jueves, 24 de octubre de 2019

LOS DÓLARES DE LA ECONOMÍA ARGENTINA Y LA DEMANDA DE PESOS


EL TIPO DE CAMBIO LUEGO DEL DOMINGO 27/10/2019. SOBRAN DÓLARES Y FALTAN PESOS.
22/10/2019
Diego Dequino
(Especial para el diario Comercio y Justicia)
https://comercioyjusticia.info/blog/opinion/cual-sera-la-cotizacion-del-dolar-el-lunes/

Proyectar el valor del dólar luego de las elecciones presidenciales de primera vuelta del domingo 27/10/2019 implica prestarle atención a tres señales que balizen el sendero que puede tomar la divisa:

 a) Los dólares disponibles en la economía argentina
¿Cuántos dólares dispone la economía argentina, entre dólares bancarios y dólares billetes? Incluyendo valores fiscalmente declarados y no declarados, dicha cantidad es de difícil estimación, pero a través de dos relaciones conocidas: el patrón de elusión física que señala que al menos existen en la Argentina de 2 a 3 dólares físicos por cada dólar bancario y el patrón de que Argentina atesora al menos entre 3% y 4% del total de dólares circulantes en el mundo, es prudente proyectar su valor entre u$s 75MM – u$s 100.000MM. Esto equivale u$s1.700 - u$s2.200 por habitante en nuestro país. Si comparamos, tenemos que un estadounidense cuenta con u$s9.700 promedio y un ciudadano que habita la zona del euro cuenta con €9.300 promedio (u$s10.300). Si bien disponemos de 4 a 5 veces menos de dólares/euros/moneda dura que nuestros pares americanos o europeos, pero sepamos que somos en promedio de 3 a 4 veces menos ricos que USA y la zona del Euro.
Es decir, cada argentino dispone en promedio de casi tantas unidades de moneda dura como sus pares norteamericanos y europeos, a pesar de que nuestro Banco Central no emite ni dólares ni euros y siempre que dicho dinero no se fugue del territorio.

b) La demanda y oferta de pesos.
La demanda de pesos por parte de los argentinos desde fines de la década de 1970 estuvo siempre sometida a un estrés, porque la moneda local no se utiliza de manera regular como reserva de valor (ahorro). Y las veces que el proceso inflacionario se aceleró, entonces la demanda de pesos se redujo a niveles casi insignificantes, compensado ello por el aumento de la velocidad a la cual circulan esos billetes, limitando su función a casi exclusivamente transar bienes y servicios. Veamos la situación hoy, señalamos que cada norteamericano tiene en promedio u$s9.700 para llevar adelante su vida, y cada ciudadano de la zona del euro €9.300 para iguales fines. Cada uno de los argentinos disponemos en promedio de $29.500 (equivale a u$s500) para llevar adelante nuestras actividades.
Es decir, cada argentino dispone en promedio de 20 veces menos de moneda de curso legal respecto de los norteamericanos y de los europeos, siendo que somos “apenas” entre 3 y 4 veces menos ricos. Definitivamente esta cantidad de pesos apenas es suficiente para desarrollar la actividad económica estricta de consumo de corto plazo, no contemplando ni el consumo de bienes durables y ni la inversión.

c) La relación entre pesos y dólares que administra el BCRA.
Esta relación mide el tipo de cambio de conversión, es decir el valor que hace equivalentes el total de pesos emitidos respecto del total de dólares que posee el BCRA, ajustado por regulaciones y expectativas. Dicho cálculo en los últimos días se ubica en el rango $57-$90, incluyendo las Leliq en el cálculo y los argendólares depositados netos de préstamos en dólares otorgados por los bancos.
La mediana estadística de dicho rango arroja $73,50 por dólar, lo que indica que el precio actual de la divisa en torno a los $60 está más cerca del piso que de su techo, en un contexto de dólares que sobran y pesos que faltan para el giro económico.

El plan económico y financiero en ciernes, al margen de la coalición política triunfante, tendrá como dilema de hierro lograr que crezca la cantidad de pesos disponibles junto con su demanda, para que la inflación no espiralice. Sino es probable que la cantidad extraordinaria de dólares existentes en la economía sean puestos en circulación de hecho por las personas, sus legítimos dueños, completando el desplazamiento final del peso como moneda.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Mercado de Trabajo en la Argentina de 2019. Cuando el desempleo comienza a marcar valores preocupantes.

20/09/2019
Diego Dequino


La publicación por parte de INDEC de los valores correspondientes al segundo trimestre de 2019 respecto del mercado de trabajo, exponen los resultados más duros que puede provocar sobre la economía real una corrida cambiaria , de capitales especulativos y bancaria como la sufrida por la Argentina desde abril de 2018, con distinta intensidad y tiempos de ocurrencia.

Lo cierto es que los valores de desempleo al alcanzar 10,6% en el conjunto de los aglomerados urbanos relevados por el órgano estadístico, comienzan a aproximarse a aquello que podríamos llamar el límite inferior de una condición estructural preocupante de la economía real de la Argentina: 12% de desocupación es el valor naranja en el semáforo en el cual los problemas económicos de nuestro país se transforman en problemas sociales y de convivencia.

La historia de nuestro país expone que reversionar un desempleo superior al 12% pasa a ser una tarea de una envergadura única y de época para quienes les toque la responsabilidad de convivir con esos valores. Es preocupante la situación toda vez que la luz amarilla intensa actual fruto de un desempleo del 10,6% para el segundo trimestre de 2019, deja fuera de cálculo los efectos adversos de la devaluación extraordinaria ocurrida desde el 12 de agosto de 2019, junto con la destrucción del precio de bonos y acciones a la vez de una breve y compacta corrida bancaria contra la posición en dólares de los ahorristas. La posibilidad de ingresar en el sector naranja del semáforo es entonces muy alta para el tercer y cuarto trimestre de 2019.

Alcanzar o no el sector rojo del mercado de trabajo estará dado por la eventual permanencia del desempleo en valores del 12% o superiores durante períodos de tiempo de 4 o más trimestres. Escapar de la zona naranja y/o roja estará estrechamente vinculado a: 1)la capacidad de la economía para generar empleo; 2)a la evolución de la presión directa sobre el mercado de trabajo del conjunto más débil de los trabajadores, en este orden: los desocupados que no tienen empleo; más los subocupados que buscan empleo porque necesitan trabajar más tiempo; más los ocupados que buscan empleo -cuya causa más probable es que su salario sea insuficiente-.


La evolución de la presión directa sobre el mercado de trabajo tuvo un deterioro mucho más significativo en los últimos dos años que el desempleo en sí mismo. Entre el segundo trimestre de 2017 y el segundo trimestre de 2019, la tasa de desocupación creció 1,9% (desde 8,7% a 10,6%); mientras que la presión directa sobre el mercado de trabajo saltó 7,3% (desde 30,8% a 38,1%). La presión directa sobre el mercado de trabajo creció casi 4 veces más que la desocupación, ello es una muestra indirecta de los estragos que ocasiona la alta inflación sobre los sectores de ingresos fijos.



Si enfocamos el análisis en las áreas de nuestra geografía más proclive a trasmutar las debilidades económicas en conflictos sociales y de convivencia, se pueden advertir ciertos hallazgos que deberían alertar. En los 24 meses del segundo trimestre de 2017 hasta 2019, la economía empujó a 1,041 millones de personas a la búsqueda activa de empleo solamente en los aglomerados urbanos de 500 mil o más habitantes. Ello implica un equivalente de 1.450 personas por día que se incorporaron a buscar empleo, o casi 2.000 personas por día hábil.

En el caso del Gran Córdoba, el efecto se puede traducir en 73.000 personas que se incorporaron a la búsqueda activa de empleo en esos mismos 24 meses, o su equivalente de 100 personas por día o 140 por día hábil. Trabajadores desocupados, junto con trabajadores subocupados horarios que buscan empleo y trabajadores ocupados que buscan empleo elevaron la presión en el Gran Córdoba desde el 42,7% al 49,3% de la Población Económicamente Activa.

El deterioro de la economía monetaria y financiera luego de las elecciones PASO del 11/08/2019, tiene su correlato sobre la economía real. Los datos del tercer trimestre de 2019 que culmina el próximo 30/09, ensombrecerán aún más estos indicadores del mercado de trabajo.






martes, 3 de septiembre de 2019

Moneda y Finanzas en la Argentina 2020


Moneda y Finanzas en la Argentina 2020.
- Cruzado el Rubicón, la suerte está echada -

29/08/2019
Diego Dequino
(Especial para La Voz del Interior)

La cantidad de novedades financieras, monetarias y cambiarias desde las elecciones PASO abruman, incluso a los observadores más expertos. Los hechos desatados en el mercado financiero en los últimos 15 días tuvieron una intensidad tal, que dificulta al extremo las discusiones tanto acerca de aquello que está pasando en nuestro país en materia económica, así como de las alternativas próximas que se nos presentan en el futuro. Trataremos de distinguir en estas circunstancias el desarrollo de los dos frentes económicos más críticos para los próximos meses. El futuro del peso como moneda y el tipo de cambio. El frente financiero y la deuda pública.

El peso argentino, reservas e inflación

El valor del peso argentino depende en el corto plazo de tres factores: la inflación, la confianza de los argentinos y el nivel de reservas en dólares del país. La inflación persistente y creciente de los últimos años presiona al deterioro sistemático del valor de nuestra moneda. La quita progresiva de confianza de los argentinos hacia la política económica acelera la pérdida de valor del peso argentino. Y el nivel de reservas del país, última ancla para que el valor del tipo de cambio no se escape, está sometida a una presión extraordinaria en los últimos meses.

En una economía bimonetaria como la Argentina, donde el dólar funciona como reserva de valor y unidad de cuenta en un conjunto significativo de transacciones económicas, lograr estabilizar el tipo de cambio es una tarea más compleja que solamente defender la posición de reservas del país.

Las decisiones recientes del Banco Central (BCRA) tendientes a administrar las reservas son medidas que requieren correspondencia con un esquema amplio de control y reducción de la inflación, a la vez de implementar medidas que faciliten el aumento la demanda de dinero en pesos por parte de consumidores y productores.

La política cambiaria solamente logrará consistencia cuando sus acciones sean acompañadas por un paquete de medidas de estabilización y reducción de la inflación, para lo cual es indispensable la coordinación del BCRA con los ministerios nacionales que inciden sobre producción y empleo.

El BCRA será capaz de defender el valor de nuestra moneda sostenidamente, cuando se implementen medidas que reorienten la liquidez excedente en los bancos hacia fortalecer consumo y producción. Las Leliq, principal herramienta hoy para regular la cantidad de pesos, le quitan al sistema productivo en su conjunto el equivalente a u$s 23.000 millones para el giro de las transacciones económicas. Dichas Leliq deberán dar lugar a un esquema de encajes administrados que, sin afectar la solvencia del sistema bancario, permitan gotear de manera focalizada y progresiva la liquidez excedente hacia la economía real.

El valor del dólar

El valor del dólar en los próximos meses dependerá de factores varios en una coyuntura con múltiples novedades, aunque lo cierto es que el mercado en general tiene un ojo puesto en el corto y otro en el largo plazo.

En términos de meses, habrá que prestarle al tipo de cambio de conversión que hace equivalentes el total de pesos respecto del total de dólares, ajustado por regulaciones y expectativas. Este valor en los últimos días oscilo en el rango $48-$80, su valor exacto depende de cada analista, pero la mediana estadística arroja $64.

Razonando a tres años vista, $60 actual se asemeja a los valores alcanzados en los años 2005 y 2006, momentos del país creciendo a tasas altas y con fuerte superávit de comercio exterior. No obstante, ese valor es inferior que en los años 2002 y 2003 donde la economía aún intentaba hacer pie.

El frente financiero

El Tesoro Nacional y el BCRA deberán enfocarse durante los próximos doce meses en remover tres obstáculos principales. Desarmar el amplio muestrario de Letras circulantes que representan en conjunto u$s 38.000 millones. Repactar la estructura y plazos de devolución del crédito stand by con el FMI de u$s 57.000 millones con el grueso de vencimientos operando entre 2021 y 2023. Disponer un mecanismo diferencial para la emisión de deuda soberana a futuro, que distinga la aplicación y resguardo de los fondos obtenidos.

El programa de las Leliq alcanza $1,25 billones (u$s 23.000 millones) monto mayor que la cantidad total de billetes que tenemos los argentinos circulando. Las Leliq son billetes emitidos pero “retenidos” por 7 días por el BCRA a un costo del 75% anual. El BCRA deberá encontrar la manera de desarmar este programa hiper cortoplacista de esterilización monetaria, por un programa de corto y mediano plazo que haga crecer la demanda de pesos por parte del público para producir y consumir, con una consecuente baja paulatina de la tasa de interés.

El programa de Letras del Tesoro en pesos y dólares (Letes, Lecap, Lecer, Lelink, Dual) alcanza los u$s15.000 y vencen en 150 días máximo. El monto vigente es al menos tres veces superior al máximo recomendado. Un instrumento idóneo para que los Estados estabilicen la proyección financiera de caja se desvirtuó al alejarse de las buenas prácticas.

La estructura de repago del crédito stand by otorgado por el FMI preveía implícitamente que la Argentina volvería al mercado voluntario de crédito en 2019/2020 para refinanciar dicha asistencia en plazos más largos. Dicha previsión al incumplirse obliga a renegociar los plazos originales de la devolución.

El crecimiento del país no puede estar reñido con su curva de endeudamiento. Los créditos tomados por el país durante 2016, 2017 y enero de 2018, sobreestimaron la capacidad de crecimiento del país y supuso un flujo permanente de capitales que ingresaran sin previsión de reversión. Para lograr crecer en plazos correctos a fin de crear excedente macroeconómico, Argentina deberá lograr separar sus créditos en función de su aplicación. Los créditos de corto plazo no sirven para crecer. Los créditos de largo plazo no sirven para los gastos corrientes.


lunes, 22 de julio de 2019

CREDITOS HIPOTECARIOS UVA. La cláusula no aclarada.


CREDITOS HIPOTECARIOS UVA
-La cláusula no aclarada-
19/07/2019

La moneda en la cuál se otorgan los créditos hipotecarios en la Argentina siempre dependió de la coyuntura y el entorno económico: pesos, dólares o UVA. La moneda del préstamo es un dato para los Bancos, sino no pueden prestar. Las variables que sí pueden modificar son la tasa de interés, el plazo de devolución del préstamo y la forma de amortización.

Los tomadores de créditos conocemos algunas verdades generales. Mayor tasa de interés es mayor cuota. Mayor plazo para devolver significa que nos pueden prestar más. Ahora bien, y ¿el sistema de amortización? Falta información y opciones para el consumidor.

El sistema de amortización es la forma en que se devuelve el capital que nos prestaron, al margen de pagar intereses. Hay dos sistemas utilizados en el mundo para préstamos minoristas, francés y alemán. Sus diferencias principales son dos. El francés tiene cuota igual durante todo el crédito, el alemán la cuota es decreciente. El francés devuelve muy poco capital al comienzo y mucho capital al final, con el alemán se devuelve siempre la misma cantidad de capital.

En nuestro país se ofrecen a las familias sólo el sistema francés, el más inconsistente para los créditos UVA cuando la inflación se dispara, porque acumula deuda más rápido que el alemán durante los primeros años del crédito. Veamos un ejemplo estándar.

Una familia que compró el 01/06/2016 una vivienda de u$s85.000 y pidió un crédito hipotecario UVA de $923.000 (u$s65.000) del momento, por 15 años con una tasa del 5,5%, comenzó con una cuota de $7.542. Tres años después, julio de 2019, debe pagar una cuota de $19.275, adeudando $2.008.566 millones (u$s46.280). La cuota aumentó 156%, tanto como la inflación; pero menos que el dólar (206%). Su deuda en pesos aumentó 118%.

Si el crédito lo hubiera tomado bajo sistema alemán al mismo plazo e igual tasa hubiera comenzado con una cuota 24% superior al francés de $9.358 y tres años después, julio de 2019, debería pagar cuota muy similar al francés de $21.695. Pero lo más interesante es que el capital adeudado sería $1.874.082 millones, es decir $135.000 (u$s3.100) menos. La cuota hubiera aumentado 132%, menos que la inflación (156%), menos que el dólar (206%). La deuda en pesos subiría 103%.

El sistema alemán versus el francés, en tres años, generan una diferencia significativa sobre la deuda. Si bien el alemán exige un mayor esfuerzo inicial de las familias por la cuota más alta, debe saberse que será cada vez menor en términos reales. También el sistema alemán alienta al tomador a endeudarse por un monto un 20% menor que el caso del francés y eso cuando la economía familiar se resiente como en los últimos meses, es un beneficio perceptivo para el deudor.

Tomar un crédito hipotecario debería ser similar a comprar un producto, pudiendo el tomador elegir las características del mismo en función de sus necesidades y de acuerdo a las alternativas ofertadas. Por el contrario, en nuestro país, tomar un crédito hipotecario se parece más a ganar una lotería demográfica y social, que saca bolillas solamente cuando la coyuntura macroeconómica lo permite.


jueves, 2 de mayo de 2019


UN CÁLCULO RÁPIDO PARA MEDIR LA MAGNITUD DEL AJUSTE. LOS SALARIOS PIERDEN CON LA INFLACIÓN.

Diego Dequino
02 de Mayo 2019

El INDEC reveló el día 30/4/2019 estadísticas actualizadas a febrero de 2019 sobre la evolución de los salarios. El informe brinda certezas estadísticas a las percepciones que tienen los agentes económicos de ingresos fijos, es decir asalariados, jubilados, beneficiarios de planes sociales, monotributistas y los trabajadores informales de baja productividad: en el último año sus ingresos en pesos perdieron mes a mes con la inflación de bienes que consumen habitualmente.

Tomando como referencia el período de 12 meses que ocupa desde febrero de 2018 a febrero de 2019, los salarios perdieron el -16,7% de poder adquisitivo y por lo tanto ello implica que los sectores de ingresos fijos dejaron de percibir un 16,7% menos de ingresos en términos reales. Con la particularidad que se sostuvo en todos y cada uno de esos meses, con valores que alcanzaron un máximo de pérdida del -3,96% en septiembre 2018 y un mínimo de pérdida del -0,02% en abril de 2018.

El mes de febrero 2018 corresponde al penúltimo mes de crecimiento de la economía, medido de forma interanual. En tal sentido expresa el inicio de la contracción económica y el comienzo de un proceso de trasferencia de ingresos entre sectores de la economía, con consecuencias negativas sobre la calidad de vida de las personas que corresponden a los grupos perdedores, toda vez que esa transferencia se realiza de forma real y directa -no relativa o potencial- al no haber crecimiento del total de bienes y servicios disponibles. La caída del Producto Bruto Interno (PBI) durante 2018 fue de 2,5%, valor que analizado para el período febrero 2019 – febrero 2018 puede estimarse en poco más del 5% en función del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) toda vez que tomaría el peor período de la serie.

Las estimaciones de participación del sector asalariado en sentido amplio dentro de la distribución del ingreso nacional, es un dato que no se encuentra disponible de forma exhaustiva, histórica y de fuentes oficiales. Esta distribución funcional del ingreso nacional tuvo estimaciones con variada precisión en distintos momentos de la historia de las estadísticas argentinas, así como por abocarse profesionales de la economía a su cálculo. En todas las oportunidades que se realizaron, esta ya poco utilizada distribución funcional del ingreso, los valores oscilaron a lo largo de nuestra historia económica en el amplio rango del 25% en momentos de crisis económicas extraordinarias como fue en 2001, hasta valores que se acercaron al 50% en períodos de procesos de extrema estatización de la economía como fue entre 1973-1975. Los valores extremos solamente se sostuvieron por períodos muy cortos y puntuales de tiempo.

Es razonable entonces, considerar como hipótesis prudente un piso de 28% y un máximo de 38% para estimar la participación de los sectores asalariados en un sentido amplio (trabajadores, jubilados, pensionados, beneficiarios de planes sociales, monotributistas y trabajadores informales) dentro de la distribución de la renta nacional.

Descontada la caída interanual del 5% del PBI predicha por el EMAE y el ajuste del tipo de cambio real ocurrido en 2018, el PBI a febrero de 2019 alcanza aproximadamente u$s465MM entonces podemos estimar que, entre febrero 2018 y febrero 2019, los sectores de ingresos fijos enunciados transfirieron un mínimo de u$s21,7MM y un máximo de u$s29,5MM, hacia los sectores de ingresos variables (empresas y el propio Estado) comparado con la distribución funcional del ingreso durante 2017.

Esta transferencia equivale a una media mensual de recursos transferidos piso por u$s1,8MM y máximo por u$s2,5MM. También equivale a piso diario por u$s60 Millones y máximo diario por u$s80 Millones de transferencia.

La pérdida estructural de los sectores asalariados respecto de la inflación produjo un reflejo en las demandas de negociación por parte de los sectores sindicales que muy probablemente logren en este año 2019 igualar su crecimiento nominal con la inflación. Ello implicará una ralentización, aunque no detención, en el proceso de transferencia de recursos desde los sectores de ingresos fijos hacia los sectores de ingresos variables, dado que las fórmulas de actualización previsional, de planes asistenciales y de las categorías del monotributo tiene insertos un retraso no menor a 6 meses respecto de la inflación. A su vez deberá tenerse presente que la reducción sobre la participación en la renta nacional de aquellos sectores asociados a ingreso fijos necesitará varios años para recomponerse pari passu a que la economía argentina desarrolle un crecimiento sostenido.



jueves, 4 de abril de 2019


PRECIO DEL DÓLAR, APUNTES SOBRE EL VALOR DE EQUILIBRIO FINANCIERO EN EL CORTO PLAZO
Diego Dequino
04 de Abril 2019

El llamado tipo de cambio de convertibilidad o conversión (TCc) podemos definirlo como el valor teórico del peso en relación al dólar que permite canjear, por los dólares de las Reservas Monetarias del país -conviniendo que todas las reservas están disponibles para la autoridad monetaria-, todos los pesos en billetes y monedas en poder del público y en poder de las entidades financieras (encaje técnico/operativo) más los pesos en depósitos de los Bancos en el Banco Central (BCRA), es decir la Base Monetaria (M0).

Ese valor desde la puesta en marcha de la fallida ley de convertibilidad de los años ’90 sirvió en general como una referencia para evaluar la solvencia de nuestra moneda por un lado, a la vez que sirvió como referencia desde el colapso de la convertibilidad en diciembre de 2001 para evaluar cuan retrasado o adelantado se encuentra el tipo de cambio.

El seguimiento de dicha relación evade un conjunto de aspectos técnicos, legales y económicos, que la inhiben de ser base de un diseño teórico en materia de proyección cambiaria. No obstante, si esa relación se la contextualiza no solamente con el M0, sino también con el conjunto de los principales agregados monetarios (M0, M1, M2, M3 y M3*) a la vez de observar su evolución en un período específico de tiempo, puede resultar una valiosa referencia para advertir tanto la posición actual como la tendencia de corto plazo del tipo de cambio. El tipo de cambio en el mediano y largo plazo se vinculará a variables reales de la economía, en particular la productividad, los términos de intercambio y el grado de apertura de la economía.

En tal sentido esa referencia podrá servir para medir de manera objetiva en el corto plazo el llamado “humor” de los agentes económicos en general y del mercado financiero y de cambios en el corto plazo en particular.

En la Tabla 1 se reunieron los valores del dólar asociados a la conversión de pesos a dólar de los distintos agregados monetarios que administra y regula el BCRA. Se identifican tres fechas específicas para disponer de un mapa de valores útiles en los últimos doce meses. La primer fecha corresponde al último dato completo disponible con estadísticas oficiales, el 28/03/2019. La segunda fecha corresponde a retrotraer la serie doce meses hacia atrás hasta el último día hábil de marzo de 2018 (28/03/2018) y tiene como característica que esa fecha corresponde a los días previos a la primer corrida cambiaria del año 2018 que desembocó en el primer acuerdo con el FMI. La tercer fecha, expuesta en la parte central corresponde al punto medio del calendario, 27/08/2018 y tiene como característica que es inmediato anterior al inicio de la segunda corrida cambiaria de 2018 que termina empujando al país a la revisión del primer acuerdo con el FMI y la firma del segundo acuerdo.



Los valores expuestos en la Tabla 1 permite identificar algunos rasgos salientes de las distintas opciones de dólar de conversión:

1.    Entre la primer corrida cambiaria de abril de 2018 y la segunda de septiembre de 2018, el tipo de cambio de mercado modificó su umbral de conversión desde el agregado M1 hacia el M2. Hasta el inicio de la primer corrida cambiaria un dólar de $20,15 se aproximaba al valor de conversión del total de los billetes y monedas en poder del público más el total de depósitos en cuenta corriente (M1) que refljeaba $19 por dólar convertido. Luego de la primer corrida y antes del inicio de la segunda corrida el dólar de mercado alcanzó $30,97, quedando muy cerca de la conversión del M2 que se ubicaba en $32,61 por cada dólar convertido. Este cambio implicó  que el mercado incorporó al cálculo del numerador los depósitos en caja de ahorro, en otros términos el mercado consideró que la conversión debe comenzar a realizarse contra todos los activos líquidos en poder del público no atesorables.

Corolario 1: En 2018 los agentes económicos corrigieron el valor de dólar para incorporar en su precio el monto de conversión necesario que incluye todos los activos financieros de máxima liquidez para transacciones económicas habituales: Billetes y Monedas + Depósitos en cuenta corriente + Depósitos en Caja de Ahorro. Esta corrección se mantiene, por lo tanto el agregado de referencia es M2.

2.    El segundo rasgo se advierte entre la segunda corrida cambiaria de septiembre de 2018 y la fecha actual. En ese período desaparece la distinción útil y necesaria entre M0 que incluye el pasivo propio del BCRA y el M1 que expresa la capacidad de compra inmediata del público en general. Ello es efecto de la desaparición del llamado “primer multiplicador bancario” como subproducto del apretón monetario extremo al cual se sometió al BCRA, en otros términos equivale a encontrar un dólar de conversión para el M1 ($19,61) inferior que para el M0 ($20,05) mostrando por lo tanto ello un multiplicador bancario menor a 1 (“desmultiplicador”). Se podría afirmar entonces que ese aspecto se parece mucho a una nacionalización de la Banca en los términos que se aplicó en nuestros país en la segunda mitad de la década de 1940 y en la primer mitad de la década de 1970 (contradicción entre ideología y tiempos podría también especularse).  

    Corolario 2: Desde el último trimestre de 2018 desapareció el primer multiplicador bancario, poniendo a la liquidez del sistema bancario bajo un régimen extremo, medida que se profundizó desde marzo de 2019. La permanencia de la situación precautoria extrema podrá ser en el mediano plazo un boomerang sobre la valoración de la solvencia sistémica del conjunto de Entidades Financieras.

3.   El tercer rasgo destacable es la incorporación, desde finales de 2018, de las Leliq como pasivo contable en la hoja de balance del BCRA, sin un activo individualizable de contraparte y por lo tanto sin reflejo -por el momento- en el modelo de exposición de cuentas nacionales. Ello seguramente generará, en la medida que las Leliq persistan en estos volúmenes y en el tiempo, una nueva discusión sobre responsabilidades del registro de las mismas y cómo expresarlas en su contraparte del activo. Cabe destacar que cuando el déficit fiscal en distintos períodos se monetizaba, se individualizaba en la emisión el pasivo para el BCRA y a su vez el activo correspondía a formas varias de exponer la contraparte de la “maquinita de imprimir”, como por caso Adelantos Transitorios (sic) al Tesoro u otras maneras de exposición.
La incorporación de las Leliq como pseudo agregado monetario facilita reconstruir el sentido básico del tipo de cambio de conversión, ya que el dólar de conversión sin las Leliq parece perder todo sentido útil.
El tipo de cambio de mercado al 28/03/2019 de $43,63 se ubica en una zona difusa entre el dólar de conversión del M2 $28,51 y el del M3 $52,24. Ello no parece apropiado que el mercado descuente el precio más cerca del M3 que del M2 habida cuenta que M3 incluye los depósitos a plazo fijo los cuales no pueden disponerse sino hasta su vencimiento para adquirir moneda extranjera. Si es probable que en plena corrida cambiaria y por el efecto especulativo de adelantar posición pueda el tipo de cambio de mercado aproximarse durante períodos breves al dólar de conversión del agregado M3 anticipando probables decisiones de los tenedores de plazos fijos de buscar cobertura en moneda extranjera al vencimiento de los mismos.
Pero si se incorporan las Leliq como una constante a los agregados monetarios dado que es emisión del BCRA “retenida” por períodos muy cortos de 7 días, las relaciones del TCc vuelven a cobrar sentido práctico. El tipo de cambio de mercado de $43,63 se iguala con el dólar de conversión del agregado M2 corregido. El TCc del M2+Leliq arroja $43,14.
Queda para otra discusión si las Leliq constituyan un “derivado financiero” del principal que es Billetes y Monedas en circulación.

Corolario 3: Desde la consolidación de las Leliq como agregado monetario derivado de la Base Monetaria en términos de expresión contable, los agentes económicos descuentan en el valor del dólar su incorporación como parte de la conversión identificando un nuevo agregado M2+Leliq como numerador del precio de conversión. Los agentes entonces asumen a las Leliq como un pasivo pleno del BCRA, que al no poseer un activo definido de contraparte, contribuye a fomentar la percepción del riesgo del mismo.

4.    El cuarto rasgo está asociado a una corrección sobre la consideración del volumen de reservas en divisas que dispone el BCRA. Es un dato que no se percibe incorporado por los agentes económicos en sus valores pero puede contribuir a completar el mapa de la contabilidad de los distintos TCc.
Desde el año 2016 el BCRA facilitó y propugnó el crecimiento de los créditos en moneda extranjera por parte de los Bancos. Ello se hizo a partir de incorporar un conjunto de actividades económicas elegibles más amplias para ser elegibles de préstamos nominados en dólares. Estas medidas permitieron que los préstamos nominados en moneda extranjera crecieran desde aproximadamente el 15% a casi el 50% de los depósitos en dólares de todo el sistema.
Corresponde agregar que los depósitos en dólares que toman las entidades financieras tienen un encaje equivalente al 100%, es decir están anotados en la cuenta de orden de cada banco en el BCRA y por ello son incluidos en el cálculo de las reservas de la autoridad monetaria.
Consideramos entonces muy probable que ante un nuevo evento de corrida cambiaria el valor del dólar busque un nuevo piso que deberá tener reflejo en los diversos TCc. Si así ocurriera es dable considerar que el mercado así como en la primer corrida cambiaria de 2018 sumó al numerador a las cajas de ahorro por ser un activo líquido exigible de rápida conversión a dólar que no estaba incorporado en el TCc de referencia; puedan los agentes económicos en un segundo restar del denominador (Reservas) los depósitos netos de préstamos en dólares al sector privado, ya que en rigor son dólares indisponibles para la conversión por parte del BCRA. En tal caso el TCc en una nueva corrección de corto plazo del mercado por desconfianza u otro motivo empujará el TC a valores cercanos a $60 a valores actuales; es decir un valor 35% superior al actual.  

Corolario 4: Considerando la corrección del agregado monetario de referencia al cual el mercado converge en el último trimestre de 2018 para anticipar el precio de la divisa, pasando de M1 a M2, que implicó sumar en el numerador del TCc todos los activos líquidos no atesorables en poder del público (billetes y monedas+cuenta corriente+caja de ahorro); junto con la liberación progresiva en 2016 y 2017 para que los Bancos comerciales puedan prestar hasta casi la mitad de los depósitos totales en dólares, entonces el paso siguiente más probable para el mercado en una nueva crisis de confianza de corto plazo será restar del cálculo de las reservas los depósitos en moneda extranjera netos de sus préstamos en esas monedas. En tal caso el valor del dólar se acercaría a los $60 a valor actual, o un 35% superior al cambio actual.

Reflexiones finales

El FMI al imponer un uso preciso y cauteloso tanto de las reservas monetarias del BCRA como de los fondos provistos en el marco del crédito stand by, induce a considerar que valoran de manera indirecta bajos niveles de confianza para la entidad que regula los agregados monetarios. Los niveles de previsión del valor del tipo de cambio en un mercado volátil y expuesto a un año con elecciones, donde la confianza está resentida dependerá en el corto plazo de las señales que se brinden tanto sobre el numerador como sobre el denominador del TCc. El numerador, los agregados M, están siendo controlados mediante una contracción monetaria que depende exclusivamente de las decisiones que adopte el BCRA en materia de regulación sobre encajes, Leliq y tasa de interés, todos instrumentos dentro de su caja de herramientas. El denominador depende de la liquidación neta de divisas por parte del complejo exportador; de las condiciones de acceso a los mercados financieros internacionales y locales, en especial de privados y públicos sub soberanos y de la reversión o no en el flujo de capitales especulativos que ingresaron por arbitraje entre monedas y tasa de interés (carry trade).

Si se sostiene el actual nivel de reservas y de depósitos netos de préstamos en dólares, así como la política monetaria muy definida en el control de los agregados monetarios (M0, M1, M2, M3, M3* y Leliq), entonces los límites de movimiento para el precio del dólar en el corto plazo estarán establecidos entonces por:

o   En el caso que se logre una mejora progresiva en la confianza de los agentes económicos, el BCRA podrá permitirse liberar al sistema financiero hasta la diferencia entre el TCc actual del M2 ($43,14) respecto al TCc actual del M1 ($34,24), multiplicado por la cantidad de reservas (u$s66.414), sin por ello modificar el precio actual de mercado de la divisa ($43,63). Ello implica inyectar en el sistema bancario y financiero $591MM sin que se trasladara al precio del dólar en términos reales, descontando inflación o lo que es lo mismo manteniendo la competitividad cambiaria.
Esa inyección de liquidez equivalente a u$s13,7MM, equivale a dejar en manos de los Bancos el 62% del monto de las Leliq existentes para que puedan ser prestadas o colocadas en otras posiciones que apalanquen la economía real. Si la dirección de esa reinyección de liquidez de corto plazo fuera exclusivamente el sector privado, considerando una propensión marginal al Consumo privado de 0,75 entonces esa reactivación de demanda probablemente permitirá multiplicar por 4 dicho monto en la Demanda Agregada, considerando un tramo temporal razonable de 8 a 12 trimestres, produciendo por lo tanto un impulso de arrastre sobre el PBI de alrededor del 4% de crecimiento anual.

o   En el caso que la confianza de los agentes económicos se resienta y comience un proceso de reconducción de activos hacia el dólar, similar a lo acontecido en 2018, entonces el TC podrá escalar hasta $60 por dólar a valor actual, descontando inflación, es decir un 35% superior al valor actual. No más. Las consecuencias de esta situación implica una pérdida significativa del poder adquisitivo y del valor presente del PBI argentino.
Para superar ese monto del tipo de cambio deberemos estar ante un evento de otra envergadura colectiva, ya no solamente en materia de expectativas sino de gestión cotidiana de las transacciones económicas. Evento que se asimilaría al repudio de la moneda, lo cual implicaría una conversión de todos los activos monetarios de los agentes (M3). En este caso improbable el TCc en un escenario que podría asimilarse a una dolarización de facto de la economía, el precio de la divisa podría alcanzar los $90 por dólar a valor actual, descontando inflación.



lunes, 1 de abril de 2019


EL COSTO EXTRA FISCAL DE LAS LELIQ
 Una mensura alternativa para la inflación
Diego Dequino
01 de Abril 2019

El costo extra fiscal de las Letras de Liquidez (Leliq) emitidas por el BCRA, debería ser un tema de agenda para la política monetaria así como para el diseño técnico promovido en el marco del acuerdo con el FMI.

Un cálculo a trazo muy grueso indica que ese costo bruto nominal a los valores de tasas de interés de referencia actual (66% anual) alcanzaría un valor anualizado superior a los $900 mil millones de pesos, es decir más de 20 mil millones de dólares al cambio actual.

No obstante, si descontamos de la tasa de interés nominal la tasa de inflación esperada medida por el propio BCRA (29%), obtenemos una tasa de interés real del 37% anual. El costo real para la economía argentina entonces supera los $500 mil millones anuales, unos 11,8 mil millones de dólares al cambio actual. Este costo extra fiscal representa al menos 2,5% del PBI.

Entonces el primer aspecto a remarcar consiste en el costo extraordinario y oculto por cierto para el sistema de exposición de la Cuentas Nacionales de una deuda que dimos en llamar extra fiscal, habida cuenta que el antiguamente costos cuasi fiscal se aplicaba a la llamada “maquinita de imprimir billetes para monetizar déficit fiscal”.

El segundo aspecto, quizá con impacto más dañino en el corto plazo, se refiere a la fuente de recursos por la cual esa deuda asumida por el BCRA será honrada. Los 11,8 mil millones de dólares del costo económico extra fiscal serán obtenidos de forma alternativa o complementaria de dos fuentes:

a) Drenar de recursos genuinos el mercado local para la colocación de deuda de corto plazo nominada en pesos tanto para el sector privado como para el sector público sub-soberano. Ello considerando que el sector público soberano está ya a su límite/techo en el mercado de deuda local de corto plazo tanto en pesos como en dólares (LETES, LECAP, etc) toda vez que el monto vigente por ella es aproximadamente el doble del costo extra fiscal del BCRA;

b) Recuperar la confianza del público en nuestra moneda local, de forma tal que aumente progresivamente el atesoramiento de los pesos en el bolsillo y sus cuentas bancarias a la vista de los agentes económicos, hasta alcanzar en términos reales una recuperación del orden del 40% de la tenencia actual de pesos. Es decir, esta situación equivaldría a que el BCRA alcanzada la inflación 0%, pusiera en manos de los particulares el total de Leliq -nominales y reales- y esos nuevos pesos no fueran a inflación, la garantía de ello es que se atesoraran de manera similar a como el público hoy atesora dólares. Otra manera de mirarlo es que el BCRA renovará las Leliq a tasa de interés 0% en términos reales -interés nominal igual a la inflación-.

Cual de estás dos fuentes será más importante, está íntimamente ligado a la formulación del problema principal: la inflación.

Si el costo extra fiscal de las Leliq es considerado principalmente una consecuencia de la inflación, entonces la fuente última que las extinguirá será la b), recuperar la confianza en la moneda nacional. En esta perspectiva técnica abreva sin dudas la política monetaria – y también por cierto financiera- que lleva adelante el BCRA con la tutela del FMI. Reponer la confianza sobre la moneda implica infligir a la sociedad un costo de oportunidad moral que alcanzaría por estos días los 11,8 mil millones de dólares anuales.

Si el costo extra fiscal de las Leliq es considerado principalmente una causa de la inflación, entonces la fuente última nunca podrá ser la confianza en la moneda nacional, quedando solamente la fuente a) sostenida en el mercado de deuda nomina en pesos. Y en tal sentido, esta perspectiva técnica pone en alerta respecto del daño mensurable sobre la economía real de una causa de la inflación: 11,8 mil millones de dólares se detraen tendencialmente del financiamiento de proyectos de corto plazo para el sector privado como por caso financiar consumo; y/o del financiamiento de proyectos de corto plazo del sector público sub-soberano como por caso adquisición de bienes durables de consumo o recomposición de los salarios públicos.

Es comprensible entonces que una inflación considerada más causa que consecuencia de política monetaria y financiera asociada a la emisión de Leliq del BCRA, no facilite exponer los costos económicos reales de las medidas de política impulsadas y sostenidas.