lunes, 9 de enero de 2023

EL PESO ARGENTINO MÁS ALLÁ DE SUS LÍMITES

HOGUERA Y CURANDEROS, LA ARGENTINA DE CREER O REVENTAR

 

DIEGO DEQUINO

 

La economía argentina en este año 2023 se juega el destino de su moneda.

Si fuese una batalla medieval estaríamos poniendo en el centro del campo la bandera con la cual se orienta a las tropas propias, a la vez que sirve para fijar objetivo para los enemigos.

Perder para siempre esa bandera, equivale a resignar una cuota de soberanía y con ello quitar grados de libertad para la política propia.

Volverla a enarbolar con nuevos bríos y colores, podrá ser la piedra filosofal para que el país salga de la década de estancamiento que ingresó en 2012.

Todo el resto de los esfuerzos que se nos pidan y medidas que se implemente serán solamente parches, placebos o mera superchería.


La hoguera de los pesos

Sin moneda no hay crédito, sin crédito no hay crecimiento, sin crecimiento sólo queda subsistir.

La salida en julio de 2022 de Guzmán como ministro fue porque su diagnóstico y sus recetas no convencían a la coalición de gobierno.

Sin embargo, Guzmán negando las necesidades del país de mantenernos ligados a los mercados globales de crédito para refinanciar pasivos de mala calidad, obtener confianza para invertir y crecer, se ocupó meticulosamente de armar la hoguera perfecta para quebrar la confianza en el peso.

A eso lo llamó “desarrollar el mercado de pesos”, lo que no aclaró es que todos, pero todos los pesos eran para financiar los desbalances del Estado, dejando a los privados sin crédito.

La situación alcanza ribetes extravagantes en este año que inicia, donde el gobierno nacional prevé colocar $30 billones de deuda, repagar $23,6 billones y quedarse con la diferencia para financiamiento neto por $6,4 billones.

Mientras el stock total histórico vigente de créditos a privados, familias y empresas, apenas alcanza los $7 billones.

El gobierno tomará solamente en el año 2023 tantos pesos como todos los tomados por los privados de forma histórica.

La economía y el curanderismo

En julio de 2022 ingresó el hábil ministro Massa, que rechazó diagnóstico y recetas, pasando a ocuparse exclusivamente de los síntomas de los problemas macroeconómicos argentinos.

Se pasó de tener un médico que recetó mal y enfermó peor al paciente, a recurrir a las artes de curanderismo para atenuar los síntomas.

Rituales económicos de baja acción terapéutica intentan proveer los placebos necesarios para mantener el efecto sugestivo benéfico sobre una economía que nunca creció y apenas recuperó la caída.

En la gestión de Massa vemos medidas heterodoxas y coyunturales, que logran mover la rueda de la agenda circular de la economía argentina, pero sin avanzar.

Las medidas económicas de los últimos meses parecen escritas con tiza de fácil borrado en pizarrones de subastas semanales:

        Canje de deuda en pesos, tres veces en cinco meses.

        Gotear créditos del BID y la CAF.

        Gotear viejos créditos de infraestructura y cambiar el swap de monedas con China.

        Precios de oportunidad para el dólar: soja I, soja II, coldplay, ahorro, netflix, turista de ida y de vuelta, Qatar, cripto, etc, etc.

        Precios, algunos, que se acuerdan por pocos meses.

        Planes de cuotas fijas que ocultan tasas usuarias o subsidios digitados.

        Creación y modificación de diversos registros para exportar e importar.

        Monotributos varios: social, tech chico, tech grande.

        Nuevo proyecto de blanqueo de capitales como consecuencia de un acuerdo de intercambio de información con un país, USA.

        Nuevos impuestos sobre instrumentos financieros del propio estado que por definición son exentos, ello para cubrir agujeros de juicios perdidos.

 

Peso sin piso, dólar sin techo

 Desde el inicio de la pandemia:

         El dólar oficial creció 185%.

        La inflación creció 280%.

        El dólar blue y CCL crecieron 320% aproximadamente.

        El tipo de cambio de conversión o de equilibrio de corto plazo subió 380%.

     Los pasivos remunerados del Banco Central, Leliq y Pases, crecieron 666% al momento de escribir esta columna (interpretaciones esotéricas a cargo del lector).

En el mismo lapso las reservas brutas cayeron y nunca se recompusieron, incluso sin pagar deuda externa durante casi dos años, con récord de saldo de balanza comercial y con liquidaciones extraordinarias de saldos exportables.

No obstante, las arcas públicas no sufren por los vencimientos porque se obliga al Banco Central a orientar todos los pesos de la economía al Tesoro, mientras se sostiene el acuerdo con el FMI a sólo 10 meses de su firma, aunque los privados continúan sin ningún tipo de crédito a la vista.

 

Creer o reventar

La economía real se enfría desde mayo/junio de 2022, en ese momento el gobierno reconoció que el tipo de cambio estaba atrasado estructuralmente.

Por ello y para no ajustar nominalmente el dólar, puso el cepo a las importaciones que comenzó a golpear de forma rotativa a los sectores económicos, semana a semana o mes a mes.

Así comenzó a girar la ruleta de la desgracia económica, para ir dañando de manera selectiva a distintos sectores económicos y todo indica que su aceleración producirá un daño consolidado mayor.

Este año 2023 la política económica será subsidiaria del proceso electoral.

Los sectores de ingresos fijos -asalariados, jubilados, planes sociales, monotributos bajos- tendrán una garantía de salvavidas económico mensual porque la política necesita penetrar su adhesión al voto.

Los privados -empresas, bancos, fondos, cooperativas-, los corporativos -gremios, cámaras, mutuales- y los sectores económicos del propio Estado -cajas con autonomía diversas, empresas públicas-, serán quienes tensen la cuerda tratando de sufrir el menor daño posible en un contexto de muy alta inflación donde rezagarse o adelantarse un mes puede hacer la diferencia económica de todo el año. 

Nos debemos preparar para observar políticas y hechos económicos inverosímiles e insólitos, que continuarán estirando la capacidad de nuestra moneda más allá de los límites permitidos.

Para explicarlos podremos recurrir a hacerlo a partir de la fe, o de la casualidad o, sino simplemente, deberemos reventar.


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