lunes, 30 de diciembre de 2013

RESUMEN PRESIÓN FISCAL CONSOLIDADA EN CÓRDOBA 2008-2011



                                              






RELACIÓN FISCAL NACIÓN, PROVINCIA Y MUNICIPIO: Bases de un sistema de condicionamiento político
- Ensayo -


Diego Dequino
Economista
(colaboración Lic. Julieta Panebianco)

Agosto 2012











RESUMEN EJECUTIVO

La relación entre Estado y Sociedad tiene típicamente dos vías: los aportes de los ciudadanos a la manutención del Estado; y los bienes y servicios que el Estado provee a sus ciudadanos. Para un ciudadano de Córdoba Capital y en el caso de la primera vía, se midió cuánto aporta en promedio de impuestos en relación a los tres niveles de Estado y se relacionaron estos tributos con el Producto Bruto de la Ciudad llegando así a la llamada presión fiscal. La información utilizada es toda proveniente de fuente pública.

El cálculo arrojó que casi $4 en 2008 ($5 en 2011) de cada $10 producidos en la ciudad de Córdoba son entregados al fisco, y que el 70% en 2008 (65% en 2011) de esos aportes se realizan a la jurisdicción Nacional, siendo ésta en términos relativos la que menor compromiso efectivo posee en devolver bienes y servicios a los ciudadanos.

Cuadro 1a: Presión Fiscal en la Ciudad de Córdoba, por Distrito Recaudador. Año 2008.


Cuadro 1b: Presión Fiscal en la Ciudad de Córdoba, por Distrito Recaudador. Año 2011.


En el caso de la segunda vía, a falta de mediciones de demanda de servicios públicos se estableció una hipótesis distributiva sin considerar los impuestos al trabajo de la siguiente manera: el 50% de los bienes y servicios públicos que los ciudadanos de la Ciudad de Córdoba reciben los provee la Provincia, el 30% el Municipio y el 20% la Nación. A su vez se estableció como supuesto optimista que el total de recursos que aporta el distrito Ciudad de Córdoba vuelven a los ciudadanos en bienes y servicios.

La relación entre ambas vías, se efectuó considerando un presión fiscal acotada, es decir excluyendo la Seguridad Social, y considerando solamente los impuestos que gravan producción, renta y patrimonio, toda vez que la jurisdicción municipal no dispone de un sistema de Seguridad Social de características similares al Provincial y al Nacional. El cálculo ajustado de presión impositiva señala que de 37,1% en 2008 (47,6% en 2011) de presión total que soporta un contribuyente de la Ciudad de Córdoba; 14,2% en 2008  (18,4% en 2011) representan impuestos al trabajo, y el 22,9% en 2008 (29,3% en 2011) restante el resto de las cargas tributarias.

El análisis combinado de ambas dimensiones en cuanto a la responsabilidad respecto de la provisión de bienes y servicios públicos por jurisdicción, respecto de la presión fiscal propia de cada distrito indica que:

§         en el caso del Municipio la exigencia por bienes y servicios es casi 4 veces en 2008 (3,15 veces en 2011) superior a los recursos propios administrados;
§         en el caso del Estado Provincial es 2,7 veces en 2008 (2,33 veces en 2011) superior a sus recursos propios;
§         y en el caso de la Nación la relación se invierte, y solamente es responsable de devolver en bienes y servicios, por un ¼ en 2008 (poco más de ¼, 0,27 en 2011) de los recursos que recauda en la jurisdicción de Córdoba Ciudad.

El contraste entre las dos dimensiones aporta en la reflexión y alerta a los ciudadanos en general y a la dirigencia política en particular, del fracaso probable cuando se asumen compromisos con herramientas defectuosas de administración de recursos.  De igual manera una presión fiscal cercana al 40% en 2008 (50% en 2011) debe constituir una seria advertencia de restricción instrumental o escasa capacidad de maniobra por parte del Estado, respecto de cualquier acción de mejora impositiva mediante aumento de alícuotas, revalúos o mayor fiscalización.

Queda en evidencia que la Sociedad cumple en proveer al Estado de los recursos materiales para que pueda alcanzar sus fines, pero que las funciones del Estado quedan limitadas en virtud de las asimetrías e imperfecciones que tiene la apropiación de rentas por parte de los distintos niveles, lo que advierte la necesidad de una mejora en el sistema de gestión y asignación de las rentas que la Sociedad entrega al Estado para su administración.

La discusión planteada no es tributarista, sino es estrictamente económica y en tal sentido la respuesta no implica una reforma fiscal, aunque la misma sería de utilidad, sino que es necesario rediscutir los pactos y relaciones de poder entre los tres niveles de Estado, ya sea desde la disponibilidad automática de los recursos que los ciudadanos pagan en concepto de impuestos y/o en términos de la cantidad, variedad y calidad de  los bienes y servicios públicos que cada nivel del Estado provee en cada Jurisdicción.



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