y objetivo de la Presión Fiscal, respecto de la proporción de sentido contrario, es decir respecto de los bienes y servicios públicos que los ciudadanos esperan recibir desde el Estado, en cada una de las jurisdicciones proveedoras de los mismos.

Para simplificar este ejercicio hemos excluido la Seguridad Social, porque la misma tiene un alto componente de transferencias cruzadas entre sectores económicos y regiones; y también porque la Jurisdicción Municipal adolece de un Sistema de Seguridad Social comparable al menos en grandes rasgos con el que cuenta Nación y Provincia. Por ello la base de comparación respecto del PB de la Ciudad de Córdoba, se reduce desde 37,1% en 2008 y 47,6% en 2011 de la presión fiscal total a 22,9% en 2008 y 29,3% en 2011 de presión fiscal cuando se excluye la Seguridad Social.

Luego el ejercicio consiste en dos ideas sencillas: a) establecer una Hipótesis de Distribución del total de los bienes y servicios públicos que los ciudadanos de la Ciudad de Córdoba reciben en la actualidad, sin considerar seguridad social; la hipótesis aplicada es 50% de los bienes los provee la Provincia, 30% el Municipio y 20% la Nación; b) suponer que el total de recursos que aporta el distrito Ciudad de Córdoba, vuelven a los ciudadanos en bienes y servicios, cuando se suman la provisión de los mismos por parte de todas las jurisdicciones.

Cuadro 2a: Presión Fiscal sin Seguridad Social en la Ciudad de Córdoba, respecto de Expectativas de provisión de bienes públicos, por Jurisdicción. Año 2008.


Cuadro 2b: Presión Fiscal sin Seguridad Social en la Ciudad de Córdoba, respecto de Expectativas de provisión de bienes públicos, por Jurisdicción. Año 2011.


El resultado obtenido es, al igual que con la presión fiscal total, elocuente por sí mismo. En efecto,  la relación entre la responsabilidad respecto de la provisión de bienes y servicios públicos por jurisdicción respecto de la presión fiscal propia de cada distrito indica que:

§       En el caso del Municipio la exigencia por bienes y servicios es 4 veces superior en 2008 y 3,15 veces superior en 2011 a los recursos propios.
§       En el caso del Estado Provincial es 2,7 veces superior en 2008 y 2,33 veces superior en 2011 a sus recursos propios.
§       En el caso de la Nación la relación se invierte, y solamente es responsable de devolver en bienes y servicios, aproximadamente ¼ de los recursos que recauda tanto en 2008 (0,27) como en 2011 (0,29).



7.    Reflexiones finales


Como se mencionó el objetivo del presente ensayo es aportar en la reflexión y alerta a los ciudadanos en general y a la dirigencia política en particular, de cuán cerca está el fracaso cuando se asumen compromisos de Gobierno con herramientas y mecanismos defectuosos de administración de recursos.

Si bien  hemos demostrado de forma simple que la Sociedad cumple en proveer al Estado de los recursos materiales para que pueda alcanzar sus fines, también se pudo poner en evidencia que las funciones del propio Estado quedarían limitadas en virtud de las imperfecciones y asimetrías que tiene la apropiación de rentas por parte de los distintos niveles.

En otros términos, los niveles de presión fiscal para la Ciudad de Córdoba ponen de manifiesto que la voluntad de pago de impuestos es más que una mera expresión de deseo siendo una realidad operativa, toda vez que los ciudadanos tributan en promedio el 40% en 2008 y casi 50% en 2011 de sus rentas anuales. De otra parte, observamos con atención que el 70% en 2008 y el 65% en 2011 de esos aportes al fisco se realizan a la jurisdicción Nacional, que se advierte, al menos desde la hipótesis, como la que menor compromiso efectivo posee en devolver bienes y servicios a los ciudadanos.

Consideramos también que el presente ensayo sirve para que la dirigencia política ponga en el futuro, en un ambiente de control estricto la relación entre aquello que los ciudadanos exigen a cada nivel del Estado y por ende los compromisos que se asumen en campañas para ganar el favor del electorado respecto de las herramientas y recursos con los que contaran al momento de gestionar el aparato Estatal. La asimetría entre jurisdicciones respecto de esta relación manifiesta que habrá regentes y sometidos, con ciudadano rehenes de promesas incumplidas y de planes de gestión de la cosa pública incomprensibles.

El análisis de la información presentada en este breve ensayo, no pretende ser extrema en sus conclusiones y es consciente de que existen atenuantes de la distorsión, en particular sabemos que existe una responsabilidad de convivencia en el marco de una Nación, la cual obliga a los distritos de mayor peso relativo respecto del promedio en la generación de Renta a transferir a los distritos de menor desarrollo, la ciudad de Córdoba está dentro de los primeros.

De todas maneras los actuales niveles de asimetría entre el llamado Distrito Recaudador y el Distrito Tributador deben establecer una severa advertencia para las discusiones próximas en materia de reforma política, mas aún si se los compara a su vez con las exigencias de bienes y servicios de los ciudadanos respecto de los distintos niveles del Estado.

Creemos que es inconducente y de resultado incierto modificar el sistema de acceso a los cargos públicos, tal como indica es el espíritu de actual reforma política de los partidos, si no se discute y modifica el sistema de asignación de recursos para gestionar esos mismos cargos públicos. En otros términos no es posible hacer un mejor sistema electoral si no se posee un mejor sistema de gestión y asignación de las rentas que la Sociedad entrega al Estado para su administración.

Al margen del análisis planteado quedan, por supuesto, los aspectos instrumentales en los mecanismos de cobros de impuestos que bajo el principio de la búsqueda de eficiencia administrativa han establecido una tendencia en los últimos 20 años en la Argentina, a transferir responsabilidades operativas desde los niveles inferiores a los niveles superiores del Estado. Los diseños del sistema de recaudación para una mejor performance que impliquen corrimiento de la jurisdicción con potestad originaria deben ser compensados con mecanismo de transferencia automática entre jurisdicciones de manera tal que la arbitrariedad o la disputa entre las conducciones del Estado en distintos niveles no introduzcan restricciones ni distorsiones en la administración de los recursos que cada jurisdicción aporta y tributa de forma genuina.

Por último cabe remarcar que la discusión planteada no es tributarista, sino es estrictamente económica y en tal sentido la respuesta no implica una reforma fiscal, aunque la misma sería de utilidad, sino que es necesario rediscutir los pactos y relaciones de poder entre los tres niveles de Estado, ya sea desde la disponibilidad automática de los recursos que los ciudadanos pagan en concepto de impuestos y/o en términos de la cantidad, variedad y calidad de  los bienes y servicios públicos que cada nivel del Estado provee en cada Jurisdicción.




RESUMEN PRESIÓN FISCAL CONSOLIDADA EN CÓRDOBA 2008-2011



                                              






RELACIÓN FISCAL NACIÓN, PROVINCIA Y MUNICIPIO: Bases de un sistema de condicionamiento político
- Ensayo -


Diego Dequino
Economista
(colaboración Lic. Julieta Panebianco)

Agosto 2012











RESUMEN EJECUTIVO

La relación entre Estado y Sociedad tiene típicamente dos vías: los aportes de los ciudadanos a la manutención del Estado; y los bienes y servicios que el Estado provee a sus ciudadanos. Para un ciudadano de Córdoba Capital y en el caso de la primera vía, se midió cuánto aporta en promedio de impuestos en relación a los tres niveles de Estado y se relacionaron estos tributos con el Producto Bruto de la Ciudad llegando así a la llamada presión fiscal. La información utilizada es toda proveniente de fuente pública.

El cálculo arrojó que casi $4 en 2008 ($5 en 2011) de cada $10 producidos en la ciudad de Córdoba son entregados al fisco, y que el 70% en 2008 (65% en 2011) de esos aportes se realizan a la jurisdicción Nacional, siendo ésta en términos relativos la que menor compromiso efectivo posee en devolver bienes y servicios a los ciudadanos.

Cuadro 1a: Presión Fiscal en la Ciudad de Córdoba, por Distrito Recaudador. Año 2008.


Cuadro 1b: Presión Fiscal en la Ciudad de Córdoba, por Distrito Recaudador. Año 2011.


En el caso de la segunda vía, a falta de mediciones de demanda de servicios públicos se estableció una hipótesis distributiva sin considerar los impuestos al trabajo de la siguiente manera: el 50% de los bienes y servicios públicos que los ciudadanos de la Ciudad de Córdoba reciben los provee la Provincia, el 30% el Municipio y el 20% la Nación. A su vez se estableció como supuesto optimista que el total de recursos que aporta el distrito Ciudad de Córdoba vuelven a los ciudadanos en bienes y servicios.

La relación entre ambas vías, se efectuó considerando un presión fiscal acotada, es decir excluyendo la Seguridad Social, y considerando solamente los impuestos que gravan producción, renta y patrimonio, toda vez que la jurisdicción municipal no dispone de un sistema de Seguridad Social de características similares al Provincial y al Nacional. El cálculo ajustado de presión impositiva señala que de 37,1% en 2008 (47,6% en 2011) de presión total que soporta un contribuyente de la Ciudad de Córdoba; 14,2% en 2008  (18,4% en 2011) representan impuestos al trabajo, y el 22,9% en 2008 (29,3% en 2011) restante el resto de las cargas tributarias.

El análisis combinado de ambas dimensiones en cuanto a la responsabilidad respecto de la provisión de bienes y servicios públicos por jurisdicción, respecto de la presión fiscal propia de cada distrito indica que:

§         en el caso del Municipio la exigencia por bienes y servicios es casi 4 veces en 2008 (3,15 veces en 2011) superior a los recursos propios administrados;
§         en el caso del Estado Provincial es 2,7 veces en 2008 (2,33 veces en 2011) superior a sus recursos propios;
§         y en el caso de la Nación la relación se invierte, y solamente es responsable de devolver en bienes y servicios, por un ¼ en 2008 (poco más de ¼, 0,27 en 2011) de los recursos que recauda en la jurisdicción de Córdoba Ciudad.

El contraste entre las dos dimensiones aporta en la reflexión y alerta a los ciudadanos en general y a la dirigencia política en particular, del fracaso probable cuando se asumen compromisos con herramientas defectuosas de administración de recursos.  De igual manera una presión fiscal cercana al 40% en 2008 (50% en 2011) debe constituir una seria advertencia de restricción instrumental o escasa capacidad de maniobra por parte del Estado, respecto de cualquier acción de mejora impositiva mediante aumento de alícuotas, revalúos o mayor fiscalización.

Queda en evidencia que la Sociedad cumple en proveer al Estado de los recursos materiales para que pueda alcanzar sus fines, pero que las funciones del Estado quedan limitadas en virtud de las asimetrías e imperfecciones que tiene la apropiación de rentas por parte de los distintos niveles, lo que advierte la necesidad de una mejora en el sistema de gestión y asignación de las rentas que la Sociedad entrega al Estado para su administración.

La discusión planteada no es tributarista, sino es estrictamente económica y en tal sentido la respuesta no implica una reforma fiscal, aunque la misma sería de utilidad, sino que es necesario rediscutir los pactos y relaciones de poder entre los tres niveles de Estado, ya sea desde la disponibilidad automática de los recursos que los ciudadanos pagan en concepto de impuestos y/o en términos de la cantidad, variedad y calidad de  los bienes y servicios públicos que cada nivel del Estado provee en cada Jurisdicción.



viernes, 27 de diciembre de 2013

INFLACIÓN E HIPERINFLACIÓN



INFLACIÓN PERSISTENTE Y LOS RIESGOS DE UNA COYUNTURA HIPERINFLACIONARIA
- Cuatro teorías y dos conclusiones para la Argentina 2013 -



Diego Dequino
Economista
27 de diciembre de 2013

La inflación consiste en una suba generalizada y persistente de todos los precios de la economía, incluyendo precios de los bienes, salarios e impuestos. La gruesa y detallada bibliografía desarrollada especialmente a lo largo de las décadas de 1960 - 1980 respecto de las razones que explican la inflación, al igual que la derivación de recetas para resolver esa distorsión del funcionamiento económico pusieron foco en diversos argumentos, algunos de tipo nominal u otros asociados a la economía real.

Es conveniente hacer un breve repaso de los mismos en tanto y en cuanto la situación de la Argentina indica que el país vuelve a reincidir en materia de inflación, con una clara aceleración de dicho proceso en los últimos meses.

En materia de teorías de inflación, podemos circunscribirnos a cuatros encuadres bien definidos:

·        Monetarista pura, cuando la tasa de emisión monetaria o cantidad de dinero que se incorpora regularmente a la economía está por encima de la capacidad de absorción de la demanda de dinero o cantidad de dinero que los actores económicos desean atesorar o incorporar a su actividad productiva. Los motivos de esta emisión en exceso pueden ser variados, pero en su extremo, se suele señalar como responsable al Estado por su necesidad recurrente de financiar su déficit corriente, es decir un gasto público por encima de los recursos genuinos que los ciudadanos le proveen a los Gobiernos cuando abonan a consciencia sus impuestos. Por ello se dice que la inflación originada en gasto público recurrente y excesivo, monetizada, tiene el carácter de un impuesto, ya que el Estado se financia con recursos que los ciudadanos si tuvieran consciencia plena de ello no se los proveerían.

·        Inercial, cuando los contratos de plazo, formales o fácticos, incorporan subas preventivas hacia delante en función de la suba de precios ocurridas en períodos previos. Los contratos, laborales, comerciales, o meros tratos de partes al ajustar sus valores hacia el futuro en función de lo ocurrido en el pasado inmediato, producen un arrastre de suba de precios fijando un piso de inflación igual al período inmediato.

·        Puja Distributiva, cuando al margen de la definición de los sectores homogéneos que pujan (trabajadores, industria, agro, Estado), lo cierto es que cada sector presiona sobre el conjunto de la economía para obtener una suba igual o superior al resto a fin de garantizar iguales o mejores condiciones de capacidad de compra. La puja desatada, sin límites controlados y convenidos implica un riesgo de espiral de precios para el conjunto de la economía. Esta perspectiva teórica algunas veces se asocia a la llamada inflación de costos, que puede entenderse como una variante analítica específica de la puja distributiva.

·        Estructuralista, cuando la incapacidad de la oferta de ciertos sectores específicos de la economía para reaccionar con velocidad suficiente a los excesos de demanda produce un ajuste al alza en los precios de los bienes asociados. Si estos sectores producen bienes que son insumos críticos para el conjunto de la matriz productiva, se produce un empuje sobre el resto de los precios. Las presiones de demanda, local y externa, por caso en productos críticos como el trigo por encima de las capacidades de recomposición de la oferta, producen un aumento sobre artículos de primera necesidad como el pan. Cuando ello excede los tramos estacionales, se fija como suba permanente sobre los precios.


Cualquier lector desprevenido podrá advertir que hoy en la Argentina existe evidencia empírica sobre tres de los cuatro encuadres referidos en materia de inflación: a)se emite dinero por encima de la demanda, vinculado ello a un déficit fiscal consolidado sostenido; b)hay una puja distributiva desatada entre los distintos sectores de la economía para recomponer su capacidad de pago o compra, con ciclo de tiempo entre cada negociación cada vez más corto; c)al ser nuestra economía agro dependiente, persisten insumos y bienes críticos para nuestra economía que poseen ofertas de producción demasiado inelásticas para cubrir alteraciones severas de la demanda. En cuanto a la inflación inercial, si bien la evidencia no es plena porque persisten restricciones legales originadas en la década de 1990, particularmente la inhibición de indexar contratos y balances de empresas, consideramos que la cantidad de escondrijos y alternativas que los actores económicos han desarrollado para actualizar los precios futuros de los contratos, tales como readecuaciones de precios o reducir los tiempos válidos de los contratos en función de renegociaciones de precios o transarlos en referencia a monedas extranjeras dejan en el límite de obtener evidencias directas sobre el carácter inercial de la inflación en el corto plazo.

En tales términos podemos refrendar desde el punto de vista analítico una verdad de Perogrullo, consistente con la percepción cotidiana que cada ciudadano, cada trabajador, cada empresario, cada madre o padre de familia posee: en la Argentina hay inflación. De todas maneras, al margen de la evidencia diaria en el bolsillo de la gente, queremos remarcar una primera conclusión negada por autoridades del Estado, por parte de la política y también por parte de los colegas profesionales de la Economía: en la Argentina del año 2013 la inflación tiene bases reales ancladas en los encuadres teóricos vigentes disponibles para comprender el fenómeno. Por lo tanto, la inflación en tales términos es un fenómeno que requerirá dedicación, esfuerzo y buenas prácticas por parte de la política económica, al igual que compromiso de la ciudadanía para mitigarla en el corto plazo. Ella será la primera alternativa a fin de lograr controlarla y reducirla a su mínima expresión en el mediano plazo. En términos del manejo profesional de la Economía requerirá, al igual que en la vida de las personas o en el diseño de negocio de las empresas, un Plan que dé cuenta de los objetivos y las herramientas para llevarse adelante, al igual que los hitos de verificación que permitan evaluar los resultados conseguidos y corregir acciones en caso que fuera necesario.

Inflación e hiperinflación

Si bien el concepto que define a la inflación, es decir suba generalizada y persistente de todos los precios de la economía, está consensuada en todos los ámbitos profesionales y académicos; no ocurre lo mismo con la Hiperinflación. Aproximar un acuerdo sobre el concepto de hiperinflación, no es simplemente una disquisición académica sino que posee consecuencias directas para advertir la gravedad del fenómeno y el daño que produce.

La palabra hiperinflación vulgarmente se la utiliza simplemente como una connotación negativa de la inflación. No obstante, ello no es así desde el punto de vista del funcionamiento y organización de la actividad económica. En un extremo la hiperinflación en el caso de las teorías monetarista ortodoxas la ubican cuando se superan ciertos límites nominales, por caso M. Fridman mentor y referente por antonomasia del monetarismo en algún pasaje de sus escritos dejó como referencia el 40% anual, es decir en caso que se supere dicha tasa de inflación anual la economía ingresaría en un proceso hiperinflacionario.

En el otro extremo, si se quiere en una perspectiva estructuralista del funcionamiento económico, la hiperinflación no se ancla en un límite específico del porcentaje de aumento anual de precios, sino que se asocia a circunstancias que dañan la economía real. En tales términos la economía ingresa en un proceso hiperinflacionario cuando la suba generalizada de precios es de una magnitud tal que la propia actualización de los precios produce distorsiones sobre las señales hacia la producción y el consumo, tales que se producen desacoples tan severos sobre la oferta, la demanda y el ahorro que generan desabastecimientos sostenidos y/o acumulación inútil de los bienes de consumo, de capital y del ahorro. La hiperinflación en este caso se visualiza por el daño persistente que produce sobre el tejido económico.

La Argentina como señalamos se encuentra en un período inflacionario persistente y con riesgos de aceleración del fenómeno en los últimos meses. Percibir los riesgos de que el país ingrese en una hiperinflación requiere de una análisis a consciencia de las evidencias fácticas, pero también se necesita comprender el fenómeno y sus consecuencias habida cuenta del daño irreparable que producen estos fenómenos.

Los cuatro encuadres teóricos reseñados respecto de las causas y desarrollo del fenómeno inflacionario, tienen matices argumentales y descriptivos cuando a ellas se suman otros elementos de análisis. Las expectativas de los actores económicos, las previsiones respecto del futuro que los empresarios incorporan en  sus diseños de negocios, la dinámica que adoptan los grupos de presión en materia de negociaciones y la curva de aprendizaje social que los ciudadanos poseen sobre cómo actuar ante contextos de subas generalizadas de precios son los elementos primordiales que matizan dichas teorías. No obstante el argumento principal complementario que trasunta a todas las teorías, es por encima de todo, el grado de confianza que los ciudadanos poseen en tanto actores económicos respecto del nivel de cohesión social con el cual esperan se desarrolle el futuro colectivo de la Sociedad.

En este caso, el lector deberá preguntarse si existen evidencias suficientes para considerar la situación actual de la Argentina en cuanto a hiperinflación se refiere. Como se advertirá, tanto si inscribimos el análisis en los términos monetaristas de inflación superior al 40% anual o estructuralista de desacoples severos de oferta y demanda, nos percataremos que la Argentina al final de este 2013 se encuentra acercándose peligrosamente a las puertas de lo que puede significar un proceso hiperinflacionario. Cuan cerca o lejos de dicha circunstancia nos encontramos, es difícil de calcular ya que la proyección de la medida exacta de este eventual último tramo tiene que ver con aspectos propios de la valoración política y de la Sociedad: la confianza de los ciudadanos en sus instituciones y sus gobiernos de cara a un futuro colectivo y común.

La confianza es un elemento de cohesión social indispensable, de largo desarrollo y construcción. El país, la Nación, los gobiernos, los ciudadanos estamos a tiempo de recomponer la trayectoria de esta componente esencial para construir un futuro común de paz y progreso.

DIGNIDAD Y POLITICA



DIGNIDAD Y POLITICA



Diego Dequino
Economista
Lunes 9 de diciembre de 2013

Los valores en economía no son producto de una versión banal del materialismo basados en un simple cálculo nominal de los precios de bienes y servicios. Los valores económicos se fundan en la confianza que los ciudadanos depositamos mutuamente en la Sociedad y las Instituciones que creamos para sostener nuestra organización y convivencia.

Desde la existencia de Sociedades productoras de bienes ha existido un intercambio simbólico entre valores intangibles y materiales, especialmente entre lo que hoy entendemos como valores éticos y los valores económicos. Este intercambio simbólico entre valores éticos que concilian y compactan a la Sociedad, respecto de los valores materiales que son fruto del trabajo colectivo de la misma Sociedad, es solamente factible mediante convenciones con carácter estrictamente provisional en el tiempo.

Ese intercambio entre las convicciones y lo material solamente es posible en la medida que los recursos materiales - sean estos salarios, bienes o servicios-, retroalimenten los valores éticos. Los intercambios de las rentas sociales mediante acuerdos salariales, establecimiento de precios, obtención de ganancias empresarias o fijación de impuestos; solamente se sostienen en el tiempo en la medida que puedan reafirmar y profundizar las convicciones éticas y morales sobre las cuales convergen los ciudadanos en tanto miembros de una Sociedad organizada.

La política pública como vector de dirección de la acción del Estado no puede escapar de dicha regla. La política pública para sustentarse de forma prolongada en el tiempo debe ser siempre subordinada a los valores éticos que representen a la mayoría de los ciudadanos, y producir en consecuencia las acciones necesarias para fomentar la producción y distribución material consecuente con aquella búsqueda ética.

La dignidad, no es una condición subsecuente de lo material. La dignidad debe ser una condición previa y necesaria del bienestar material. Una Sociedad debe aspirar siempre a ser Digna y para ello la política debe también serlo. Esto no implica renunciar a las ambiciones de un mayor bienestar material para todos los integrantes de nuestra Sociedad, pero sí obliga a sostener la dignidad de los ciudadanos como primer valor tutelar.

Defender la dignidad de los ciudadanos, sin importar su condición, sea esta como trabajadores, como padres de familia, como empresarios, como servidores públicos, o como miembros de número de nuestra sociedad; sobre la base de reivindicar los valores éticos que la mayoría ambiciona en un marco de tolerancia democrática y ciudadana, es el único camino posible de transitar para reencontrarnos colectivamente como Sociedad con un futuro que nos sea común y nos contenga. El dinero, lo material, será apenas un paliativo temporal hasta tanto sea la política capaz de lograr dicho encuentro ciudadano.