sábado, 3 de octubre de 2020

MONEDA Y BANCOS EN LA ARGENTINA COVID19

 

MONEDA, BANCOS Y TASA DE INTERÉS ¿QUÉ ESPERAR LUEGO DEL FMI?

Diego Dequino

03 de octubre 2020

  

La composición de los agregados monetarios, exponen un alto nivel de volatilidad tanto desde el lado de los Activos del BCRA (Reservas y Títulos garantizados), cómo del lado de sus Pasivos (Billetes y Monedas, Depósitos a la vista, Cajas de Ahorros, Plazos Fijos de particulares).

Esta volatilidad está tensionada principalmente por la asimetría marcada entre excedentes financieros privados atesorados en plazos sumamente cortos para un sistema financiero: la mitad de los depósitos son la vista y la mitad de los depósitos a plazo no exceden en su parte principal los 90 días. Versus déficits públicos consolidados que no dan respiro ni ventaja a la generación de excedentes de divisas en el sector externo imponiendo una necesidad inmediata de una fenomenal aspiradora de los excedentes financieros privados.

La expresión sintética de esta asimetría se visualiza en el estrés recurrente a la que son sometidas las reservas en moneda dura del BCRA. La única salida posible para evitar una espiral inflacionaria será solamente posible en la medida que aumente la demanda de pesos por parte de los particulares de forma sostenida y permanente.

Para ello la composición de los depósitos en pesos de los particulares en el sistema financiero deberán aumentar su participación de los depósitos a plazo, a la vez de estirar progresivamente el plazo de estos. Ello debería darse de forma voluntaria, pero si así no ocurriera, el BCRA estará obligado a realizar un ajuste de única vez sobre dicha estructura.

Las herramientas con las cual cuenta el BCRA hoy son muy básicas y simples. No tiene variedad de instrumentos, usando las Leliq para todo propósito desde esterilizar la oferta excedente de pesos hasta dotar de rentabilidad a las hojas de balances de los Bancos del sistema.

La tasa de interés actualmente como variable de ajustar expectativas y corregir estímulos de mediano plazo sobre la demanda de pesos de particulares, no funciona en la cantidad y calidad requerida.

La alta inflación junto con el bimonetarismo selectivo de los particulares argentinos, trasladan todo el foco de atención para reservar valor hacia el dólar.

El BCRA entonces afronta la principal batalla con relación a controlar los agregados monetarios, a la vez de viabilizar el funcionamiento del sistema financiera, contra tres variables: tasa de interés, inflación, precio del dólar; cuando debería ser solamente en las dos primeras variables.

Por dicho motivo, el BCRA está obligado a desarrollar su estrategia de forma conjunta con el Ministerio de Economía, lo cual debilita su carácter autónomo natural que debería poseer y por lo tanto limita la efectividad de sus acciones.

Aparece como la primera estrategia que se advierte, según lo proponen en sus acciones las autoridades económicas nacionales, el traslado desde deuda del BCRA con particulares a través de los Bancos mediante el modelo depósitos-Leliq-adelantos al Tesoro Nacional; hacia un modelo donde el Tesoro Nacional estaría decidido a constituirse en la principal aspiradora de pesos de la economía al alimentar una curva de endeudamiento en pesos aunque atada a inflación (CER) más premio. El gobierno en este sentido ya propone una curva a 8 años en pesos con la emisión del último bono del canje de deuda BONCER 2028 (TX28; CER+2,25% anual) y por lo tanto podemos esperar que asistamos a un proceso acelerado de instrumentos que se liquiden en pesos, aunque ajusten por otras referencias (inflación, o dólar oficial dólar-linked).

No obstante, debemos ser conscientes que un funcionamiento de la economía real en stand by debido al fenómeno COVID-19 perjudica todos los estímulos direccionados a aumentar la demanda de pesos y aumenta la especulación hacia el atesoramiento en monedas duras de los particulares.

En efecto una economía refrenada, sin claridad sobre el recorrido de crecimiento próximo, junto a una Sociedad asustada que recurrentemente debe aumentar sus recaudos, desemboca en una sobre adhesión a la reserva de valor en formatos de guarda financiera líquida, en detrimento del consumo y de la inversión.

Por el momento la apuesta general se advierte tendiente a crecer más rápido el volumen de la deuda en pesos del gobierno nacional que la tasa a la cual crecen las Leliq (38%), la cuál es idéntica la inflación esperada.

El éxito o no de esta estrategia, pondrá a los Bancos comerciales en la encrucijada de aumentar su exposición al riesgo del soberano o crecer atados al desempeño de la economía real.

Una evolución acompasada, no de única vez, se advierte por el momento como la estrategia más probable para la gestión señalada en materia de política monetaria y de gestión financiera del déficit fiscal. No obstante, es también razonable considerar que las cosas no siempre ocurren de una sola manera en nuestro país en cuanto a la economía, y por lo tanto es factible que el modelo acompasado no disruptivo tenga también algunos “momentos” donde existan golpes de redireccionamiento de parte de los excedentes financieros depositados. Ejemplo de este modelo de gestión es el proceso que se llevó delante de renegociación de la deuda pública.

El punto de inflexión para que se presenten esos momentos disruptivos parciales será seguramente luego de que se logren al menos acuerdos parciales de gobernanza económica con el FMI. Hasta ese momento, el gobierno nacional intentará tal como lo viene haciendo exponer calma y mesura con el fin de lograr el respaldo que se busca del FMI: “libertad de acción en materia de política económica, monetaria y financiera”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Si Ud. desea acceder a la fuente de información puede enviarnos un correo solicitando los archivos.