domingo, 25 de septiembre de 2022

PRESUPUESTO NACIONAL 2023

PRESUPUESTO 2023, ENTRE LA PROMESA Y LA PIRÁMIDE DE PONZI

 

20/09/2022

Diego Dequino

(también en https://www.lavoz.com.ar/negocios/presupuesto-2023-entre-la-promesa-y-la-piramide-de-ponzi/)


Hace diez días el gobierno nacional presentó el proyecto de presupuesto para el año 2023.

 

El documento es una pieza indispensable para conocer las ideas y decisiones principales que se impulsan en materia económica.

 

Con sus cinco mil carillas (leyó bien) que incluyen textos y cuadros, es una pieza documental que desborda el discurso y los argumentos del sofisma político.

 

Es el primer remedio efectivo luego de un año sin previsiones claras sobre las cuentas públicas, debido al fiasco del ministro Guzmán cuando su propia coalición gobernante le reprobó los contenidos del que hubiera sido el presupuesto del año en curso.

 

Los cambios en el gabinete nacional de agosto pasado sirvieron para que la coalición volviera a pactar sus acuerdos internos, quedando sin excusas para desconocer los números propuestos para el último año de gobierno del presidente Alberto Fernández.

 

Este año 2022 debemos considerarlo perdido para el análisis de las cuentas públicas del país, porque el gobierno decidió gestionar al “bulto”.

 

Resta comparar los planes para los años 2021 y 2023, para observar cuánta distancia existe entre dichos y realidad, entre el presente escrito y el futuro prometido.

 

Pasen y vean.

 

Asfixiando al sector privado

 

Los gastos totales del Estado Nacional para 2023 se estiman en 29 billones de pesos (veintinueve con doce ceros), valor 3.45 veces superior al último presupuesto aprobado por el Congreso Nacional correspondiente al año 2021 y presentado en septiembre de 2020.

 

En términos porcentuales el presupuesto del año 2023 es 245% superior al del año 2021.

 

En los mismos dos años transcurridos entre la presentación de ambos presupuestos, la inflación minorista alcanzó 170%.

 

El gobierno aumenta los gastos a un ritmo mensual de 1% por encima de la inflación minorista.

 

Este crecimiento nominal exacerbado, según datos del propio presupuesto, se explica más de la mitad por decisión de las autoridades de aumentar la participación del Estado, correspondiendo el resto a la recuperación de la economía post COVID19.

 

En términos de producción implica un pase -inquietante- desde el sector privado hacia al sector público del orden del 5% del PBI, en apenas dos años.

 

Ello siempre y cuando la economía crezca según las predicciones oficiales: 4% en el año 2022 y 2% en el año 2023.

 

La asfixia a los privados parece una emboscada porque el pase desde lo privado a lo público será mayor si el crecimiento económico es menor al previsto, y será menor si la inflación es mayor a la prevista.

 

Peor resultado económico con menor inversión

 

Los recursos corrientes o habituales para el año 2023 se estiman en 22.4 billones de pesos, un valor de 3.25 veces superior al presentado en el presupuesto 2021.

 

En el caso de los gastos corrientes o impostergables serán 26.6 billones de pesos, representando un valor de 3.54 veces superior al presupuesto 2021.

 

El resultado económico corriente se deteriora al doble de velocidad que los gastos y los recursos, aumentando unas extravagantes 6.7 veces en veinticuatro meses.

 

Por su parte los gastos de capital como estimación de la inversión pública aumentan apenas igual que la inflación cayendo su participación en el total de los gastos desde el 10% en 2021 hasta menos del 8% en 2023.

 

Los resultados señalan que lo escrito en el presupuesto nacional contradice las afirmaciones públicas del propio gobierno que lo envió.

 

Tomándose todo el crédito

 

El déficit fiscal se puede medir de varias maneras pero tomemos como en casa el valor final, el que duele a fin de mes, a ese se lo conoce como déficit financiero.

Para el año 2023 se estima un déficit financiero de 6.4 billones de pesos, con un crecimiento del 184% respecto al presupuesto 2021.

Ese crecimiento sería un estrafalario 340% si fuéramos estrictos y dejáramos una “avivada” de aquel momento del Ministro Guzmán, al poner como fuente de recursos a las ganancias del Banco Central, es decir el impuesto inflacionario.

El déficit crece entonces, de piso, 14% por encima de la inflación minorista entre la presentación de ambos presupuestos.

El gobierno nacional decidió parece cambiar de táctica desde la máquina de imprimir dinero hacia la máquina de aspirar crédito.

El crédito del gobierno es muy corto y con tasas altas, por ello tendrá que realizar colocaciones brutas durante el año 2023 por 30 billones de pesos (leyó bien), en una estrategia de tapar los agujeros de los vencimientos que él mismo generó por 23,7 billones (leyó bien de nuevo).

La apuesta entre montos de colocaciones y montos de vencimientos, es aspirar la diferencia mientras los agentes económicos “no se dan cuenta”.

Por las dudas se asegura una parte de ese crédito con la emisión de dinero por 880 mil millones como anticipos netos del Banco Central.

Mientras en el sector privado si se suman los stocks de todas las hipotecas, prendas y saldos de tarjeta de los argentinos y sus empresas, se alcanza apenas tres cuartas partes del financiamiento en un solo año del gobierno nacional.

Para agravar la perspectiva debemos remarcar que el financiamiento a privados para inversión está disminuyendo en valores reales, y el crédito para el consumo de las personas apenas acompaña la inflación.

 

La contabilidad es enemiga de Ponzi

 

El apalancamiento financiero total o cantidad bruta de dinero que se pide representará en 2023 el 103% del total de los gastos, mientras que en 2021 ese valor alcanzaba 84%.

Esos veinte puntos de mayor necesidad bruta de apalancamiento podrían alcanzar los treinta puntos si descontamos las travesuras contables del ministro Guzmán.

Las alertas se intensifican cuando aparecen en el margen anotaciones por valores sorprendentes, que parecen cheques al portador, como por ejemplo la ANSeS prestando un increíble número redondo (sí, redondo) por un billón de pesos exactos.

Las relaciones entre el total de gastos, el agujero fiscal por falta de recursos, los vencimientos de deuda y la duración de las colocaciones financieras del Tesoro Nacional revelan riesgos efectivos de que la Argentina desemboque en una corrección disruptiva en los próximos meses.

Y recordemos que las pirámides del tipo Ponzi cuando fracasan, lo hacen por los documentos contables que no cierran y por los vencimientos que superan a los créditos.

 

  

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