martes, 25 de agosto de 2015

TRES PREDICCIONES POLITICAS



TRES PREDICCIONES POLÍTICAS
PARA CÓRDOBA
Agosto 2015

I-LA PREDICCIÓN NACIONAL

La predicción Nacional consiste en asegurar la fantasía local de que el gobierno nacional le brindará a la Provincia los recursos previsionales que le escamotea desde hace al menos 6 años. Esta predicción es absolutamente autorreferencial, hace caso omiso de que el concierto Nacional incluye 23 jurisdicciones más que no permitirán al menos fácilmente que la Provincia de Córdoba saque ventajas en su relación fiscal con la Nación por sobre las otras jurisdicciones. Es menos probable ello cuando consideramos que nuestra Nación se encuentra en pleno proceso electoral, y que a su vez Córdoba está inscripta políticamente en el seguro bando perdedor, y que a su vez el sentido práctico de los jueces de la Corte difícilmente los lleve a imponerle un fallo de envergadura inédita a un nuevo Presidente que asumirá el 10/12/2015, cualquiera sea el elegido por los ciudadanos.

La acción litigiosa y reclamante de nuestra provincia está condenada al fracaso efectivo, no así en cuanto a espuma política, porque es una acción solitaria e individualista. Un fallo eventualmente favorable de la Corte Suprema Nacional a favor de nuestra Provincia, seguramente será acompañada por una baja o nula efectividad material y de ejecución  ya que no existe mensura de los efectos sobre el resto del concierto nacional. Distinta sería la circunstancia si al reclamo de nuestra provincia se sumarán algunas jurisdicciones más, sobre la misma base argumental, lo cual permitiría imaginar una mayor chance de obtener un resultado favorable y efectivo.

La chance real y efectiva que puede barajarse es que la Provincia de Córdoba y la Nación restablezcan acuerdos similares a los ocurridos en 2010 y 2011, ignorando y dejando sin efecto los reclamos retroactivos y de stock. Si está última condición negociadora no se impone en el acuerdo, es muy probable que la Nación continúe ignorando por completo los reclamos de la Provincia, ofreciendo sí quizás otros mecanismos de compensación económica entre Nación-Provincia que nada tengan que ver con los reclamos nativos dejando a cubierto ese frente legal y político.

II-LA PROFECÍA PROVINCIAL


La profecía provincial impuesta durante la última campaña a gobernador y que se impuso sobre el imaginario colectivo para desarrollarse a partir de diciembre de 2015, se sostiene sobre algunos ejes bien definidos: a)reducción de la presión fiscal, especialmente sobre los flujos de actividad económica; b)la ejecución de un conjunto de obras necesarias y referenciales para nuestro territorio provincial, incluyendo algunas obras urbanas de envergadura; c)reposición de los vectores principales del gasto salarial provincial: jubilaciones y recomposición de salarios públicos; d)mejora de las relaciones Provincia-Municipios sobre la base efectiva de mejoras en la relación fiscal entre ellos.

La profecía es de neto corte económico o material, pero como toda profecía nada dice respecto de quiénes y cómo se llevará a cabo el milagro de multiplicar las capacidades materiales de nuestra provincia en apenas unos meses de tiempo. Esta profecía es algo más que una predicción, porque los actores ya están definidos, con ello lo único que cabe esperar en términos positivos es que la misma se autocumpla a riesgos de que los ciudadanos se decepcionen durante el próximo año 2016.

Aquí ya no hay margen para predicciones, establecidos los ejes lo único que cabe esperar es que se cumplan en mayor o menor medida, sino la frustración ciudadana y la reacción consecuente no se hará esperar.


III-LA PROMESA MUNICIPAL

En la escala de la ciudad de Córdoba, ya no se puede hablar ni de predicciones ni profecías. Apenas la expectativa se desarrolla sobre la base simple de una promesa mezquina y ahogada de una ciudad mejor. La promesa municipal es difusa en sus resultados esperados, porque si bien es detallada en los hitos propuestos será de imposible medición su ejecución. La promesa municipal consiste en afirmaciones tan minimalistas y precisas, que ningún ciudadano las considera como realizables. La promesa municipal no incluye un mejor futuro para los ciudadanos y sus descendientes, en absoluto, no alcanza a movilizar intereses ciudadanos para que nuestra ciudad esté mejor. La promesa municipal apenas alcanza a colmar un deseo de que no nos moleste el Estado Municipal a los vecinos, es decir la promesa es mínima en términos que promete un Estado Municipal que no nos dará nada a los vecinos pero que a cambio no nos molestará.

Si revisamos la escala de Nación, Provincia y Municipio en este año electoral de 2015, se reafirma la crisis de identidad partidaria y política de nuestro país. Contrario al desarrollo político de los últimos 20 años que ocurre en casi todos los países de desarrollados donde los localismos constituyen la base de la formulación de las expectativas ciudadanas y el reaseguro de la calidad de vida de las personas; en nuestro entorno local las expectativas de mejoras en el futuro así como el reaseguro de nuestra calidad de vida ciudadana la depositamos en la Jurisdicción más alejada. Por el contrario pedimos, exigimos y anhelamos que nuestra comunidad próxima, nuestra ciudad y nuestros conciudadanos en carácter de vecinos o dirigentes, no nos molesten, no estorben y por ende no nos exijan. En el medio, en la Jurisdicción intermedia, quedan las profecías, la fe y cada vez menos profetas capaces de convencer a las personas y de liderarlas para arribar a un mejor lugar colectivo.