domingo, 19 de noviembre de 2023

Balotaje presidencial 2023 y la economía argentina

¡Escuchá! Muchachos nos volvimos a ilusionar

Diego Dequino, 17/11/2023



La Argentina se prepara para disputar su propia copa, al margen de quienes integren el equipo que ingrese al campo de juego el próximo 10 de diciembre.


La fase grupos la sortearemos cuando vayamos al supermercado sabiendo cuánto valen los productos antes de subirlos al carrito.


Superar la ronda eliminatoria consistirá en volver a guardar un poco de dinero, durante algunas semanas, sin la angustia de saber que cada día vale menos. 


Pasar las semifinales será comprar en cuotitas fijas de 24 o 36 meses una heladera, una tele, una computadora, los materiales del quincho.


Si ganamos la copa, es porque logramos comprar un auto, un departamento, una casa o un terreno en cuotas pagables a lo largo de 15 o 20 años.


Recién en ese momento podremos pasar a disputar las ligas mayores del crecimiento sostenido, de la mejora permanente en el poder adquisitivo, de ser referencia en el desempeño económico, y ¿por qué no? lograr que la Argentina sea el lugar que todos con alegría elijamos para prosperar.


El primer partido, la inflación


El próximo año será duro y complejo en materia económica. Los errores no forzados que puedan cometerse en materia del plan económico nos expondrá al riesgo de dejarnos sin moneda, sin precios relativos y sin dólares.


La inflación de diciembre se acelerará independientemente de si el ganador del balotaje es "dolarizador" o "pesificador", porque aumentará la cobertura de los sectores debido a inevitables medidas de corrección del tipo de cambio y de precios ancla de la economía.


El año 2023 concluirá con una inflación anual próxima al 170%, valor que casi duplica la inflación del año 2022, que a su vez casi duplicó la inflación del año 2021.


La inflación seguirá su curso hacia valores cercanos al 300% anual, a menos que se produzcan cambios significativos entre los precios relativos del dólar, las tarifas y los ingresos fijos; se cierre la monetización permanente para financiar déficit fiscal y cuasifiscal; y comience la recuperación del crédito para familias y empresas.


Rodando pesos o dólares


El primer gran interrogante que se comienza a desvelar este domingo es la moneda de referencia que utilizaremos en los meses venideros, ello servirá para saber si el calendario de la contienda económica se jugará en un campo signado por el peso o por el dólar.


El feriado del próximo lunes otorga 24hs para reflexionar sobre cómo podrían desarrollarse los meses venideros, aprovechemos e imaginemos los probables escenarios.


Si jugamos en pesos


Con un Massa ganador y su programa de sostener el peso como única moneda de curso legal, es probable que se intente ordenar el mercado de cambios en torno a tres tipos de dólares.


Un dólar de comercio exterior para importaciones, que será el dólar oficial actual con una actualización diaria más acelerada que la inflación. 


Un dólar de comercio exterior para exportaciones con un esquema similar al actual del mix entre 70% valor oficial importador y 30% CCL, que arroja un valor hoy de quinientos treinta pesos aproximadamente.


Un tipo de cambio para cancelar el resto de los contratos (financieros, turismo, atesoramiento, etc) arbitrado contra bonos del tesoro, como el dólar MEP y el dólar CCL, cuyos precios hoy rondan los novecientos pesos.


En tal caso la apuesta será apurar la corrección del tipo de cambio de importación y seguir ralentizando la suba del arbitrado con bonos, para buscar converger a un tipo de cambio único en dieciocho o más meses.


El éxito de esta estrategia dependerá de la evolución de las reservas, donde el gobierno quiere cambiar la ecuación del ingreso-salida de divisas mediante recomponer el saldo exportador neto para el año 2024 en unos USD2 mil millones mensuales promedio; basado en un mejor resultado sostenido por energía y agroexportables.


Si jugamos en dólares


Con un Milei ganador y su programa de dolarización de la economía, es probable que durante al menos los primeros ocho meses tengamos dos tipos de cambio.


Un tipo de cambio comercial para comercio exterior, que seguramente será un valor cercano a los quinientos cincuenta pesos en el inicio.


Un tipo de cambio de libre acceso, con amplia condonación para ofertar dólares atesorados por la población, para todo tipo de operaciones (financieras, ahorro, giro de divisas, servicios personales incluyendo el turismo, etc), con un valor de partida que pondrá el mercado, difícil de predecir aunque por mera intuición podría ser el doble que el anterior.


En este programa la apuesta principal más probable será fortalecer la oferta interna de dólares billetes y dólares bancarios, hoy inexistente, a través de facilitar la cancelación de contratos de la economía en dicha moneda. 


Es previsible entonces que se intente la convergencia de ambos mercados durante esos meses a un valor intermedio. 


En este esquema de una dolarización progresiva de la economía, será importante comprender si el Banco Central será solo regulador del sistema bancario, o también será organizador de la oferta de dinero de la economía.


Todos a alentar


Inflación, déficit fiscal, presión impositiva, normalización cambiaria, recuperación del crédito para la gente, crecimiento del empleo privado, frenar la sangría de informalidad en las relaciones económicas; serán entre otros los partidos del calendario que la economía argentina disputará en 48 meses.


El próximo 10 de diciembre cultores del juego estilizado de Menotti, adherentes al resultadismo de Bilardo y amantes del fútbol champagne de Scaloni, estaremos todos juntos alentando al equipo que la gente decida que dispute el fixture para lograr que la Argentina recupere la moneda y el crédito.


La economía argentina debe dejar de ser el talismán de la frustración permanente para convertirse en una parábola de nuestro fútbol, incluso si perdemos el partido debut como ocurrió en el último mundial.