miércoles, 15 de marzo de 2023

Para bajar rápido la inflación, la economía real debería sufrir

INFLACIÓN ARGENTINA 2023

Diego Dequino

14/03/2023

Sin moneda no hay crédito, sin crédito no hay crecimiento, sin crecimiento sólo queda subsistir.



Al margen del valor del índice de inflación en febrero y marzo 2023, objetivamente el gobierno DUPLICÓ LA INFLACIÓN EN SOLO 1 AÑO. La inflación interanual pasó de 52% a enero 2022, al 99% a enero 2023.


Febrero y marzo según las previsiones indican que la tasa mensual se sostendrá en valores cercanos al 6%, ergo hay que estar dispuestos a una inflación anual cercana al 100%. La única manera en el corto plazo de que la inflación se reduzca significativamente será a costa que la  economía real se resquebraje y sufra.


Solamente a partir de diciembre 2023, con nuevas expectativas, se tendrá posibilidad de frenar y corregir la inflación con menor daño al entramado productivo, pero para ello falta un largo trecho.


La economía argentina hoy verifica cuatro teorías sobre el origen de la inflación:


1)Inflación Monetarista desatada con Guzmán cuando decidió monetizar un déficit fiscal extraordinario por la pandemia, sin prestar atención a la formación de ahorro privado y el financiamiento de la inversión.

2)Inflación Inercial porque entre la gestión de Guzmán y de Massa decidieron expandir hasta límites nunca registrados en los últimos 22 años las indexaciones de los contratos de la economía. Esto alcanza la deuda del estado en bonos CER, hasta paritarias abiertas cada tres meses, la ley de alquileres, el tipo de cambio oficial y los distintos tipos de cambio de nicho como los soja I y II más otros

3)Inflación por puja distributiva desde que Massa se hizo cargo del Ministerio de Economía al poner al Estado en el medio de patrones y trabajadores, para dirimir semana a semana y sector por sector cuánto aumento de costo y cuanto aumento de precio final se debe aplicar.

4)Inflación estructural ya que el modelo de producción propuesto no puede salir de sus propios límites a la creación de oferta, la oferta de nuestra economía en los precios core de la función de producción general de la economía continúan siendo inelástica a las señales de precios. Los excesos de oferta se acumulan sin vender, y solamente se liquidan por oportunidad de precio corregido al alza en ventanas temporales.


El gobierno realiza un malabarismo complejo e ininteligible mes a mes entre precios regulados que suelta de a uno o dos como los combustibles y los servicios públicos; precios núcleo sobre los cuáles intenta ejercer presión con la estrategia de precios cuidados que nunca alcanza ni en cantidad de la canasta ni en valores; y los precios estacionales que suelen jugarle una mala pasada ya que estos se suelen asociar al mejores resultados en sectores de la economía real que buscan renta extra con precios altos cuando tienen la posibilidad de liquidar sus stocks de bienes (ej frutas, verduras) y servicios (ej turismo).


Argentina no tiene un plan antiinflacionario, porque no hay ninguna mecánica establecida. Sólo se escuchan opiniones, pero no se visualizan objetivos claros que organicen acciones eficaces de reducción de la inflación.


La inflación muy alta sostenida en el tiempo produce tres efectos devastadores sobre la producción económica:


  1. No permite que exista un sistema de precios que transmita referencias hacia la organización de la producción, aumentando a valores irrisorios el riesgo de la inversión. Ningún país puede crecer de forma sostenida sin un sistema de precios definido.

  2. Nos acerca cada día un poco más al umbral de quedarnos sin moneda e incluso tener un crowding out contra el dólar como medio de pago. Ningún país puede crecer de forma sostenida sin moneda.

  3. El Estado corre todos los días un poco más a los privados del mercado de crédito, financia su déficit con todo el ahorro formal de la economía, sometiendo a los privados a un crowding out total del crédito disponible . Ningún país puede crecer de forma sostenida sin crédito.


En cuanto a la salida, diremos que el bimonetarismo es la última escala antes de llegar a la dolarización de la economía. Así las cosas nos enfilamos a un sistema bimonetario ligado a un amplio blanqueo de tenencias de moneda extranjera, que podrá ser la solución rápida para controlar la inflación aunque tendrá consecuencias sobre la economía real.