lunes, 23 de mayo de 2022

DOLARIZACIÓN O BIMONETARISMO FUNCIONAL

 

EL TIEMPO DE LOS PESOS SE ACABA

Diego Dequino

 

Argentina parece encaminarse sin remedio a una discusión de época que puede resumirse en dos alternativas: dolarización o bimonetarismo funcional.

Si miramos los eventos financieros destacados para nuestro país en los últimos cuarenta y ocho meses, podemos situar abril de 2018 como el momento del inicio de una larga serie eventos desagraciados para nuestra moneda.

Cuando el peso comenzó a devaluarse a un ritmo desbocado respecto al dólar parece ser el momento que se soltaron las últimas amarras que ataban a los ciudadanos, a los políticos, a las empresas y al mundo financiero a la defensa de nuestra moneda.

El cierre de los mercados financieros para el país, sin retorno a la fecha, fue condimentando por una larga corrida especulativa por parte de los argentinos.

Mientras tanto el Estado defeccionaba en cumplir obligaciones básicas en materia financiera.

Se inventó la palabra reperfilamiento para no honrar la deuda en monedad propia, algo inédito entre las naciones.

Continuó con la reinstalación de un cepo que atrasa cuarenta años al tipo de cambio.

Luego se suspendieron unilateralmente los pagos en moneda extranjera con acreedores privados abriendo una renegociación de la deuda.

En el camino quedaron cuarenta y cuatro mil millones de dólares de un paquete de asistencia del FMI, pero también los saldos de la balanza comercial argentina.

Mientras tanto desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020 se emitieron casi 6 billones de pesos.

EL PESO SIN FUTURO

La inflación que parecía una chispa en 2021 fruto del rebote de la economía post cuarentena, en este magro año 2022 pocos dudan de que se trate de un incendio en desarrollo.

El peso en este contexto parece tener los días contados, la falta de credibilidad sobre nuestra moneda es un hecho y las cosas están alcanzando un nuevo nivel.

La ausencia de credibilidad comienza en las falencias del Banco Central como responsable de la emisión, pero también es consecuencia de su relación endogámica con un Ministerio de Economía incapaz de hacer cuadrar la caja más grande que tiene el país que es el Estado.

El camino para recuperar la credibilidad sobre nuestra moneda debería venir de la mano de dejar de emitir dinero que la gente no quiere, con lo cual tampoco se podría darle dinero al Estado para financiar su déficit.

Para ello se requiere un consenso político amplio para aprobar en el Congreso las leyes que den cuenta de cambios profundos e irreversibles en la moneda y en el gasto público.

Luego será necesario un consenso tecnocrático y político para llenar los cargos de responsabilidad ejecutiva con profesionales capaces de garantizar los resultados, dado el enorme poder y responsabilidad que administrarán al margen del sistema político.

Este camino implica un esfuerzo que nuestro sistema político no está dispuesto a afrontar de forma inmediata.

TRES MONEDAS QUE NO FUNCIONAN

Hoy existen en la Argentina tres monedas: a)billetes físicos, b)pesos bancarios, y c)el dólar; pero ninguno de los tres cumple acabadamente las funciones básicas para las cuáles debe servirnos el dinero: “hacer las cuentas”, “pagar los gastos” y “ahorrar”.

a) Los billetes queman en las manos de las personas por su desvalorización mensual, se utilizan porque son útiles para la informalidad económica.

El billete de mayor denominación equivale a menos de cinco dólares y las transacciones obligadas a declarar origen de fondos son las superiores a setecientos dólares.

En marzo salieron de los bancos a billetes 1,5 Billones de pesos y se depositaron 1,8 Billones de billetes físicos.

b) Los pesos bancarios, es dinero que las personas necesitan para hacer sus transacciones económicas y buscan recibir intereses por la mayor porción posible.

Las Leliq están para eso y hoy pagan 60% anual de interés, alcanzando un stock de 5,5 Billones de pesos, siendo superiores a la suma de cuentas corrientes y cajas de ahorro.

Las Leliq, dinero inútil porque queda en manos de quien lo emite, superan al dinero bancario que se utiliza para que la economía funcione.

c) Los dólares, físicos o bancarios, de particulares o empresas, pero en el territorio argentino se utilizan para atesorar y como reserva de valor.

Los depósitos en dólares de los privados son aproximadamente USD 15 MM.

Los dólares físicos son de difícil cálculo, los declarados están bajo secreto fiscal y el resto no hay registro, pero existe cierto consenso que el piso puede ser USD 75 MM y el techo USD 200 MM.

DOLARIZACIÓN O BIMONETARISMO FUNCIONAL

Haciendo cálculos al tipo de cambio CCL, los billetes en poder de público equivalen a USD12 MM; el total de dinero bancario para mover la economía equivale a USD25MM; el total de dinero en Leliq equivalen a USD26 MM.

Mientras el total de dólares de los argentinos en territorio argentino supera los USD 100 MM.

Los dólares que los argentinos guardan triplican a todos los medios de pagos en pesos de la economía, pagando incluso costos de resguardo.

Los dólares que los argentinos atesoran sin rentabilidad son cuatro veces superiores las Leliq por las cuáles el Banco Central paga 60% de interés.

Los números son elocuentes en cuanto a las preferencias del público.

Resta entonces saber si la encerrona para nuestra moneda decantará por la opción de un bimonetarismo funcional entre el peso y el dólar, o por la opción de la dolarización total de los medios de pagos.

Para la primera opción se requerirá un esquema jurídico y financiero que permita destrabar las numerosas trabas existentes a la tenencia, circulación y montos de moneda extranjera en el territorio nacional.

Para la segunda alternativa, se elimina el peso como moneda, se dolarizan todos los medios de pagos cambiando radicalmente al sistema bancario y el rol de la autoridad monetaria.

Ambas opciones implicarán mecanismos de amortiguación de daños colaterales, opciones para la gestión operativa del cambio y pericia técnica.